No importa el momento del año, si se es hombre o mujer, pero la ortorexia es una enfermedad que puede llegar a afectar a jóvenes o viejos.
Según explicó el psicólogo de la Universidad Incca, Jaime Sotomayor Andrade, se trata de una enfermedad asociada con la obsesión por comer saludable, que unida a la bulimia y a la anorexia puede llevar a la muerte.
Esta condición es muy común que afecte a las personas que, preocupadas por su imagen física, adoptan un pensamiento fijo y recurrente por consumir alimentos "sanos", en particular los de tipo orgánico, sin colorantes, preservantes, entre otros.
El psicólogo de la Incca señala además que la enfermedad puede llegar a interferir negativamente en la vida de aquellas personas que la padecen.
"Los pacientes prefieren no ingerir alimentos (incluso por largos periodos) a comer aquellos que (a su parecer) son impuros, es decir, aquellos con altos contenidos de aditivos, grasas, entre otros, afectando sus relaciones interpersonales, evitando ir a restaurantes e incluso a casa de familiares y amigos por el simple temor de lo que puedan comer", sostuvo Sotomayor.
Destaca el profesional que los pacientes afectados de esta enfermedad se imponen fuertes restricciones de alimentos, lo que repercute directamente en su salud, dejando al descubierto consecuencias de tipo medico-nutricional como deficiencia de vitaminas, proteínas, disminución de peso y anemia, entre otros, y aquellas de tipo psicológico en donde las personas que sufren de esta patología comienzan a aislarse de los grupos sociales, tienen tendencia a la perfección y presentan cambios en la personalidad volviéndose amargados e irritables.
El psicólogo sostiene que aunque no se encuentran totalmente clasificados, algunos criterios son suficientes para lograr diagnosticar a las personas que padecen de ortorexia es dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta "sana".
También mostrar una clara obsesión por lo que comen y preocuparse más por la calidad de los alimentos que del placer de consumirlos.
Prestan más atención a la calidad de los alimentos, tanta que supera el placer que se siente al comerlos, pues disminuye su calidad de vida conforme aumenta la pseudocalidad de su alimentación. De la misma forma, dice Sotomayor, hay un sentimiento de culpabilidad cuando no cumple con sus convicciones dietéticas. Esta enfermedad tiene similitudes con la anorexia o la bulimia nerviosa, sin embargo, los anoréxicos y bulímicos se preocupan por la cantidad de comida que consumen, mientras que los ortoréxicos se obsesionan con la calidad de la misma, concluyó el directivo de la Incca.
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