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Expansión con tono latino

Se trata de la nueva visión de la gran empresa antioqueña.

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09 de agosto de 2013
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La evolución empresarial que ha tenido Antioquia a lo largo de estos 200 años posiblemente nos hace remitir a las primeras factorías de que se tengan noticia, como lo fue la fábrica de cerveza instalada en La Ceja por la familia Nicholls hacia 1864, que impulsó la creación de otras industrias productoras de artículos de primera necesidad como la cerámica vidriada o locería, cuya elaboración todavía no se conocía en el Departamento.

“De esos tiempos a hoy son muchas las iniciativas empresariales, y especialmente industriales que ha visto nacer nuestra región hasta el punto de haber logrado posicionar a Antioquia como el primer centro industrial de Colombia. Chocolaterías, jabonerías, fundiciones, locerías, vidrieras, trilladoras, fábrica de cigarrillos, calzado y muebles metálicos”, afirmó a este diario el gerente de la Andi en Antioquia, Juan David Pérez.

Fueron varias décadas de bonanza en textiles, bebidas, alimentos, sustancias y otros productos químicos, tabaco, equipo y material de transporte, prendas de vestir, papel y sus productos, otros minerales no metálicos, y productos metálicos, que en conjunto han explicado más del 80% del valor agregado generado por la industria del departamento. Por ejemplo, el sector textil destacó a empresas como Coltejer, Tejicóndor, Fatelares, Fabricato, Rosellón y Textiles Rionegro que tuvieron una gran bonanza.

Hacia 1981 más del 40% del mercado textil estaba constituido por productos importados o sea, productos amparados por las licencias otorgadas por el Incomex. En el sector de las bebidas la mayor porción de producción bruta y de valor agregado lo explicaban el aguardiente y el ron principalmente; pero más del 50% del empleo generado por el sector lo explicaba el grupo de industrias de bebidas gaseosas no alcohólicas. Del primer grupo es la Fábrica de Licores de Antioquia, y del segundo, Gaseosas LUX en Medellín, y Postobón en Bello.

Sin embargo, esta evolución empresarial tuvo su punto de inflexión en la década de los 90 del siglo pasado, que por presión de la apertura económica y por la necesidad de competir en el exterior, se modificó la vocación del empresariado antioqueño, incursionando ahora en escenarios internacionales con más decisión para subsistir en el mercado.

Fue en 1991 cuando se produjo la apertura económica, con una disminución de aranceles, que pasaron de 35% a 10%, se derogó el estatuto cambiario sobre el mercado de divisas, se hizo una reforma financiera con grupos alrededor de bancos matrices y se facilitó el ingreso de competidores extranjeros al mercado nacional. Además, se privatizaron los puertos y se fortaleció el ingreso de productos extranjeros.

Este nuevo entorno del país cambió las cosas y por eso, la pujanza paisa empezó a explorar nuevos horizontes en los mercados internacionales para que complementaran la demanda interna nacional, donde socios naturales como Venezuela y Ecuador concentraron gran parte del negocio exportador de Antioquia.

“Los años 80 y 90 fueron claves porque la industria antioqueña después de resentirse con la apertura, hicieron que la hoja de ruta empresarial cambiara. Un estudio Monitor contratado para Antioquia arrojó diversas vocaciones para la región. Basados en la educación como eje de desarrollo, se definieron seis sectores donde la región podía agregar valor y ser competitiva”, explicó Jaime Echeverri, vicepresidente de Planeación de la Cámara de Comercio de Medellín.

En el caso del denominado Grupo Empresarial Antioqueño, también conocido como Sindicato Antioqueño, hubo figuras importantes que supieron leer este entorno cambiante, por eso hombres como Nicanor Restrepo, Juan Camilo Ochoa y Fabio Rico definieron el nuevo rumbo de las más de 100 empresas que conformaban el grupo, desde los ejes de negocio de las subholding: Grupo Argos (cementos), Grupo Sura (finanzas), y el Grupo Nutresa (alimentos) anteriormente llamado Grupo Nacional de Chocolates. “Se trató de simplificar la estructura, focalizar la holding, ser estratégicos y mirar hacia afuera con estándares altos de desempeño y buenas prácticas con códigos de gobierno corporativo”, dijeron a este diario fuentes del Grupo Sura.

 

Visión estratégica

No en vano en esta región antioqueña es donde más multilatinas hay, caso Grupo Argos, Grupo Sura, Grupo Nutresa y Grupo Mundial, entre otros, los cuales tienen que ver con esta lógica de expansión

Este reto ha sido sumamente importante para nuestra región porque, según datos de la Andi, en Antioquia existen más de 167.000 empresas industriales que generan más de 364.000 empleos tan solo en el Valle de Aburrá.

“El compromiso con la sostenibilidad en sus tres dimensiones (económica, ambiental y social), la aplicación de los más altos estándares de gobierno corporativo y el mejor talento humano, han sido claves para estar a la vanguardia”, explicó José Alberto Vélez, presidente de la holding Grupo Argos.

Hacia 1995 se definieron los sectores estratégicos para la región y surgieron los denominados clúster, vinculando la academia con el sector privado para fortalecer la productividad. Por eso la calidad institucional de la región también se convirtió en un aporte vital para el desarrollo empresarial: “Esto ayudó a transformar la economía hacia un esquema de comprensión de mercado, con economías abiertas que fueron la base del giro con el que avanzó la economía regional”, aclaró el vicepresidente de Planeación de la Cámara de Comercio.

Surgió la necesidad del emprendimiento empresarial, de la cultura nueva, de cómo transformar el conocimiento. Cómo potenciar mejor la industria. Todo ello empezó a provocar un mejor ambiente en la región de cómo acercarse a mercados externos, competir con diferenciación y en mercados ampliados. La innovación (diferenciación) y mercados ampliados (internacionalización) se consolidaron, por eso se intensificaron los tratados de libre comercio. Así surgen instituciones como Ruta N para canalizar todos estos proyectos, y se logra integrar lo público con lo privado. Es una característica que pone a ambos a trabajar, cada quien cumpliendo su rol, con el bien común como algo que prima. Este es el fundamento del nuevo empresariado antioqueño.

Actualmente, el PIB de Antioquia asciende a 47.000 millones de dólares y se estima crecerá cerca de 4,5 % en 2013. De ser así, lo hará por tercer año consecutivo más rápido que el país.

Es por esto que como región innovadora y de tradición industrial se deben encontrar soluciones prácticas que generen valor a la industria manufacturera antioqueña en los diferentes sectores competitivos.

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