Cómo pasa el tiempo y cómo cambian las cosas. En menos de medio siglo las cartas han sido reemplazadas por el correo electrónico. Las conversaciones entre amigos por los chats. Los discos de vinilo, los casetes y los discos compactos por los archivos MP4. Los discursos de los políticos por los twitts. Y ahora los juguetes de Navidad por las tabletas y los teléfonos inteligentes.
Los años pasan y nos cambian. Que lo digan las bellas historias que encontré en un blog de El Colombiano llamado "Café contigo", dedicado al café como símbolo del arte perdido de conversar. Su autor es el diseñador gráfico Carlos Múnera. La sección que más me gustó fue la de los juguetes de Navidad. Se titula "Esos bellos juguetes de hojalata".
El blog es un registro de las cosas simples, de la cotidianidad olvidada. En este caso, una colección de fotografías de carros de hojalata fabricados por empresas colombianas como Industrias Buffalo, Juguetes Navidad, Industrias Plásticas Gacela y Estra, que fueron una leyenda entre los niños colombianos de los años cincuenta y sesenta.
Las historias de los lectores del blog me recordaron los juguetes más amados de mi infancia: un carro de bomberos, un camión recolector de basura, un tractor Caterpillar, una caja de bloques de plástico marca Estralandia para construir casas y edificios…
Esto es lo que dicen al autor algunos de los lectores del blog: "Me hiciste recordar mi niñez. Ran… raaaannn". "Uy, ¡qué bacano verlos de nuevo… Yo los halaba con una cuerda. Tuve muchos de esos". Los carros más recordados son una patrulla de policía de color blanco: era el carro del Sheriff que perseguía a los Dukes de Hazard en la famosa serie de televisión. También las camionetas de "Profesión peligro" y "El auto fantástico". Una camioneta Ford Bronco Ranger XLT como las que aparecían en "Los magníficos". Un carro tanque de Shell. El poderoso doble troque de Buffalo.
Héctor Giraldo, uno de los lectores, se dio a la tarea de averiguar si Industrias Buffalo todavía existe y encontró un pequeño almacén en la zona industrial de Itagüí donde venden juguetes modernos y ropa. Luego se internó en las calles de Guayaquil buscando una cacharrería donde le dijeron que aún tenían existencias de carros. "Esto fue para mí como encontrar un galeón de siglos pasados en las profundidades del mar con invaluables tesoros" dice. "Como un loco me puse a tomarles fotos sin importar los comentarios de los presentes". El inventario era: 25 carros cisterna Shell, 34 palas mecánicas, 45 jaulas tipo Pegaso y 8 volquetas tipo Pegaso de la marca Juguetes Navidad. En total compró 112 modelos.
En el blog también aparecen algunos mensajes pidiendo ayuda, como este de Luz Angélica Sandoval que dice: "Hola Alex, por favor dame una dirección o un número telefónico donde pueda conseguir uno de esos carritos, pues tengo un hijo de 26 años y siempre me vive molestando porque yo nunca le compré un carrito de esos".
Cuántas cosas de nuestra vida han cambiado con la aparición de internet, los computadores, los teléfonos inteligentes y las tabletas. Desaparecieron los juegos de bolas, los trompos, los baleros y los carritos de hojalata. Las grandes empresas fabricantes de juguetes tradicionales se tambalean. Las tabletas y los teléfonos inteligentes están reemplazando a los ositos de peluche y a las clásicas figuras de las películas de acción. Ahora hasta la Barbie y los Power Rangers tienen los días contados
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