Hace tiempo estoy obsesionado con las siglas. Dicen que una lengua es un sistema de signos lingüísticos que sirve a los hombres para comunicarse. Y que las siglas son creadas a partir de la letra inicial de las palabras principales de una expresión. Se usan tanto que a veces llegan a convertirse en nombres comunes. Por ejemplo, la sigla OVNI. Dejó de ser una sigla de objeto volador no identificado y pasó a ser una palabra común que se escribe ovni, con minúsculas. Parece que lo mismo está pasando con Internet.
El asunto es más enredado de lo que parece a simple vista. Dicen que las siglas se inventaron para hacer más fácil y corta la comunicación. Los historiadores sostienen que se popularizaron con la invención del código Morse, usado en los telégrafos. Luego se difundieron con la invención de la radio. Desaparecido el telégrafo, los radioaficionados mantuvieron vivos esos códigos durante muchos años. Por ejemplo, la sigla QAP. Según algunos radioaficionados significa "quedo a la espera/comprendido". Según otros, se trata de un código militar usado por el Ejército de EE.UU.: "Quiet At Phrequency" o "Quieto en la frecuencia".
En el largo y sangriento conflicto interno colombiano, la lista de siglas parece interminable. Entre tantas nuevas se olvida uno de las viejas. Cito de memoria algunas: FARC, FARC -EP, ELN, EPL, M-19, AD M-19, MAS, PEPES, ADO, ACCU, AUC, CONVIVIR. Hay otras de los últimos años: ONG, DD.HH., DIH, CICR. Hoy la de moda es Bacrim. Que yo sepa, se usa solo en Colombia. ¿Pasará con ella lo mismo que con ovni e Internet? ¿Se convertirá tan pronto en una palabra común, una especie de sustantivo? Según el Gobierno y sus cuerpos de seguridad, quiere decir bandas criminales. Muchos periódicos y revistas la escriben con mayúscula. Otros lo hacen con minúscula.
Hace unas semanas, después de leer algunas noticias, tuve que revisar el "Mapa de expresiones delincuenciales postconflicto" del archivo de la revista Semana para comprender el nombre de una nueva sigla de un grupo armado que entregó sus armas al Gobierno. Se llama ERPAC. Según el archivo, significa Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista Colombiano. No comprendí si eran viejos paramilitares, neoparamilitares, narcotraficantes, grupos emergentes, o Bacrim. Los soltaron a todos y ahora los están cogiendo otra vez.
Me divirtió encontrar en el archivo una noticia de septiembre de 2008, cuando el gobierno nacional empezó a usar la sigla Bacrim porque "ya se habían acabado los grupos paramilitares". La noticia decía: "Tras la desmovilización de las Auc, en el país surgieron nuevas fuerzas que empezaron a sembrar el terror. Ante las dudas de si eran nuevos paramilitares o delincuencia organizada, la Embajada de EE.UU. en Bogotá realizó una consulta con grupos de derechos humanos, para hablar del tema". Las opiniones se dividieron. Algunos dijeron que las llamadas Bacrim eran la continuidad de los paramilitares, que atacaban a líderes de la oposición, sindicalistas y defensores de derechos humanos, que eran protegidos por algunas compañías o miembros corruptos de la Fuerza Pública y tenían redes de narcotráfico.
Sin embargo, otros sostuvieron que no eran paramilitares, que les faltaban la estructura, la capacidad militar, y la posición contrainsurgente de los antiguos grupos. Todos estuvieron de acuerdo en que, independientemente del rótulo, las Bacrim mantenían la capacidad de corromper las instituciones y las empresas locales, estaban ganando influencia y tenían nexos con líderes políticos, exlíderes 'paras' y narcotraficantes.
Hoy, el debate sigue. El Gobierno insiste que son delincuentes que se disputan el control del tráfico de drogas. Algunos exjefes paramilitares dicen que son "grupos de paramilitares mal desmovilizados". Algunos expertos opinan que son "una trampa conceptual". Yo, que me demoré varios años para comprender la selva de siglas de la Ley 100 y distinguir EPS, de IPS, POS, ARP y AFP, me siento tan confundido como Jean Claude Bessudo, el gerente de Aviatur, cuando estalló el escándalo de la infiltración de paramilitares en la adjudicación del Parque Tayrona y declaró a la prensa en agosto: "Yo dije de vez en cuando AUC, pero yo no sabía que esa vaina era Autodefensas Unidas de Colombia; para mí es Asociación de Usuarios Campesinos. Yo creía que ya no metían elefantes en este país". El hombre es un ser perdido en una selva de símbolos. Y de siglas. En otras palabras, quedamos QAP.
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