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En Campamento les dieron contratos a dos muertos

En una historia de no creer, en esta población de Antioquia figura que dos hombres fallecidos en 2007 y 2008 ejecutaron mantenimiento vial en 2009.

  • En Campamento les dieron contratos a dos muertos | En esta bóveda del cementerio local reposan las cenizas del difunto Hernán Humberto Montoya, según lo certifica su adolorido hijo Jorge. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    En Campamento les dieron contratos a dos muertos | En esta bóveda del cementerio local reposan las cenizas del difunto Hernán Humberto Montoya, según lo certifica su adolorido hijo Jorge. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
12 de julio de 2014
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En Antioquia queda la única población del mundo donde los muertos cobran contratos: se llama Campamento y seguro pasará a la historia porque fue allí donde un alcalde, en 2009, les asignó el mantenimiento de las vías a dos hombres que habían fallecido en 2007 y 2008. La corrupción mancilla hasta las almas...

-Si en este país los muertos votan, tampoco es raro que a las almas les asignen contratos-, dice con ironía el alcalde actual de Campamento, Héctor Alfonso Gómez Trujillo, un joven de 23 años reconocido como el mandatario más joven de Colombia.

A su corta edad, Gómez Trujillo dice estar asombrado de los niveles que puede escalar la corrupción, que es capaz de involucrar hasta los muertos. El pueblo está indignado.

Sobre todo porque uno de los fallecidos fue un hombre sin tacha. Su nombre es Hernán Humberto Montoya Patiño, técnico electricista y conocido como "Frisoles", un apodo de pura queridura, de esos que les ponen en los pueblos a los hombres buenos.

Hernán Humberto murió el 7 de septiembre de 2007 aquejado de un cáncer que lo alejó para siempre de su esposa y de sus cinco hijos, pero en los registros de la Alcaldía -la anterior, no la actual- aparece ejecutando y cobrando un contrato de mantenimiento de vías y caminos veredales.

-Según los registros, él ejecutó 447 jornales por un valor de 7 u 8 millones de pesos-, cuenta el al alcalde Héctor Alfonso Gómez Trujillo. No dice el monto exacto, pues los documentos oficiales ya están en manos de la Fiscalía General de la Nación y la Contraloría de Antioquia y él no recuerda el detalle preciso.

Pero en los libros del expediente que tiene en sus manos y que tampoco puede revelar porque hacen parte de la reserva del sumario, sí consta la partida de defunción. Como también la del otro difunto, Sergio Hemel García Giraldo, muerto en 2008 y quien aparece ejecutando y cobrando un contrato similar al de Hernán Humberto, por un monto muy parecido y también por mantenimiento de vías.

-El señor Sergio Hemel Zuluaga Giraldo tiene cédula de Concordia, pero no lo conocíamos ni está enterrado acá-, precisa el alcalde, y muestra la partida de defunción. No le deja tomar fotos al documento porque, como repite, hace parte de la reserva del proceso y el "asunto es delicado".

Tanto, que en el mismo hay implicado otro exfuncionario de la Alcaldía.

Los contratos se firmaron siendo alcalde Adelmo de Jesús Sánchez, quien incluso, estando en el cargo, fue suspendido seis meses por la Procuraduría por la celebración indebida de un contrato.

¿Feria de contratos?
Pero si fueran solo los contratos con los dos fallecidos habría tal vez un poco de más calma en el municipio que se conoce como "La cuna de la independencia", tal como reza en las vallas gigantes que les dan la bienvenida y la despedida a quienes lo visitan.

Lo que pasa es que en la misma alcaldía también hubo una feria de contratos que suman $1.013 millones y de los cuales, hasta ahora, solo aparecen los cheques, mas no los servicios que se prestaron o las obras ejecutadas.

La Contraloría, en su auditoría a la Administración, reporta los siguientes hallazgos: "A diciembre 31 de 2011 aparecen notas débito no registradas en libros por cuanto están sin legalizar". Y publica una lista de 16 cheques por valor total de $1.013".204.818 millones.

Después, detalla que "se detectó en la Tesorería Municipal el giro de múltiples cheques, los cuales fueron efectivamente cobrados pero no han sido legalizados a través de los correspondientes egresos". Y sigue con la lista de 64 cheques por valor de 400 millones 653 mil 753 pesos.

Para el ente de control, "este hecho constituye un presunto detrimento patrimonial al erario, de conformidad con el Artículo 6 de la Ley 610 del 15 de agosto de 2000 hasta tanto la Administración Municipal no aporte evidencias físicas y/o documentos que justifiquen el desembolso de estos recursos (F)", enunciado en el que (F) significa delito fiscal.

Aunque todavía no se ha establecido la relación con estos cheques, lo que sigue es de no creer: en Campamento hay varias personas que aparecen ejecutando y cobrando contratos con la Alcaldía sin que en realidad hayan tenido relación alguna con la dependencia.

Le ocurrió a Carlos Adolfo Montoya, quien resultó, manifiesta él, "enredado" en este asunto sin tener velas en el entierro.

-Un día cualquiera me llaman de la Administración, me preguntan el nombre y la cédula y me dicen que salgo contratando con don Adelmo en 2008, pero yo nunca contraté. Cuando Adelmo tenía su administración yo manejaba el acueducto de la vereda Los Ranchos, yo venía y pedía materiales, porque la misma vereda me pagaba el trabajo, la última vez me dieron dos tubos de media y uno de pulgada y cinco uniones.

Ese día, dijo, el exfuncionario implicado le pidió una fotocopia de la cédula y una firmita en un papel blanco. -Y yo le firmé normal, cogí el material y me fui-, relata Carlos Adolfo, que en el contrato aparece ejecutando trabajos de rocería en vías veredales, labor que, jura, nunca en su vida ha ejecutado, que si mucho lo ha hecho en convites comunitarios en su vereda, pero no más.

Explica que el contrato en el que está implicado supera los $6 millones y teme resultar implicado en un caso que de pronto lo lleve nuevamente a la cárcel, de la que salió hace siete meses. Lo curioso es que Carlos Adolfo comparte una coincidencia con otro implicado en un contrato que dice no haber ejecutado. Su nombre es Luis Fernando Ramírez y también, en los documentos, supuestamente cobró $7 millones por ejecutar obras de mantenimiento en vías.

La coincidencia es que también está recién salido de la cárcel, aunque no precisa si al momento de los contratos estaba en condición de reo. Lo que sí deja claro es que nunca hizo esos trabajos y sospecha la forma cómo obtuvieron sus datos de forma irregular.

-Yo les cuidaba unas bestias en la pesebrera y por eso tuvieron mi firma y la fotocopia de la cédula, porque para poderme pagar los cuidos y esas cosas tenía que darles eso-, aclara Luis Fernando, que camina cojo y sufre quebrantos del corazón que le impiden trabajar.

Hasta el concejal
De estos contratos fantasmas no se salvó ni Frank Betancur, hoy día concejal, pero en 2009 ayudante de bus escalera que más tarde ascendió a conductor. Frank dice que para ese entonces transportaba viejitos y deportistas y la Alcaldía pagaba el servicio, pero a su patrón.

-Creo que así fue que falsificaron la firma, porque me tocaba firmar, pero yo a esas veredas que aparecen ahí, El Bosque, Los Mangos, La Solita y Tierra Fría, ni he ido, menos a hacer trabajos en carreteras-.

Frank aparece firmando cinco contratos por valor de casi 40 millones de pesos.

Al enterarse de la situación, de inmediato emprendió las acciones judiciales para que se aclare la situación, pues teme incluso perder su curul, que ganó en franca lid.

Adelmo Sánchez, el alcalde anterior y en cuya Administración Municipal se desarrolló toda esta oscura historia, se defiende diciendo que él obro de buena fe confiando en el exfuncionario implicado. -Él es quien firmaba los contratos, y yo confié en él porque tenía 14 años de experiencia en cargos públicos.

Añade que como Alcalde, su función es gestionar, pero los detalles de la legalidad de los contratos corresponden al exfuncionario. Sobre los cheques sin soporte, afirma que el extesorero Ferney Elías Tamayo, tiene todos los documentos y los está pasando a la Fiscalía. Adelmo confirma que para las próximas elecciones desea volver a lanzarse y atribuye a esto el que se esté agitando el tema.

-Todo es un complot porque vienen las elecciones y yo tengo el 90 por ciento del pueblo a mi favor-, sostiene el exalcalde de Campamento.

Y en el pueblo lo que se ve es división. Mientras una señora dice que "eso es muy delicado para ponerse a opinar", otro parroquiano ríe y apunta que "ojalá me hubieran dado a mí un contratico de esos, bien tirado que estoy".

Jorge Montoya, el hijo mayor del difunto Hernán, siente ultrajado el nombre de su padre y exige reparación.

-Mi papá fue un hombre sin tacha, irreprochable y esto ha golpeado mucho a nuestra familia-, advierte.

Ahora, ¿qué almas ayudaron a los difuntos a ejecutar esos contratos?, otra pregunta que ronda. La justicia en este caso no será divina. La tienen la Fiscalía y la Contraloría, que deberán desenredar el nudo. Un nudo terrenal, muy colombiano.

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