En ese local de la carrera 37 en el barrio Provenza, en El Poblado, muchos probaron por primera vez las mejillas de res, el foie gras o alimentos cocinados al vacío. Juan Pablo Valencia es la cabeza al frente de Mystique, un restaurante que hoy cumple cinco años y que, al mismo, tiempo se despide de Medellín. Crecimiento y evolución son las razones para el cambio. En este lustro, Juan Pablo y Mystique participaron activamente en el crecimiento gastronómico de la ciudad.
Mystique es cocina en evolución, ¿qué significa?
"Los restaurantes deben evolucionar, deben ser cambiantes, deben modificarse y deben ser dinámicos. Eso es lo que está ocurriendo hoy en Mystique. Después de cinco años de estar vigentes en Medellín estamos preparando una nueva etapa".
¿En qué consiste esa nueva etapa?
"Venimos evaluando diferentes propuestas para llevar Mystique a otra ciudad. No se trata de abrir otro Mystique, sino de trasladarlo de Medellín a otro lugar. Tenemos propuestas en Bogotá, Cartagena, Barranquilla y Quito. En este momento estamos evaluando plazas, proyectos y todo lo que significa llevarnos la marca".
¿Cuál es entonces el mensaje con esta decisión? Podría decirse que Medellín no dio la talla o que no está creyendo en la ciudad.
"Creo muchísimo en Medellín y por eso mantengo mis negocios acá, además vengo con una nueva propuesta. Pero para nadie es un misterio que Medellín es una plaza muy complicada: el tema de los almuerzos es muy difícil y los negocios de alta cocina son restaurantes muy costosos de operar. Uno necesita tener una facturación importante en esas horas de almuerzo sobre todo. No tengo hijos, pero para mí Mystique es como uno, uno siempre va a querer lo mejor para los hijos. Quiero que Mystique esté en una plaza que tenga esa afluencia de gente al almuerzo y a la cena, que sea bien concurrido para poder lidiar con los costos de la operación, para que sea un buen negocio y poder desarrollarlo mucho más. Lo que me acaba de empujar es la ley de cero tolerancia con el trago. No estoy en contra de ella, pero sí estoy en contra del umbral. Los restaurantes como Mystique están diseñados para que la comida sea maridada con vino, con un licor o con una cerveza".
Preocupa que Medellín se queda sin uno de sus referentes en gastronomía.
"Lo he pensado mucho, siento cierta responsabilidad al respecto, pero son decisiones que hay que tomar por el bien mismo del negocio. Hay buenos restaurantes y cada vez llegarán más a llenar el vacío. Aunque Mystique se va para otra ciudad, Juan Pablo se queda aquí, quiero mantener la buena gastronomía de la ciudad".
¿Le ganó el empresario al cocinero?
"Cinco años ganó el cocinero, ya es el turno del empresario. El empresario quiere proteger al cocinero".
¿Qué tendría que pasar en Medellín para regresar?
"Un mercado en los almuerzos mucho más dinámico".
¿Cómo se despide Mystique?
"Cocinando".
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
