C atalina Maya es otra. Lo reconoce. Tiene la esencia de la crianza en a casa de sus papás, un hogar tradicional con tres hijas. Hoy se reconoce diferente. Más madura. Más serena. Con ganas de reinventarse, de abrirse paso en un nuevo comienzo.
Se separó del mexicano Adrián Fernández luego de siete años de matrimonio. Vive entre Miami, Bogotá y Medellín. Quiere, finalmente, ejercer el periodismo y confiesa que hay algo pendiente en radio con Julio Sánchez Cristo.
El primer paso de su regreso es la renovación de su portafolio como modelo de campañas publicitarias e imagen de productos. Ella lo cuenta.
¿Cómo es la Catalina Maya de hoy?
"Tengo dos hijos, cumplí el sueño de ser mamá, ama de casa y esposa. Tengo una visión muy distinta de la vida a la que tenía a mis 23 años, cuando me quería comer el mundo. Y lo hice por apostarle a un sueño maravilloso. Estuve dedicada a mi familia, a contemplar a mis gordos, Valentina y Niko, a contemplar a Adrián".
¿Cómo están sus hijos?
"Valentina tiene 4 años y Niko 3 años. Son unos bebés hermosos".
¿Cómo es la relación con Adrián, después de la separación?
"Adrián está aquí al frente mío mientras hablamos. Estamos desayunando. Somos muy buenos amigos, es que seremos los papás de mis hijos toda la vida. No hay por qué pelear".
¿Y cómo lo lograron?
"No sé si hay una fórmula. Yo lo quiero mucho y sé que él me quiere mucho. Vivimos en casas separadas, pero somos una familia. Tuvimos una separación sin drama, en la que se cultivó una amistad. Somos muy tranquilos, somos cero rollos".
Ha vivido en Miami, Phoenix, Lugano. ¿Cuál prefiere?
"Conocí muchos lugares, pero como Medellín no hay otra. De Milán me encantó la moda. Adoro Nueva York, París y Tokio. Pero es que de Medellín me gusta todo. Mi ciudad tiene una energía distinta, un olor diferente. Y no hay nada como llegar a la casa de mis papás".
¿Extraña algo?
"No. Cuando viví en esos lugares me dediqué a conocerlos y a disfrutarlos".
¿Y cómo vivió Milán, la meca de la moda? La vi vestida de Valentino en la boda de Carlos Slim Jr.
"Tuve un esposo muy generoso, que consentía mucho. Uno en Milán ve tan cerca, entre comillas, esas grandes casas de moda. Para mí era como estar en una especie de Disney".
¿Cómo mantener los pies en la tierra viviendo estos mundos?
"Hace parte de la personalidad de uno, de lo que aprende en la casa. Yo hacía portadas de cuadernos a los 17 años, modelaba y esa pudo ser la plataforma perfecta para perder el piso. Pero cuando volvía a casa mis papás y mis dos hermanas me aterrizaban, a veces con regaños y a la fuerza. Es que uno no se puede creer el cuento".
¿A propósito, qué famoso le impactó conocer?
"A don Carlos Slim . Cuando lo conocí no podía creer que fuera tan sencillo y tan familiar, él, el hombre más rico del mundo. Ver el poder de cerca y descubrir a esa persona tan sencilla me impresionó. Aprendí que quien maneja así su vida logra triunfar".
Hábleme de su amistad con Claudia Bahamón.
"Somos hermanas. Nos hacemos falta. Nos celamos con las amigas nuevas. Nos queremos, nos adoramos, nos ayudamos mucho. Hemos sido amigas de verdad. Nos aterrizamos y criticamos en ciertos aspectos y situaciones. La gente, normalmente, no te dice lo que no quieres oír y nosotras lo hacemos".
¿Dieta o ejercicio?
"Hago ejercicio. No me cuido de forma obsesiva como antes, cuando a uno le decían tómese esto para adelgazar y lo tomaba, sin pensar en mi salud. En esa época competíamos para ver quién era la más flaca. Éramos muy ignorantes, hacíamos muchas cosas por estar flacas. Antes no nos pasó nada. Hoy me cuido mucho en la comida y hago ejercicio, porque subo muy fácil de peso".
¿Cómo era antes?
"Decíamos mentiras sobre las dietas, y eso funciona dos o tres días, pero el cuerpo recupera su memoria. A mí me hubiera encantado que alguien me lo dijera. Yo hice todas las dietas posibles, y quiero que Valentina cuando crezca no se deje influenciar por el medio".
¿Cómo era esa influencia?
"En mis épocas de modelo no salía si se me veía la raíz en el pelo o si tenía las uñas sin arreglar. Todo tenía que estar perfecto. Le daba gusto a todo el mundo. Aprendí que uno debe estar lindo para uno, no para los demás".
¿Qué le da bienestar hoy?
"Nada me alegra más el día que cuando mis hijos corren a abrazarme. Acostarme con mis papás a ver televisión. Pequeñas grandes cosas de la vida".
¿Un buen momento?
"Sentarme a desayunar con el papá de mis hijos no tiene precio. Hablar de nuestros hijos y de nosotros. O estar con Claudia, tomar una copa de vino y morirnos de la risa. Sentarme con mis hermanas en la finca".
¿Cómo se reinventa?
"Con la base de la Catalina que soy. Con la imagen que proyecté antes, inyectándole madurez. Con conceptos de una mujer más madura"n
