Mientras el Gobierno y el movimiento Dignidad Cafetera sostienen frecuentes encuentros, buscando posibles soluciones a la problemática del sector, el bajo perfil ha favorecido el desempeño de la Misión de Estudios del Café, cuyo propósito es revisar la estructura cafetera, su institucionalidad y el sistema de comercialización, entre otros aspectos.
La comisión, propuesta a finales del año pasado en el Congreso Cafetero por el presidente Juan Manuel Santos, y encargada hoy hace justamente seis meses en el Acuerdo para la Prosperidad sobre el tema, en Chinchiná (Caldas), al exintegrante de Junta Directiva del Banco de la República, Juan José Echavarría Soto, ha pasado de agache frente al paro cafetero de comienzos de año, a la amenaza de paro del próximo 19 de agosto y ante la complicada coyuntura de la caficultura en lo corrido de este año.
El Colombiano estableció que la misión avanza en la redacción del texto Una Estrategia para la Competitividad de la Caficultura, en cuya elaboración participa una veintena de investigadores que pretenden, con sus consideraciones y recomendaciones, hacer que la caficultura colombiana dé un nuevo salto en progreso.
En su cronograma, la Misión tiene previsto que a finales de noviembre, en el Congreso Cafetero, hacer una primera entrega de las conclusiones principales de los distintos documentos y discusiones y en marzo de 2014 entregar los documento de trabajo de cada grupo y se tratará de editar un libro con los resultados.
Los capítulos
Cómo asegurar que las instituciones del sector cafetero respondan de la mejor manera al objetivo de aumentar la competitividad del sector y las ventajas y desventajas de la cogestión público-privada en el sector cafetero, son algunos de los análisis que comprende el capítulo sobre la institucionalidad cafetera, en el que trabajan los investigadores Eduardo Lora, Marcela Meléndez y Mariano Tomassi.
En otros apartados del documento se abordan temas que hacen referencia a cómo se desmanteló la estructura institucional cafetera que tenía Brasil, luego de 1989, cuando terminó el Pacto Cafetero, así como la posibilidad de cultivar otros cafés (robustas) en algunas regiones de Colombia y qué puede aprender el país de la experiencia brasileña.
Por su parte, el experto Alfredo Sarmiento adelanta la investigación sobre educación, calificación y formalización de la mano de obra en el sector cafetero, en la que trata de resolver de dónde vendría la mano de obra necesaria para producir café robusta, en caso de que esa experiencia fuese exitosa en el país.
Sarmiento también hace visible como en Brasil todo agricultor paga 2,3 por ciento de su venta, dinero que se destina a una cuenta para su pensión, y en el caso de la mano de obra temporal existe un sistema de monitoreo de su trabajo en fincas cafeteras.
El Sistema de Información Cafetera (Sica) también está bajo la lupa de la Misión, que trata de determinar cuán actualizado está, cómo realizarle auditorías periódicas y si debe o no venderse la información que genera esa herramienta.
José Braz Matielli investigador de la firma Modernizing Extension and Advisory Services (Meas), evalúa al Centro Nacional de Investigaciones de Café (Cenicafé) y al servicio de extensión de la Federación de Cafeteros.
Las cifras del café
La Federación de cafeteros reportó que la producción al cierre de julio superó la barrera del millón de sacos (1,03 millones), con un crecimiento del 54 por ciento sobre la cifra equivalente del mismo mes del año anterior.
Según el gremio, entre enero y julio la cosecha alcanzó 5,97 millones de sacos de 60 kilos, superando en más de 1,6 millones de sacos o en un 38 por ciento a los 4,3 millones de sacos producidos en igual periodo del año anterior.
En cuanto a exportaciones, se informó que las ventas sumaron 5,2 millones de sacos, es decir un 30 por ciento por encima frente a los cerca de 4 millones de sacos exportados entre enero y julio de 2012. Solo en julio las ventas de café colombiano al extranjero sumaron 787.000 sacos.
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