Celsia es el claro ejemplo de forjadores y mentes innovadoras que con pasión, cultura y visión cambian vidas. Aunque la empresa tiene 15 años, hace más de 100 se gestó un primer momento simbólico: cuando varios jóvenes se unieron para hacer una fusión de pequeñas tabacaleras de la región y formaron la Compañía Colombiana de Tabaco (Coltabaco). “Ellos hicieron unas transformaciones increíbles en la forma de operar y trabajar, sabían cómo hacer marcas”, cuenta Ricardo Sierra Fernández, actual presidente de Celsia.
Ese legado fue liderado por dos grandes empresarios: Dario Múnera Arango y Juan Rafael Cárdenas Gutiérrez, quienes lograron consolidar una compañía tan valiosa que luego se vendió a Philip Morris International en 2005. En ese trabajo no solo pensaron en cigarrillos, también en las inversiones, y bajo la sombrilla de Coltabaco estaba Colinversiones.
Al venderse Coltabaco quedaron las inversiones por fuera. Ahí, a Colinversiones llegó como líder Juan Guillermo Londoño y se produjo el segundo, y definitivo momento simbólico de Celsia: Londoño se sentó con José Alberto Vélez (presidente en ese momento de Argos) y se unificaron criterios: a ambos les interesaba el mundo de la energía que además encajaba perfectamente con el Grupo Argos.
“Se toma la decisión entre Juan Guillermo, José Alberto y las juntas directivas de enfocar ese portafolio y empezar a hacer una serie de movimientos de ventas e invertir en temas de energía y ahí es donde sale la compra de Epsa (Empresa de Energía del Pacífico), de Termoflores (Zona Franca), se empiezan a hacer inversiones en pequeñas centrales hidroeléctricas y ya nace Celsia como compañía”, explica Sierra. Colinversiones cambió de nombre a Celsia en 2012.
La verdadera esencia
Más que pensarse como una empresa de energía, para Celsia lo más valioso es su cultura. “Nosotros competimos con cultura y vivimos por la cultura de la compañía”, reitera Sierra.
Hace siete años, en pleno fenómeno del niño, les tocó repensarse y si usted se ha visto Game of Thrones entenderá la analogía que hicieron con el rey de la noche, el primero de los caminantes blancos de la exitosa serie de televisión que anunciaba tajantemente que Winter is coming (Viene el invierno): “Porque a pesar de que esta compañía anda como un tiro el sector de energía está viviendo una transformación increíblemente acelerada”.
En Celsia fueron conscientes de la enorme transformación del mercado eléctrico y energético. Prepararse para ese “invierno” implicó trabajar duramente con las energías renovables no convencionales (solar y eólicas), en los temas de eficiencia energética, en los de comercialización, de manejo de clientes de una forma distinta y hasta en cambiar el chip interno, toda una decisión de cultura. La competencia era con ellos mismos, en la manera de hacer las cosas.
Hoy Celsia no solo consolida su nicho en las pequeñas centrales hidroeléctricas, también trabaja en el camino de la expansión de ese negocio solar, y del eólico, y le apunta a otros frentes como el del cliente. Lanzaron un negocio de internet de fibra óptica, “el de mejor calidad en el país”, reitera Sierra, que actualmente opera en Valle del Cauca y Tolima con más de 40.000 clientes. Ahí, además de prestar un servicio a un precio único, se comprometieron a que a cada escuela pública por la que pasen queda conectada gratis a internet. Hoy suman cerca de 130 escuelas conectadas y más de 70.000 estudiantes beneficiados.
Como la idea es seguir creciendo, en el futuro se vislumbran como líderes en energías renovables, en seguir mejorando los niveles de servicio al cliente y en otros temas como el mundo de la movilidad eléctrica y el del hidrógeno.
A Celsia, la primera empresa del sector declarada carbono neutral, certificada por el Icontec, no se le acaba la energía