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Reconciliarnos: la tarea pendiente tras un año de la Comisión

Foto: Cortesía

Hay quienes creen que el Informe Final de la Comisión de la Verdad llegó a piso infértil o a oídos sordos, que fue como hablarle a una pared que no quiso escuchar esa verdad que un equipo coordinado por 11 comisionados recolectó por todo el país.

Por: Daniela Osorio

Esa suerte de decepción está incluso ante los más crédulos, entre aquellos que recorrieron el país a pie, en canoa y avionetas escuchando a víctimas y victimarios: “creíamos que el debate público y la lectura del Informe iban a ser mucho más abiertos y prolongados de lo que han sido. No se necesita de mucha experiencia para reconocer que la Comisión y su Informe quedaron opacados por los movimientos del primer Gobierno de izquierda del país que, además, promulga la paz como su principal bandera”, dijo uno de los investigadores de la Comisión.

Aún así, lo cierto es que el Informe sí ha tenido cabida en la academía, en los colegios y universidades y hasta en buena parte de las víctimas, que encuentran allí el soporte para organizarse y completar sus casos ante la justicia.

Uno de los principales obstáculos del Informe es que no hubo mucho presupuesto para imprimirlo masivamente y dejarlo a merced de historiadores, bibliotecas y otros espacios en los que los tomos pudieran ser leídos y debatidos a profundidad.

En cambio, los siete capítulos de la Comisión quedaron alojados en una página de fácil ingreso a la que cualquier usuario con internet puede acceder desde Colombia y el mundo.

Y buena parte del país ha hecho esa tarea: según reportes oficiales de la Comisión entregados a EL COLOMBIANO, durante este primer año del Informe, el sitio web ha registrado 4,6 millones de entradas, lo que se traduce en casi 14.000 visitas por día. Aún así, y suponiendo que esos ingresos vienen de usuarios independientes que han visitado al menos una vez la página web, las cifras reflejan que solo un 7,8 % de la población del país ha ojeado el Informe.

Ese 92,2% restante, lo habrá escuchado en una que otra charla o en los medios, que rápidamente pasaron la página un par de semanas después de que la Comisión presentara su informe aquel 27 de junio de 2022 en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, de Bogotá. Pero, con público o no, el Informe sí ha hecho lo suyo ante el Gobierno y el Congreso. Además de los capítulos donde se cuenta el horror de la guerra, sus causas y degradantes, la Comisión también entregó 69 recomendaciones para una paz estable y duradera.

Pese a que todos los trabajadores de la Comisión salieron de sus cargos con la liquidación de la entidad, varios de ellos siguieron moviéndose entre congresistas y funcionarios públicos para apalancar los proyectos que le dan cumplimiento a los mandatos de la Comisión.

Entre ellos, por ejemplo, han estado el expresidente de la Comisión, padre Francisco de Roux, y las comisionadas Marta Ruiz y Lucía González, aunque está última ha estado tejiendo su propia estrategia política para apoyar candidatos en Medellìn y Antioquia. Sumado a eso, por supuesto, está un Comité de Seguimiento que dejó instalado la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, CEV, y que deberá velar por ese mandato por un período de más de 6 años.

Del trabajo de ellos en conjunto, se desprende nada más y menos que toda una estrategia del Gobierno para avanzar en los puntos que sugirió la CEV ¿Qué se ha hecho?

Avances y frenos de la Comisión

El portazo más reciente a la Comisión tuvo que ver con que se cayó el artículo 8 del Plan Nacional de Desarrollo, PND, que buscaba que las instituciones del Estado acogieran las recomendaciones del Informe Final en la medida de sus posibilidades. Aunque la bancada de Gobierno intentó defender ese punto, la oposición y hasta senadores como Humberto de la Calle se mostraron en contra de aprobarlo por considerar que obligaba al país a incluir un mandatado que no es vinculante.

Ese rechazo en el PND, tal como lo dijo Ruiz en diálogo con este diario, “nos demostró que había prejuicios, mentiras y desconocimiento que no ayudaron a la Comisión”. Sin embargo, ella misma reconoce, que “buena parte de las iniciativas que plantea el Informe están en las ideas de país de este Gobierno y en los proyectos que avanzan en el Congreso”, por lo que la preocupación de la excomisionada va dirigida más hacia el perdón como sociedad que hacía los movimientos que está generando el informe ahora mismo.

De hecho, los comisionados confían en que “el Informe tiene un efecto prolongado y no es un documento que se lea en un día ni que sea noticia de un día, sino que es un informe que está pensado y para ser leído y aplicado en el largo plazo”, dijo Ruiz. Aún así, hay puntos específicos que recomendó la Comisión y que ya ven la luz en el ámbito público.

El próximo 20 de julio, por ejemplo, el Ministerio de Justicia presentará un proyecto para modificar la Ley de víctimas que buscará darle una “mejor atención a las víctimas, acceso más efectivo y una actualización de la ley que fue hecha antes del Acuerdo de Paz”, justo lo que solicitaba el Informe.

En temas más profundos, como el cambio en la lucha contra el narcotráfico, la Comisión recomienda la legalización de las drogas y acabar con el uso de glifosato y la erradicación forzosa de cultivos de uso ilítico, ambos puntos claves de la agenda internacional del presidente Gustavo Petro en el exterior.

Y lo mismo con la construcción de paz: la Comisión recomendó buscar la paz con todos los actores armados e implementar a cabalidad el Acuerdo de Paz firmado con las extintas Farc.

El primer punto, por su puesto, lo ha asumido Petro con su política de paz total con la que actualmente adelanta conversaciones con siete grupos armados. Mientras que el de los Acuerdos, como lo ha reconocido el presidente, no ha avanzado con la rapidez que se esperaba debido a la cantidad de responsabilidades que le fueron impuestas al alto comisionado de paz, Danilo Rueda.

Aunque no todo ha pasado derecho, y justo para eso es la democracia. Pese a que el Informe recomendaba una serie de ajustes en las políticas de seguridad y eliminar el servicio militar obligatorio, este último proyecto se hundió en el Congreso luego de que los legisladores coincidieran en que el país se quedaría sin pie de fuerza para defender la Nación.

Por ahora, y mientras esos cambios siguen dando su curso en el Congreso, lo que tienen claro de Roux, Ruiz y los demás excomisionados que siguen en ese camino, es que la tarea clave de Colombia es reconciliarse con su pasado y su presente, aún en medio de la polarización que atraviesa el país y que al parecer va para rato.

Por su parte, el expresidente de la Comisión siempre ha dicho que la entidad no buscó decir una verdad absoluta ni concluyente, pero ha insistido en que se necesita una voluntad de país para reconocer lo que nos pasó y cómo nos pasó.

“El avance más significativo es la apertura a la búsqueda de la verdad gracias al coraje de las víctimas, y los muchos hechos de reconocimiento, como el de Dabeiba de falsos positivos, como los de las Farc en Caicedo por el asesinato de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverry y las brutalidades del secuestro, como lo hicieron paramilitares. Sin embargo, lo más estancado es ver el país lejos del diálogo necesario y ahogándose de nuevo, en el “modo guerra” de señalamientos y odios”, concluyó De Roux.

Entrevistas

“¡Paren ya¡ Cada día de guerra es un día contra el pueblo de Colombia”: el llamado del padre De Roux tras un año de la Comisión

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“¿Vamos a debatir sobre lo que la Comisión dijo o vamos a debatir sobre mentiras?”: el reclamo de la excomisionada Marta Ruiz tras un año del Informe

Entrevista de EL COLOMBIANO a la excomisionada de la Verdad, Marta Ruiz, quien fue una de las 11 comisionadas seleccionadas por el Comité de Escogencia de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, CEV.

Créditos

- Daniela Osorio | Coordinadora y periodista
- Luz María Sierra | Directora
- Daniel Rivera Marín | Editor general
- Daniel Valero | Macroeditor Actualidad
- Tobías Aristizábal | Diseño web
- El Colombiano | Fotografías