Por juan felipe zuleta valencia Wilson díaz Sánchez
Cuando el técnico Juan Carlos Osorio hablaba en ruedas de prensa sobre nutrición y tipos de fibra muscular, el ademán común de los presentes era rascarse la cabeza en clara señal de incomprensión.
Así lo recuerda Aristides Velasco, antropometrista y especialista en Educación Física, adepto de los postulados del técnico risaraldense y quien celebró la presencia de un entrenador con un inédito conocimiento del aspecto físico del jugador en el fútbol criollo.
“Osorio, en el entorno del fútbol y espacios académicos, hablaba de las deficiencias nutricionales del jugador colombiano y la necesidad de adecuar planes de alimentación y entrenamiento físico para mejorar, desde la base, la condición de los jugadores. Esos temas son complejos, pero complementan nuestra riqueza técnica en el fútbol”, precisa el especialista Velasco.
En ello concuerda Guillermo el Teacher Berrío, técnico y actual formador de niños y jóvenes futbolistas.
“En Colombia creemos que cuando hablamos de la necesidad de buena talla es porque se busca reemplazar el talento. Pero ambas cualidades pueden compaginar. Nacional y Junior, por dar solamente dos ejemplos, son equipos que dan cuenta de ello. Tienen una talla buena y jugadores talentosos que ofrecen espectáculo”, expone Berrío.
Y luego complementa: “en Antioquia seguimos siendo exigentes con un fútbol técnico, en el cual predomine el talento con balón, que sea un juego pensante. Y nuestros jugadores son así. Pero el aporte de otra clase de deportistas, de otras regiones o países, que son fuertes o veloces, ofrecen más posibilidades”, amplía el Teacher Berrío.
La competencia internacional es en la cual los equipos colombianos expusieron, históricamente, falencias importantes en tema de talla. Pero ahora la brecha física se ha ido cerrando cada vez más en relación con rivales del exterior.
El promedio de talla de la Selección Colombia es la segunda más alta entre las suramericanas que irán al Mundial de Rusia-2018. Solo la supera Brasil (ver gráfico).
También en los clubes ha mejorado la talla con el tiempo. Por citar un ejemplo, la nómina de Nacional que ganó la Libertadores en 1989 tenía un promedio de 1,74 metros.
Después del proceso que orientó Eduardo Lara en los combinados nacionales de menores entre 2003 y 2011 hubo un cambio en el país que muchos criticaron y que para otros fue un acierto.
Este estratega, basado en estudios antropométricos de Argentina y Europa, hizo énfasis en la talla luego sentir esa necesidad en los torneos suramericanos y europeos.
En esa labor seguramente acertó, pues un informe de Fifa Global Market Transfer señala que en 2017 Colombia exportó 352 jugadores a las ligas del mundo. Y quizás falló al desechar talentos por bajitos.
El camino es saber combinar talento y talla, pero con bases estructuradas
