“Narcos” fue la culpable, y para bien. Con esta serie de ficción, basada en un episodio digno de olvidar en la historia de Colombia –Pablo Escobar–, se abrió la puerta a que plataformas consolidadas y las que iban llegando al país pensaran en producciones hechas localmente para su propuesta de contenido.
Verónica Heredia, decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín, aclara que “Narcos” es una serie original de Estados Unidos, pero que fue la primera experiencia de producción de Netflix en Colombia, “hecha por Gaumon International Television, quienes contrataron los servicios de producción de Dynamo, una empresa colombiana”.
Gracias a esa buena experiencia con Narcos Netflix se quedó: “La primera serie ficcional que se hace original con ellos es “Distrito Salvaje”, esa también la hace la empresa Dynamo. En esa primera etapa se hicieron varias series de ficción, películas y Stand Up Comedy entre Dynamo y Caracol Televisión”. Ahí están títulos como “Historia de un crimen Colmenares”, “Frontera Verde”, “El Robo del Siglo”, “Siempre Bruja” y “Chichipatos”.
Tomás Yankelevich, director de contenido de entretenimiento general de WarnerMedia Latam, cuenta que HBO Max igual comenzó a incluir a Colombia para la producción de contenidos locales con la serie de terror “1.000 colmillos” y una película del mismo género “Llanto maldito”, y así como ellos lo han venido haciendo Prime Video, Disney+ o Discovery.
¿Y por qué se da? La decana dice que se empiezan a producir fuertemente en Latinoamérica porque la primera etapa es llegar al territorio y luego de tener una penetración importante generan contenido local para tener más cercanía y proximidad cultural con las audiencias.
En esa cercanía se genera un conocimiento claro del público. Laura Franco Franco, socia y productora ejecutiva de la empresa paisa Imaginer Films, explica que en lo que han visto y con su experiencia trabajando con estas plataformas, es que tienen un mapeo muy claro de su público objetivo en cada país y con esa idea reciben o buscan propuestas. “Todo depende del proyecto, puede ser que usen guionistas colombianos para desarrollar una idea o que compren la idea original de alguien y la hagan aquí”.
Y ahí, detalla Yankelevich, hay que saber aprovechar las potencialidades de cada región. “En el ADN latinoamericano, el melodrama está un poco más presente”, por ejemplo. Por eso los dramas tipo novela, presentados en formato serie, son tan demandados y Colombia tiene una experiencia muy favorable con todo lo ganado en su historia audiovisual.
El empujón de la ley 1556
Para Franco es importante reconocer lo logrado con la Ley 1556 de 2012, por la cual se fomenta el territorio nacional como escenario para el rodaje de obras cinematográficas y que en 2020 amplió sus beneficios por 10 años más e incluyó otros formatos como las series.
“Es fomentar la producción extranjera en el país a través de este incentivo que es el “cash rebate” (beneficiar a los inversores extranjeros con la devolución de un porcentaje de dinero). Se empieza a incrementar la producción de series y así se estimula el comercio interno”.
Franco comenta que su productora genera mucho empleo a la hora de trabajar en cualquier proceso de una serie o película, bien sea preproducción (antes de grabar), producción (al momento de la filmación) o posproducción (cuando ya todo el material está grabado). “Y no solo en los empleos que tienen que ver con la parte audiviosual sino en todo el sector económico. Podemos contratar carpinteros, conductores, proveedores de alimentación, aseguradoras, es un impacto bien grande en un tiempo determinado”.
Una película, por ejemplo, puede demorar de 5 a 7 semanas. Ella alcanza a contratar, directamente, a unas 150 personas sin contar empleos indirectos como hoteles, transportes adicionales, por ejemplo.
Para una serie el tiempo puede extenderse a siete meses, “ahí también contratamos entre 150 a 200 personas, eso es un gran impacto”.
Toma y dame
Cuando estas plataformas llegan a trabajar en Colombia se encuentran con un personal cada vez más capacitado, asegura Franco, además con una gran propuesta creativa para desarrollar los contenidos “y eso ha sido un punto importante para seguir trabajando con ellos”.
Por otro lado, la capacidad operativa en los esquemas de producción, nada en estas producciones se deja al azar y por eso también los equipos colombianos son bien calificados en cada uno de los procesos. “Afortunadamente nos ha ido muy bien”.
No hay que dejar de lado que esto ha sido un aprendizaje constante, “cada país tiene un esquema de producción diferente, y ahí vamos absorbiendo toda la información para ir adaptándonos a esos esquemas”.
Es interesante ver —añade la decana— como Netflix ha guiado a las productoras en su forma de trabajo porque son muy organizados, cada departamento entra en un diálogo con los productores, “son sistemas de información muy organizados y en esa lógica hay unos aprendizajes para las productoras y a la inversa, también Netflix está aprendiendo de esas dinámicas creativas de nuestras productoras locales”.
En el tema de costos es fundamental. No es lo mismo pagar en dólares que en pesos colombianos y producir en Colombia tiene un valor diferente a producir en Estados Unidos (también hay otros territorios en los que es mucho más costoso producir como algunos países de Europa).
“Siempre serán costos inferiores aunque ellos definan unos presupuestos internacionales para producción local, producir en América Latina tendrá unos costos más competitivos”, comenta Heredia.
Por mejorar, el principal tema es el inglés, “no todos hablan inglés y este es uno de los mayores retos que enfrenta nuestra industria en este momento en cuanto a producción”. Será el idioma que usen también las producciones que llegan a Colombia de Japón, Polonia, Israel, Alemania u otros países.
Esos nombres de series colombianas que habitualmente se están estrenando en plataformas viajan por el mundo. “1.000 colmillos tuvo un éxito enorme en Colombia y se vio muy bien en otros territorios”, reitera Yankelevich. En su momento estuvieron en el top 10 de las más vistas de Netflix series como Distrito Salvaje o El robo del siglo.
Concluyen los especialistas consultados que esto es una sumatoria de factores positivos como variadas locaciones, buenos actores, mejores precios, una industria audiovisual y creativa en crecimiento, precios competitivos y oportunidades de trabajo.
Las plataformas llegaron para quedarse y por eso verá, cada vez de manera más habitual, series colombianas que recorrerán el mundo.