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Muchas gracias, licenciado

Rubén Aguirre, o el hombre que fue el profesor Jirafales, Lucas Tañeda y el Sargento Refugio, murió el viernes.

  • Ilustración Esteban París
    Ilustración Esteban París
18 de junio de 2016
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El profesor Jirafales debía agacharse para pasar las cuerdas de tender la ropa en la vecindad del Chavo. Llegaba con su sombrero, su traje oscuro de saco y corbata y las flores para doña Florinda, a la que nunca le alcanzó la altura, y sí las interrupciones, para darle un beso. Era presumido, vanidoso y cursi, igual a Rubén Aguirre, el actor.

Eso dijo él en una entrevista en el programa La onda sonora de Señal Radio Colombia. Por eso la interpretación le salía natural, sin mucho esfuerzo.

Rubén medía un metro con 95 centímetros y Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, no le llegaba ni al hombro. Lo vio, desde el principio, como una jirafa que luego cupo en el papel del docente.

Fue el primer personaje, junto al Doctor Chapatín, que Gómez Bolaño creó. Era 1970, aunque el sketch, dicen, es de 1968. El programa se llamaba Los supergenios de la Mesa Cuadrada y el nombre del personaje alto era el mismo del actor, Rúben Aguirre, más el apellido famoso, Jirafales.

El actor explicó alguna vez que la genté empezó a ahorrarse el decir el nombre completo. Así para toda la vida, porque aunque Rubén murió el viernes, a los 82 años, era todavía el profesor del ta-ta-ta-taaa. Conservaba la voz intacta.

El profesor

La primera vez que Rubén hizo del profesor Jirafales tenía 34 años. En la entrevista de Señal Radio Colombia recordó que “era un ejecutivo del Canal 8 y Chespirito llegó por un libreto que había aprobado la dirección. Nos dieron cinco minutos para hacer un demo y presentarlo oficialmente. Ahí lo conocí”.

En 1973, después de un año de no interpretar al profesor, porque Los supergenios se había acabado, se sumó al Chavo del 8, y ahí Jirafales encajó como el maestro enamorado de doña Florinda, con la que se tomó todo el café y regaló todas las flores, y que se exasperaba –y quién no con esos alumnos– con las ocurrencias de sus estudiantes. Les explicaba desde matemáticas hasta inglés, y les corregía el lenguaje: “no se dice maistro, se dice maestro”.

Solo tenía que echarse un poquito de blanco en el pelo y en el bigote, al principio, para quedar con los 43 años que tenía Jirafales, según un capítulo en el que le celebraron el cumpleaños.

El famoso ta-ta-ta-taaa es de él. Se lo copió a un profesor que tuvo cuando tenía ocho años y que en lugar de contar hasta diez, cuando se enojaba entonaba en otro tono el tableteo que él exageró. Le aumentó estripar el sombrero.

El docente llegaba al salón pidiendo silencio. Los muchachos alegaban y el Chavo terminaba hablando solo, metiendo la pata, muchas veces diciendo maestro Longaniza, que tanto le molestaba a él. El tablero era verde, de tiza, y quedaba detrás del escritorio, donde Jirafales se sentaba a explicar desde allí algunos temas. Como esa vez del día del profesor, que recibió el mejor regalo de su vida. Se lo dio El Chavo: una cajita vacía que tenía escrito por un lado un te quiero mucho.

El personaje era puro amor, sobre todo cuando veía a doña Florinda y el mundo se detenía para los dos.

También le gustaba cantar. La canción más famosa fue con ella, el bolero Los cursis. “Enamorándonos, hasta los tuétanos, fuimos queriendonos, ay, con tal pasión, que algunos pérfidos, sin más escrúpulos, nos llaman cándidos, ay, sin dilación”.

Otros personajes

Lucas Tañeda fue otro de sus personajes memorables. Era el compañero de Chaparrón, y quien de pronto traía a la realidad la conversación. En sus diálogos también decían la verdad: “¿Sabías que la gente sigue diciendo que tú y yo estamos locos?”.

Le parecía un personaje difícil, por los diálogos, tan incoherentes a veces. Era, sin embargo, uno que quería mucho, y el que más lo retaba por su complejidad.

Con Lucas habló de temas cotidianos, como la vida. “Yo pienso que la vida –le dice Tañeda a Chaparrón en un capítulo– es algo que tienen derecho los seres humanos, incluido tú (...). Me gustaría vivir un poco más, unos 80, 90 años”.

Lucas era de Los Chifladitos, mientras el Sargento Refugio se veía en Los Caquitos. Era un policía muy querido, que vivía enamorado de Marujita, aunque ella le partiera el corazón.

Porque aunque Rubén era el profesor Jirafales, más que los demás, era un autor versátil, capaz de quitarse el bigote para ser otro. Interpretó a Rufino Rufián, al Matonsísimo kid y a Lino Tapia.

Fueron, al final, unas 14 películas y 10 programas de televisión, con Chespirito, la mayoría de veces. Hasta 2013 tuvo un circo, con el que recorrió Latinoamérica. Antes de todo fue el payaso Pipo y estudiante de agronomía. No estudió actuación.

Rubén Aguirre nació en 1934 en Saltillo, Cohauila. Murió el 17 de junio de 2016, dos días después de cumplir años. El profesor Jirafales, en cambio, sigue ahí, con todos sus apodos: Ferrocarril parado, Kilómetro de cañería, Manguera de bombero. Nunca envejeció.

“¡Silencio! (...). Hace tiempos les conté unas cosas acerca de este libro El Quijote de La Mancha (...)”.

No, profesor Jirafales. No será mucha molestia.

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