La conversación entre Meghan y Harry, los duques de Sussex, con la periodista Oprah Winfrey, fue la primera entrevista que la pareja dio tras haberse mudado a Estados Unidos el año pasado (ver Cronología). Harry ya había participado en otros programas como The Late Late Show, pero solo, sin Meghan, y aunque dio indicios de la compleja situación que vivieron, la del domingo tocó temas antes vetados.
Las declaraciones
Meghan Markle aseguró que ciertos miembros de la familia real británica expresaron dudas sobre el color de piel que tendría su primer hijo con el príncipe Harry y reveló que durante ese embarazo tuvo deseos de hacerse daño a ella misma y afirmó que la Casa Real se negó a ayudarla.
“En los meses en los que yo estaba embarazada hubo preocupaciones y conversaciones sobre lo oscura que podría ser su piel cuando naciera”, aseguró Meghan.
La duquesa precisó que esos presuntos comentarios racistas se pronunciaron en “conversaciones que la familia tuvo” con Harry, pero se negó a identificar a quienes los articularon, al afirmar que “eso sería muy dañino para ellos”. Harry dijo: “Es una conversación de la que nunca voy a hablar” y solo agregó que fue “chocante”.
Meghan, que está embarazada de su segundo bebé y anunció durante la entrevista que será una niña, contó que cuando esperaba en 2019 el nacimiento Archie se enteró de que la Casa Real “no quería que fuera un príncipe” ni que “recibiera seguridad”.
Reveló que su salud mental empeoró notablemente durante su primer embarazo, y que llegó un punto en el que tuvo que hablar en serio con Harry. Acudió a “una de las personas de mayor rango en la institución” de la Casa Real y le “suplicó que le ayudara” a mejorar su salud mental, pero le respondieron “que no podían hacer nada”.
Harry habló además de lo decepcionado que está de su padre ya que este dejó de “responderle al teléfono” después de que tomara la decisión de empezar una nueva vida.
Las reacciones
La organización republicana británica Republic pidió ayer tras la entrevista “un debate nacional abierto y franco” sobre el futuro de la monarquía del Reino Unido. Después de pedir en un comunicado la abolición de la institución, el consejero delegado, Graham Smith, aseguró a Efe que las declaraciones subrayan lo que “muchos ya sabían: que la monarquía está podrida hasta la médula y no refleja los valores británicos”.
“Debemos mantener una conversación honesta sobre la alternativa democrática, la corrupción real, los costes (la presunta ayuda al sector del turismo) y sobre las tonterías perpetuadas por los monárquicos durante años”, declaró.
Por otro lado El Partido Laborista británico pidió ayer investigar las acusaciones de presunto racismo en la Casa Real, frente al silencio del Gobierno conservador del primer ministro, Boris Johnson, que aseguró no haber visto la entrevista emitida en Reino Unido.
Ciertos extractos de las palabras de Meghan parecen un calco de las que pronunció Lady Di hace 26 años al canal BBC. Los cortesanos y la prensa partidaria de la reina Isabel II alegan que Meghan Markle no podía ignorar las restricciones que implica entrar en la Firma (como se conoce en el Reino Unido a la Casa Real) cuando decidió casarse con el príncipe, y menos aún con el precedente sentado por Diana.
La realidad es que el palacio se enfrenta de nuevo a las críticas, en unas condiciones quizá más precarias que en 1995. El príncipe Felipe, esposo de la reina y su gran pilar emocional, está hospitalizado y a punto de cumplir 100 años, la propia Isabel II, pese a gozar de buena salud, tiene ya 94 años, y su hijo y heredero, Carlos, no parece haber ganado popularidad desde que su entonces esposa sacudió los cimientos de Buckingham
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a 9 millones de dólares pagó CBS por la entrevista, según The Wall Street Journal.