Más de 200 tripulantes de cabina de la aerolínea Wingo están estrenando uniformes, un cambio que llegó después de siete años. Detrás de la creación de la nueva indumentaria estuvieron Juliana Restrepo y María José Restrepo, estudiantes de últimos semestres de Diseño de Vestuario de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.
El reto era crear un paquete de prendas funcionales y que al mismo tiempo reflejara la personalidad de la compañía. Y lo cumplieron. Esta colección, llamada Etérea, fue seleccionada entre siete propuestas que participaron en una convocatoria que realizaron la aerolínea y la institución educativa. Los mismos tripulantes eligieron sus diseños favoritos: esta idea ganó con el 75% de favorabilidad.
Para lograr el concepto, Juliana y María José investigaron sobre la historia de la aviación y su evolución. Ese fue el punto de partida. También hicieron trabajo de campo (vieron de cerca las labores de los tripulantes) y recibieron asesoría por parte de expertos de moda. El resultado fueron unas prendas con un equilibrio entre elegancia y modernidad, y cómodas para cumplir las diferentes funciones.
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Conservaron el color morado de la marca; sin embargo, a la paleta de colores agregaron un tono con el que lograron un interesante match para los looks: se trata de los lilas. También hay presencia de blancos y grises.
La cantidad de looks es muy variada, porque son prendas que se pueden combinar según las recomendaciones del manual de uso. Los hombres ahora tienen pantalón, dos camisas manga larga (blanca y lila), dos camisas manga corta (blanca y lila), un pullover (suéter) morado, una corbata y un blazer.
Por su parte, las mujeres de ahora en adelante cuentan con vestido, falda, pantalón, dos blusas manga larga (blanca y lila), dos blusas manga corta (blanca y lila), un cardigan (blazer) y una pañoleta.
Pero eso no es todo, la prenda icónica de Etérea es el blazer-capa para las tripulantes. Se trata de una chaqueta morada oscura que en la parte derecha es muy estructurada, con un toque de sastrería, y en la izquierda es una capa con onda y movimiento que cubre todo el brazo. Al interior tiene un botón que permite ajustarse a la blusa o vestido para que no se caiga.
No reemplazaron los tacones por tenis, como es la tendencia actual, porque las mismas tripulantes les solicitaron conservar este tipo calzado que, según les manifestaron, les aporta elegancia y estatus. “Para ellas estar en los aeropuertos es como caminar en una pequeña pasarela, disfrutan estar elegantes. Tiene dos pares de tacones, uno que es más cerrado, de tacón grueso y no es tan alto, que les proporciona comodidad hasta cierto momento; y tienen otros tacones más bajitos que son los que se pueden cambiar en el avión”, dice María José.
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Uno de los detalles que se destaca de esta colección son los sistemas de cierre. Las blusas de las mujeres en la parte de atrás tienen un cierre con botón y elástico que hacen que la prenda sea funcional a la hora de realizar algún movimiento. Los largos de las camisas también fueron pensados para que cuando levanten las manos durante alguna de las tareas, estas no se salgan.
En cuanto a los textiles, se fueron por una mezcla de algodón y poliéster, materiales que les permitieron crear prendas que se destacan por el confort térmico y la durabilidad, que no se arrugan tan fácilmente. Las blusas de las mujeres ahora son en poliéster.
Juliana y María José dicen que esta oportunidad les “dio alas” para conocer más de cerca la industria de la moda y vivir el mundo real. Y pasar de la teoría a la práctica, que sus ideas no se quedaran solamente en las aulas de clase. Confirmaron que sus diseños pueden trascender y hacer sentir felices y cómodas a muchas personas.
El proceso de convocatoria
Paola Martínez, directora de servicios a pasajeros de Wingo, explica que esta nueva colección es el resultado de un proceso que comenzó hace ocho meses, aproximadamente, momento en el que abrieron la convocatoria. En total participaron 14 estudiantes: siete parejas.
“Nosotros lo que buscamos fue renovar la imagen de los tripulantes y logramos unos uniformes frescos, que transmiten seguridad. Fue la oportunidad para que los estudiantes de la UPB lograran un producto en el mercado real. Fue una unión de la academia con la empresa privada para encontrar valor compartido”, dice Martínez.
Juliana Restrepo y María José Restrepo, además de ver materializados sus diseños, recibieron un paquete todo incluido para viajar a Cuba.