La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta, y sus protagonistas, quieren dejar de serlo. Por eso en Colombiamoda tiende cada vez toma más relevancia la moda consciente, la sostenibilidad.
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La propuesta de Alejandro Crocker, ‘Tierra de nómadas’, va por ese camino, pues todo lo que se vio en su pasarela proviene de materiales y telas que fueron desechadas en su momento por tener algún defecto o materiales que, para otros, son simples desperdicios.
El resultado, una pasarela inspiradora. Muchas de las piezas presentadas cuenta con partes de otras piezas, como que las pretinas de los pantalones pueden conformar el cuello alto de una chaqueta o camisa denim, así como sus bolsillos, tanto delanteros como traseros, pueden terminar conformando una amplia falda que llega hasta los tobillos.
Crocker lanza el mensaje directo al consumidor, nada es desecho, con creatividad e ingenio, se pueden recuperar piezas, o transformarlas en otra, una segunda oportunidad, extender la vida útil de las cosas y así evitar la excesiva contaminación que genera el diseño de millones de toneladas de prendas de vestir.
Por eso, la apertura de su desfile estuvo a cargo de los Guardianes de los Páramos, la comunidad de niños, niñas, jóvenes y familias entera que buscan la protección total de estos ecosistemas y de los valiosos frailejones para garantizar el agua pura en el país.
Un trabajo de su taller, y varios de los ‘looks’ presentados en pasarela, en colaboración con mujeres migrantes venezolanas y cabeza de familia colombianas, que durante seis meses capacita con el propósito de brindarles más oportunidades para mejorar su calidad de vida.
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Una colección con responsabilidad ambiental, pero también vista como un retrato artístico del mundo de hoy, y de siempre, con seres en constante movimiento, en verdaderos nómadas, queriéndolo o no, deben estar en constante viaje en búsqueda de su lugar en el mundo, aunque en la mayoría de ocasiones, siempre con el deseo de retornar a su lugar de origen.
El mismo creador confesó que uno de los motores inspiradores de esta propuesta fue la clásica obra literaria del fallecido escritor chileno Roberto Bolaño, ‘Detectives Salvajes’, con una serie de personajes en constante movimiento, manteniendo esa fuerte ilusión por un cambio para hacer un mundo mejor.
En total, el público se deleitó con 46 salidas, en una propuesta con altas dosis de arte, con el uso de una variedad de materiales, todos de segundo uso, que también contó con una dosis de música en vivo, a cargo de Dolores Te canta, artista caleño con una interpretación sentida del clásico de clásicos ‘Llorona’, junto a otras canciones.
Una propuesta que fue muy bien recibida por parte del público asistente, una colección inspiradora, que también invita a la reflexión y la posibilidad de hacer parte activa de esa revolución ambiental que invita a consumir menos y aprovechar mucho más lo que se tiene en el closet o aquello que se ve como desecho.
La industria insostenible
Un informe del Parlamento Europeo titulado ‘El impacto de la producción textil y de los residuos en el medio ambiente’, recoge algunos de los datos más alarmantes sobre el impacto de la moda en el medio ambiente, por ejemplo, que para elaborar una sola camiseta de algodón se necesitan más o menos 2.700 litros de agua dulce: la cantidad de agua que una persona bebe en dos años y medio, que la industria es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable, que fue la tercera fuente de degradación del agua y del uso del suelo en 2020, y que es responsable del 10 % de las emisiones mundiales de carbono, más que los vuelos internacionales y el transporte marítimo combinados. Es decir, que está muy lejos de ser sostenible.