Desde que empezó la octava y última temporada de Juego de Tronos seguro habrá escuchado la frase: “la mejor serie de la historia”, en redes sociales, en las conversaciones de su grupo de amigos en Whatsapp o en las charlas al comentar el capítulo de cada domingo.
Seguramente recuerda esa serie que se veía sin falta cada ocho días en otras épocas. De pronto ahora tiene una que es difícil parar de ver y se convierte en una maratón. Si hace reír o a lo mejor es muy dramática, si tiene suspenso. ¿Qué tienen los actores, la manera en que se narra la historia o qué tal son esas imágenes que vemos a través del televisor?. Estos podrían ser puntos a tener en cuenta por el lector a la hora de escoger la mejor serie de televisión que ha visto en su vida.
María del Mar Grandío Pérez en su libro Adictos a las series, 50 años de lecciones de los fans, explica que en la actualidad se ha revalorizado enormemente el papel de las series de televisión como producto cultural. Lo mismo ha ocurrido con el de la audiencia que las consume y anota que la del trono de hierro es “una de las series que mayor fenómeno social y transmedia ha desencadenado a nivel mundial en los últimos años”, dice. “No en vano se ha coronado como la serie más vista, la más pirateada y la que más conversación en la red ha generado.”
Elegir una, ¿es posible?
Una serie relevante – para el crítico Samuel Castro – tiene que generar conversación social y ser parte de la charla cotidiana. Es decir, “que lo que hace un personaje o como se desarrolla una trama influya en nuestras vidas, se convierta en el ejemplo que damos, en la ayuda narrativa para entender una parte del mundo o las decisiones de la humanidad”.
Es por eso que señala que un producto televisivo como este debe tener por lo menos un personaje, ojalá varios, que se conviertan en modelos o antimodelos de conducta, como paso con Walter White en Breaking Bad o con Tony Soprano.
Para Paula Bateman Castaño, MA (maestría en artes) en Narrativas Seriales de la Internationale Filmschule IFS de Colonia, Alemania, cada generación tiene sus series por lo que definir una sola es imposible, “la mejor serie para mí puede ser la peor para algunos”. Para la especialista lo importante es no olvidar que cada generación tiene sus series icónicas, esas que cambiaron en su momento la historia. No son cualquiera, son aquellas que “han sido distintas, se han atrevido a romper las reglas y a cambiar las estructuras y el tipo de historias que contamos”.
Un ejemplo que destaca Bateman es Buffy, la cazavampiros que inspiró cambios en los 90, al igual que Los Sopranos, The Wire, Breaking Bad. Cuenta que también los gustos son distintos por países. Dinamarca es un caso especial con series como The Killing y The Bridge, que se volvieron referentes. “Esas fueron las primeras que influenciaron esta nueva modalidad series de detectives, no episódicas como antes era C.SI.”, cuenta.
Escoger una sola es tan complejo que el crítico de series de Barcelona y académico, Toni de la Torre, en su libro Series de Culto (2015), realizó una selección de 100 series que, para su gusto, reflejan la evolución vivida por el mundo de la ficción televisiva en los últimos años. De acuerdo con De la Torre, es el televidente quien tiene al final la última palabra y debe tener su propia lista, esa de las series que más le han gustado. ¿Cuáles son las suyas?.
“Fue capaz de romper con la estructura más lineal a la que estaba acostumbrada la mayoría del público. Flashback dejó de ser una palabra para conocedores. Y cuando hubo flash-forward, casi se nos estalló la cabeza: era innovador, sorpresivo y adictivo”, explica Samuel Castro.
“Ha sido y sigue siendo distinta. Por entender al espectador de una manera diferente. Es una serie incómoda en todos los sentidos, por su narrativa y su temática. Fue más allá de su propio género ya que no es una serie de policías”, dice María del Mar Grandío en Adictos a las series: 50 años de lecciones de los fans.
“Fue la oportunidad de ampliar y llevar otros sentidos al mito social del ‘selfmade man’ (triunfador por sus propios medios). Eso era, literalmente, Donald Draper, y al hablar en su trabajo de consumismo, de publicidad, de cómo la mujer comenzó a ser importante cuando la publicidad entendió que también había que hablarle a ella. Se convirtió en un espejo de época. Era más que una historia, era en sí misma una metáfora”, anota Samuel Castro.
“Es una de las series más impactantes de la historia no solo por su parte técnica, que ha sido maravillosa, sino por el alcance que ha tenido. Yo diría que es la más exitosa y esto se debe no solo a su calidad sino a la época en que se da, hoy tiene más alcance gracias a las redes sociales”, precisa Paula Bateman.