Muchos lo conocieron como Río en La Casa de Papel, una de las series de habla hispana más exitosas en la historia de Netflix. Miguel Herrán ya se había ganado un premio Goya antes de interpretar ese rol, pero la producción española lo catapultó al reconocimiento internacional.
En ese éxito internacional, que está desarrollando actualmente su tercera temporada, Herrán hacía el papel de un muchacho tímido, hábil con la computación y que estaba irremediablemente enamorado de Tokio, la potente protagonista de La Casa de Papel.
EL COLOMBIANO habló con el actor, quien ahora asume a Christian en Élite, el nuevo proyecto de la compañía de streaming. En un papel completamente distinto, encarna a un joven de clase media, divertido y atrevido, que entra a adaptarse a la vida de los niños ricos y privilegiados en un nuevo colegio. Con todo lo que eso conlleva.
Élite habla de la discriminación, ¿cómo trata la serie este tema tan latente?
“El racismo en las escuelas no es ‘voy, te cojo y te meto una paliza porque eres de otra etnia o tienes otra religión’. Es un bullying que no lo parece a veces. Como le dice Christian a Nadia: ‘¿Qué vas a hacer?, ¿vas a poner una bomba?’. Eso no hace gracia, eso es matoneo. A esa tía la está llamando terrorista por el simple hecho de ser marroquí, y creo que Élite lo plasma de una manera real”.
Yo lo he vivido y yo lo he visto en mi escuela. Le dicen a alguien “oye, chocolateas la leche”, a ti te hace gracia, pero ese tío se va a su casa y está sufriendo porque se siente rechazado por el simple hecho de ser de otro color.
Otra de las temáticas que aborda es el VIH y cómo sigue siendo un tabú...
“Creo que te enseña que no es el fin del mundo. Tú puedes tener VIH y llevar una vida completamente normal, no pasa nada. Eso es lo bonito de esta serie, que habla sobre el problema que es, pero que al mismo tiempo puede ser la menor de las dificultades. Es una enfermedad, pero quizá lo que jode al que la padece no es tenerla sino que no lo entiendan o no lo traten igual por el hecho de tenerla”.
Ha actuado en dos de las producciones más grandes de Netflix, ¿cómo ha sido esa experiencia?
“Es una locura lo que ha ocurrido. Es maravilloso porque te sientes querido y acogido por todo el mundo. Ya no es, ‘en mi país mola la serie’, sino que ‘en todo el mundo mola la serie’”.
¿Cómo fue la experiencia de construir este personaje?
“Para mí es un tema de afectación, yo soy muy poco parecido a Christian y me parecía mucho a él cuando era pequeño. Entonces fue como volver a una etapa ya cerrada, que había pasado y que no quería volver a vivir. Pero en vez de experimentarla como antes, decidí disfrutarla. Decirme a mí mismo: vamos a tirarnos a la piscina porque tengo que ser un idiota y disfrutar. Pero no juzgándolo, sino en el sentido de ser una persona que lo disfruta todo. Acabo entendiéndole, es muy disfrutón. Para mí ha sido de los personajes que más me ha hecho gozar mientras lo descubría y lo estudiaba”.