Sentarse a ver una serie era todo un ritual: había que estar a la hora en punto de la emisión del capítulo y para ver el siguiente tocaba esperar una semana. Igual, cuando terminaba una temporada había que tener paciencia para continuar con la nueva, aguantar un año.
Todo cambió desde hace unos cinco años con la explosión de las plataformas por streaming, que comenzaron a entregar en una tanda la serie completa. No solo se modificó la forma de ver, sino que se alteraron los procesos de producción. “Ahora es un menú a la carta en el que se pierde el compromiso con la cita semanal”, señala Oswaldo Osorio, docente y crítico de cine.
Más allá de esta transformación, los formatos argumentales son los mismos: serie, miniserie, película y telenovela, precisa él.
Uno a uno
Frente a la confusión que genera esta clasificación, el académico sostiene que los parámetros no han cambiado y que cada estructura responde a condiciones específicas. Señala que una serie implica que la historia tenga varias temporadas y cada una con muchos capítulos (entre 12 y 24 ). “Son relatos de largo aliento y de larga duración”. Precisa que las temporadas son finitas y su continuidad depende de la aceptación del público. De acuerdo al rating se alargan o se recortan.
Diana Agudelo, crítica de cine de la revista Kinetoscopio, explica que en las series siempre están los mismos personajes, aunque las historias pueden cambiar. Para ser más clara pone el ejemplo de la comedia Friends, que son seis personajes centrales sobre los que se narran diversos hechos.
Una variante
Con la aparición del streaming (Netflix, Prime Video, Hulu y otras) llegaron nuevas clasificaciones, cuenta la crítica. Se trata de las Series de antología y de Tiempo limitado (Limited series). Las primeras, según determina la Academia Americana de Televisión (Emmy), son las que presentan una historia de diferentes personajes en cada episodio, temporada, segmento o corto. Ahí se enmarcan títulos como Fargo (Netflix) o American Horror Story (Amazon Prime Video).
El término Serie limitada lo define una cantidad finita de capítulos (entre 5 y 10) y se diferencia de las abiertas en que desde su producción están definidos el número de episodios, no dejan puertas abiertas para alargues. Sucede con Sharp Objects (HBO) o Inconcebible ( Netflix).
Las cortitas
Las miniseries tienen un número definido de episodios y “fueron pensadas con la idea de tener valores de producción similares a los del cine”, relata Osorio, que coincide con Diana Agudelo, que el mejor ejemplo es Chernobyl, que emitió HBO. “Una historia de cinco episodios, es como una película en cinco partes”.
Diana señala que las miniseries siempre han existido y su popularidad la compara con esas personas a las que les da pereza leer una novela, por extensa, pero sí se leen varios cuentos de una vez. Otros ejemplos son Watchmen, Mrs. America o Poco Ortodoxa, todas nominadas este año al Emmy.
La telenovela
Es un formato original de Latinoamérica, además que implica una emisión diaria, en un horario establecido, su extensión depende de la aceptación o no del público. Comenta Osorio que al igual que las series su duración se puede extender 0 acortar.
En las nuevas dinámicas de la televisión ya no se volvieron a producir culebrones de más de 150 capítulos, como pasó por ejemplo con Yo Soy Betty, la fea o Pasión de Gavilanes, expresa el libretista César Betancur, responsable de éxitos como Las Hermanitas Calle, La Selección o La Nocturna.
Por razones económicas, sigue él, ya las telenovelas son de 40 0 60 episodios, entre otras cosas también porque la fidelidad del televidente ya no es como antes. “Ya no se aguantan un año entero esperando un desenlace”. Añade que ahora se hacen telenovelas con temporadas, como Sin senos sí hay paraíso.