Hugo Lombardi, el recordado personaje de Yo soy Betty, la fea, nunca dudó que este momento le iba a llegar: su consagración como diseñador en París. No había otro destino posible para su talento y su ego, aunque tardara 25 años, desde que hizo su primera aparición en las pantallas colombianas. Ahora podemos decir que salió oficialmente del closet para reclamar su éxito mundial.
Su aparición triunfal y glamorosa hizo parte del prelanzamiento de la tercera temporada de Betty, la fea de Prime Video, que recupera a los actores originales para crear una nueva propuesta original, traída al presente con la dirección de Mauricio Cruz y el guion de Marta Betoldi, Juan Carlos Pérez y César Betancur.
En el espectáculo parisino el personaje de ficción se apropió de una colección real del diseñador caleño Andrés Otálora, quien deslumbró a los asistentes con unas prendas inspiradas en la población boyacese de Ráquira, famosa por sus artesanías.
En la capital francesa estuvieron Julián Arango, el actor que encarga a Lombardi, acompañado por Natalia Ramírez, quien interpreta a Marcela Valencia, y Lorna Cepeda, la odiosa Patricia Fernández. EL COLOMBIANO habló con Julián sobre esta nueva experiencia en su carrera.
Un lanzamiento en la Semana de la Moda de París, un gran evento que habla del impacto global de Betty, la fea, ¿lo sorprende el alcance que ha tenido la historia?
“Me sorprende el alcance que ha tenido, a pesar de que han pasado 20 años de su emisión original. El hecho de que tomen la decisión de que un producto latinoamericano, sobre todo colombiano, porque otros países como Argentina o México tienen más difusión, y le apuestan a nuestro país y a personajes secundarios en este caso, me sorprende gratamente. Es un honor estar en París y que el abrebocas del lanzamiento se haga aquí, como el epicentro de la moda, da muestra de una presentación por lo alto”.
¿Qué siente Hugo Lombardi de estar en la meca de la moda mundial?
“Siente que ya era hora que este tipo de cosas pasaran en su vida, ¡porque él se lo merece! Se cae de su peso, porque se lo ha trabajado. En París se siente como pez en el agua. ‘Uno más uno son dos’, como diría él: se tenía que dar, tenía que llegar, porque él mismo lo decía hace 20 años. ‘Ustedes no entienden, pero algún día estaré en las principales pasarelas de Milán, de París...’. Es algo normal para él de dientes para afuera, pero por dentro no se la cree, estar al lado de la Torre Eiffel y al lado de diseñadores como Ives Saint Laurent o Christian Dior, de los más grandes del mundo. Ya no es el diseñador más grande de Colombia, sino de ¡América Latina y del mundo!”.
¿Qué ha significado el regreso a Betty después de 20 años?
“Un regreso que identifico con mucha alegría, felicidad, diversión, creatividad, con la frase característica de Hugo Lombardi, de ‘llegó la luz’; en serio, llegó otra vez la luz, todo se ve bien, de colores, todo es bonito, con una carga de energía súper positiva y de mucha alegría para mi vida”.
¿Cómo se volvió a reconectar con Hugo Lombardi? ¿Lo tenía metido en el closet?
“El reencuentro con Hugo fue muy interesante, porque yo, como todo actor, estuve pensando mucho en cómo iba a caminar después de 20 años, cómo iba a hablar, más pausado, porque está más maduro, escribí mucho en cuadernos, miré referencias, caminé, observé, pero cuando me puse la primera vez el vestido de Hugo Lombardi, pues salió él mismo y me dijo: ‘Hermanito, espéreme en el Uber, yo ya voy, es que voy a triunfar, usted me tuvo guardado durante 20 años, ahora es mi momento de brillar’”.
¿Qué podemos esperar de este Hugo Lombardi renacido? ¿Seguirá siendo tan políticamente incorrecto?
“Este Hugo Lombardi sigue siendo igual, con todo su veneno, a pesar de que hoy en día hay que ser incluyentes, diversos, respetar los géneros, pero Hugo se busca sus formas, y dice cosas como: ‘En este momento se me ocurre decirle que usted es un moscorrofio, pero como soy una persona incluyente y diversa, pues no se lo voy a decir...’. Seguirá políticamente incorrecto, acomodado, aunque no se le note mucho, como sigue pasando en la realidad, aunque se diga que no se puede, la gente sigue criticando igual y utilizando rótulos”.
¿Qué significa que Hugo Lombardi sea un personaje que tras 20 años la gente todavía sigue recordando?
“Es un orgullo y una satisfacción encontrar estas nuevas generaciones felices de encontrarse con Hugo Lombardi y conmigo, de estar igual de entusiasmados que cuando la gente lo veía hace 20 años, que despierte las mismas emociones. Es un agradecimiento con la vida, con la profesión, con saber que se hizo un trabajo a conciencia y que todavía hoy se ven los resultados. Sobre todo, de llevar alegría y risas a la gente, que es lo que genera la serie”.
¿Cómo ha sido el trabajo detrás de cámara, con el director, guionista y colegas? ¿Alguna anécdota que recuerde?
“El trabajo de volverse a reencontrar con este grupo es como una reunión de exalumnos, donde uno mira, critica, se burla del otro, se divierte. Miraba a cada uno de los personajes y me decía que cada uno era mejor que el otro. Esta serie es impresionante por las dinámicas, la nueva gente, un director que no nos había dirigido antes, y que nos dieron nuevos puntos de vista que nos sirvieron mucho. Hablar de Pucheros, el guionista, es importante porque asumió un reto muy difícil, asustador, pero cuando nos vieron a todos volver a estar en los personajes fluyó y se pasó el tiempo muy rápido, nos la gozamos mucho”.
¿Qué sorpresas se llevarán en esta nueva versión?
“A los personajes les van a pasar muchas cosas, no puedo adelantarles nada todavía, pero se van a reencontrar con ellos mismos, y el público podrá ver cómo estamos de viejos y nos pueden criticar (risas). Podrán ver a los personajes que tanto quieren, que los acompañaron en tiempos tan difíciles como la pandemia, por ejemplo, donde Betty fue un amigo más, y creo que van a agradecer volverlos a ver”.