Aunque no se supo bien cuántos asistentes de dos y de cuatro patas desfilaron ayer, Leonardo Pérez Jaramillo, director de la Caminata de Perros y Mascotas Tierragro Feria de las Flores, calcula que fueron 250.000 mascotas, registro que permite conservar el récord de la caminata de mascotas más grande del mundo. Quienes tuvieron la oportunidad de ver a los caminantes no lo dudan, pues fue multitudinaria.
Las familias salieron con sus “hijos peludos” en los mejores atuendos de la Feria de las Flores, que desde hace seis años es el escenario de la caminata. Silletas, sombreros aguadeños, ponchos y collares de arepas estuvieron entre los accesorios y, por supuesto, las flores fueron omnipresentes.
El objetivo de la caminata es incentivar la tenencia responsable, que implica, entre otras cosas, no humanizar a los animales y darles los cuidados que necesitan, por lo que hubo estaciones de spa y consultas veterinarias. “La tenencia responsable significa tener bien a las mascotas, preferiblemente no comprar sino adoptar, darles amor y regularmente vacunarlos y desparasitarlos, también darles buenos alimentos. “Las mascotas son seres que de verdad dependen de nosotros y debemos hacer las cosas bien, no son juguetes ni desechables, no son para encerrarlos ni maltratarlos, requieren nuestro cuidado”, explica Adriana Correa del Club de Mascotas Human Friendly, uno de los treinta clubes que acompañó el evento.
Dentro de la caminata también hubo jornada de adopción y se le festejó el primer cumpleaños a Tinta, la perrita que llegó a la sede de EL COLOMBIANO y que fue adoptada por una de las periodistas. Ahora la perrita tiene un hogar que comparte con una gran familia y una cuenta de Instagram donde se puede seguir todos sus pasos (@tintaylamanada).
Algo que evidenció la caminata, para Pérez, fue el gran número de familias que ahora tienen mascotas en la ciudad y la capacidad de los animales para unirlas.
La caminata existe desde hace 23 años y desde el 2017 cuenta con el récord de asistentes. Pérez afirma que con el paso del tiempo se ha podido ver que mejora el lugar que le dan los antioqueños a sus animales de compañía, pues han pasado de ser cuidadores de fincas y parqueaderos a ocupar un espacio central en los hogares. Además, se ha notado la diminución en la tenencia de fauna silvestre, aunque haga falta seguir caminando