Sentada en su escaño del Comité Judicial del Senado, vistiendo ese collar de perlas blancas que la caracteriza, Kamala Harris le preguntó al fiscal general de Estados Unidos, William Barr, si el presidente o cualquier persona de la Casa Blanca le habían pedido, o insinuado, investigar a alguien. “Diga sí o no”, le ordenó.
Harris, una experimentada abogada que ajustaba dos años en el Senado, interrogaba al fiscal sobre sus vínculos con Donald Trump, en el marco de la investigación sobre la posible colusión del empresario-presidente con Rusia para las elecciones de 2016. Barr, uno de los hombres más poderosos de ese país, titubeó.
– “Umm... El presidente o cualquier otra persona”, dijo.
– “¿Parece que usted recuerda algo?”, le increpó Harris.
Esa fue una de las tantas indagaciones de la ahora vicepresidenta electa de Estados Unidos, la primera mujer que ocupará ese cargo en la historia del país. También llevó al paredón al juez Brett Kavanaugh y al exfiscal general Jeff Sessions, cuando el Congreso siguió la pista al trabajo de Robert Mueller –jurista afiliado al Partido Republicano– como fiscal especial para la presunta trama rusa en la que estaría implicado Trump.
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La demócrata de 56 años es una mujer de primeras veces. Fue la primera persona de ascendencia afro en ocupar el cargo de fiscal de San Francisco, en 2004. En 2011, la primera en convertirse en Fiscal General de California. En esa oficina, el máximo organismo judicial de uno de los estados más poblados, su retrato reposa junto al de cuatro decenas de hombres blancos que fueron sus antecesores.
Para las elecciones a Congreso de 2016 compitió por la nominación al Senado de ese Estado y consiguió llegar al Legislativo, siendo una de las pocas mujeres de ascendencia migrante y afro con un escaño en el Capitolio. Ese año, cuando el saliente presidente Donald Trump derrotaba en las presienciales, también llegaba al poder la mujer que sería su adversaria cuatro años después, quien junto a Joe Biden logró arrebatarle la Casa Blanca.
Kamala significa flor de loto. El origen de ese nombre, como su descendencia, está en India. La bautizó su madre, Shymala Gopalan, quien migró para cumplir su sueño de curar el cáncer. Conoció a Donald Harris, un estudiante de Economía. Se casaron y tuvieron dos hijas: Kamala y Maya, pero Shymala educó sola a sus pequeñas desde que la vicepresidenta electa tenía cinco años.
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“Estoy aquí esta noche como el testimonio de generaciones antes de mí. Hombres y mujeres que creyeron en la equidad y justicia para todos”, dijo Harris al aceptar su nominación.