Fue un momento mágico. Ninguno lo podía creer. Por eso, Paul Reid, en una mezcla entre español e inglés, les preguntó a sus compañeros de equipo: “is it real?”, mientras se tomaba la cabeza y tenía los ojos bien abiertos, como cuando lo que acaba de pasar supera el raciocinio y desborda las emociones.
Era viernes 20 de octubre y la Selección Colombia de críquet acababa de vencer, por primera vez en su historia, a una de las potencias en este deporte en el continente: Brasil. Con ese resultado, el equipo criollo se metió a las semifinales del Suramericano que se jugó en Argentina desde el 18 hasta 21 de este mes.
“Fue una experiencia irreal ver a todos los compañeros celebrando. Además, los brasileños quedaron muy sorprendidos al ser derrotados por Colombia, que es un país en proceso de desarrollo en este deporte”, comentó Reid, quien es el capitán de Colombia, nació en Inglaterra, pero lleva 13 años radicado en Barranquilla.
Él es uno de los 16 deportistas, entre 16 y 40 años, que conformaron el seleccionado criollo que terminó tercero del suramericano y firmó su mejor presentación en las 28 ediciones que se han realizado.
El segundo más popular
El críquet es un deporte parecido al béisbol. Hay un lanzador, un bateador, corredores en las bases y lo gana el equipo que más carreras logre. Nació en Inglaterra y es muy popular en la zona del subcontinente indio, compuesto por India, Pakistán, Bangladés, Nepal y Bután.
También es, después del fútbol, el segundo deporte más popular del mundo con 1.000 millones de adeptos y estará en los Olímpicos de 2028. Las potencias de esta práctica en América son Estados Unidos y Canadá. En el Caribe se destacan países como Jamaica. En el sur del continente la fuerza la tienen Brasil y Argentina.
A Colombia llegó hace cerca de 100 años. Siempre fue practicado por colonias de extranjeros. Por eso en el seleccionado nacional que participó en el Campeonato Suramericano de este año había persona de origen inglés, indio, antillano, que tienen nacionalidad colombiana y conformaron sus familias en el país.
También había un par de personas nacidas en Colombia: Jean-Paul Wood y Salim Guzmán. Para viajar al torneo todos debieron autofinanciarse porque el críquet no está incluido en el Sistema Nacional del Deporte. Por eso no recibe financiación y tampoco es país miembro del Consejo Internacional de Críquet (ICC por sus siglas en inglés), que es el ente rector de la práctica. Esa situación le dio mayor envergadura a lo que se consiguió jugando en Argentina.
Más si se tiene en cuenta que el colombiano Laurel Parks fue elegido como el mejor jugador de la serie y el que más corridas sumó. Por eso, en medio de potencias como Argentina (campeón), Uruguay (subcampeón), México (cuarto) y Brasil (quinto), fue que los jugadores del equipo cosmopolita criollo se miraron y preguntaron “Is it real?” cada vez que ganaron.
Conquistar el plano nacional
Es cierto que la mayoría de personas que juegan críquet en Colombia son extranjeros. Sin embargo, en los últimos años esta actividad ha crecido en nuestro país y se practica en ciudades como Barranquilla, Santa Marta, Bogotá y Cali. En esa urbe se realizan los torneos nacionales que se juegan a lo largo del año y en los que participan entre 5 y 7 equipos. De ahí se escoge a los mejores para que conformen el seleccionado nacional. La idea que tiene personas como Thomas Donegan es masificar esta disciplina en los próximos años para ser miembro del Consejo Internacional de Críquet (ICC).