El peleador de 28 años Julio Arce salió en la noche del pasado sábado al octágono de la UFC 220 con una bandera de Colombia sobre su espalda. Era su debut en la categoría y muchos aficionados se preguntaron si él era colombiano.
Él dice que sí, porque se siente así por las raíces de sus padres, quienes salieron de Santander de Quilichao para buscar un futuro mejor y lo encontraron en Queens, Nueva York, en donde Arce nació.
Allí, con mucho sacrificio, se metió a las artes marciales mixtas, y su sueño era poder combatir en la UFC. Tras cinco triunfos consecutivos llamó la atención de los dueños de esa compañía que le dieron la oportunidad que esperaba, el sábado, ante el inglés Dan Ige.
Arce lo derrotó por decisión unánime y celebró besando la bandera tricolor. De esa manera logró su primer triunfo en la gran carpa de las artes marciales mixtas.
Después de esa victoria fue abordado por los medios de la UFC a los que les dijo que no solo era vencer a su oponente, sino que desde que tenía 14 años se propuso vencer el estigma de que no podría llegar lejos porque era un joven gordo, que pesaba más de 100 kilos.
“Me la pasaba comiendo y disfrutando de los videos juegos, pero empecé a entrenar y ahora llegué hasta acá. Ha sido un viaje maravilloso y se siente genial. Todavía estoy como en shock y no he aterrizado porque he tenido altibajos, pero logré mi oportunidad y quiero llegar a la cima de este deporte”.
Seguramente Julio seguirá dando qué hablar y lo hará con el orgullo que siente de sus raíces colombianas.