Luis Javier Mosquera confiesa que el dolor espiritual pesa más que el físico, más allá de que este último lo ha llevado a pensar en el retiro definitivo de las pesas.
Es su voluntad férrea y la fuerza que evidencia cada vez que se para en una tarima a alzar los hierros, la que le permite al haltero colombiano salir adelante, imponer talento y ser ejemplo de superación.
Este año, en los Juegos de Tokio obtuvo su segunda medalla olímpica –plata- luego del bronce logrado en las justas de Río-2016. Además, la semana anterior, en el Panamericano en Ecuador, con solo 15 días de preparación tras cumplir compromisos publicitarios y permitirse unas vacaciones, logró preseas de oro (arranque) y plata (envión y total).
Y saber que en un momento llegó a pensar que, con los kilos que levantaba, sus piernas se iban a derrumbar como un castillo de naipes o que su espalda se rompería como una cáscara de huevo.
El creer en sus condiciones y trabajo de los especialistas que han tratado sus graves lesiones, y tener paciencia, disciplina y responsabilidad de cara a una recuperación óptima para poder entrenar y competir han sido fundamentales para ser en la actualidad el segundo mejor levantador de pesas del mundo en la división de los 67 kilogramos.
“Las lesiones han sido duras, pero pienso que la muerte de mi padre - José Mosquera- es lo más duro que me ha pasado en la vida. Cuesta levantarse ante un golpe como la pérdida de un ser querido”, indica Mosquera, quien ha sido operado tres veces de sus rodillas y una vez, tras sufrir una hernia discal en la espalda, seis meses de las justas de Río.
Aquellos malestares que comenzaron en 2015, luego de una carrera triunfal desde las categorías menores, con títulos mundiales en júnior (2012 y 2013) y juvenil (2014 y 2015), han frenado el ímpetu arrollador de Luis Javier, mas no su deseo de gloria.
En su palmarés aún no reposan un oro olímpico o un título mundial en mayores, aunque no se resigna. En el Mundial que se realizará del 7 al 17 de diciembre próximo en Uzbekistán espera saldar una de esas cuentas pendientes.