La Piedra de El Peñol tiene una altura de 220 metros. Imagínese bajarla sin respirar, y dentro del agua.
Esta hazaña, en total 224 metros sosteniendo el aire (entre descenso y ascenso) logró el apneista antioqueño John Muñoz Aristizábal en Sharm el-Sheij, Egipto, convirtiéndose en el primer colombiano en llegar a más de 100 metros (112) de profundidad en el mar.
Seis días después de esta gesta en la modalidad sin límites, que consiste en utilizar un trineo con peso que baja a 1.6 metros por segundo hasta llegar a la marca anunciada por el nadador, para luego regresar a la superficie mediante un mecanismo que se activa con un globo lleno de aire, el deportista, lleno de alegría, orgullo y motivación, se prepara para afrontar este viernes un nuevo reto.
Desde Egipto, el medellinense de 47 años, quien practica la apnea (aguantar la respiración y sumergirse lo más profundo posible) desde hace un lustro, habló con EL COLOMBIANO sobre su nuevo logro en una especialidad que, por los riesgos que conlleva frente a los límites de la capacidad humana, la Asociación Internacional Desarrollo de Apnea (Aida, por sus siglas en francés) no avala los récords obtenidos.
Se necesitan nervios de acero para practicar lo que hace...
“Aquí no hay cabida para los nervios, debo ir en paz interior completa. Si llego a sentir ansiedad o miedo a esa profundidad sencillamente me muero. Mientras se desciende simplemente se va focalizado en una ecualización perfecta para no dañar el pulmón ni el oído por la presión del agua, ya que voy a mucha velocidad, entre 1.5 y 1.7 metros por segundo”.
¿A qué se refiere con una ecualización perfecta?
“A compensar los oídos. Debido a la presión, todas nuestras vías aéreas reciben la presión del agua y se van aplastando. Si no lo haces el agua rompe la membrada del tímpano”.
Lo que acaba de hacer es de héroes...
“Me siento demasiado contento. Es que ser el primero de un país es lograr algo como tal es valioso y gratificante. Esto es bueno para los apneistas y la gente que ama el agua y el mar. Me doy cuenta que el trabajo constante, la disciplina y estar focalizado en el entrenamiento trae su recompensa. Agradezco a mi grupo de trabajo, a personas como Marco Nones, italiano que me entrenó para lograr esta marca en ‘no limits’; Walid Boudhiaf, mi mentor y con quien inicié en la apnea, o Branco Petrovic, mi entrenador y campeón del mundo en la modalidad de estática”.
Y eso que logró esa distancia con un registro de 2 minutos y 47 segundos en la modalidad más peligrosa de este deporte extremo...
“Así es, es una modalidad en la que ha muerto mucha gente. Por eso hay que estar muy seguro como atleta de lo que vas a hacer. De hecho la Aida (Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea) tomó la decisión de reconocerla mas no avalarla”.
¿No le dicen que está
loco al sumergirse a tal
profundidad?
“Claro que sí, mucha gente me lo pregunta. Otros me dicen que no son capaces de aguantar bajo el agua ni 20 segundos. No tengo ningún súper poder, de hecho cuento con alumnos demasiado talentosos. Entonces es algo que podemos hacer todos, solo se trata de trabajarlo y estimularlo”.