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Ahora, a dejar huella en el Kilimanjaro

La pareja de montañistas paisas que en enero pasado conquistó el Aconcagua, ahora va por el Kilimanjaro.

  • Ana Bustamante y Nicolás Díaz, los dos montañistas paisas, en el Aconcagua. FOTO cortesía Huella de montaña
    Ana Bustamante y Nicolás Díaz, los dos montañistas paisas, en el Aconcagua. FOTO cortesía Huella de montaña
11 de octubre de 2015
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No contentos con haber plantado la bandera tricolor en el pico más alto del continente americano, el Aconcagua, en las estribaciones de Chile y Argentina, ahora lo intentarán en la cima más imponente del África: el Kilimanjaro, a 5.895 metros sobre el nivel del mar, en Tanzania.

Nicolás Díaz Bayona y Ana Bustamante Delgado, en principio, y la posibilidad de que René Huertas Caicedo se una a la expedición, como integrantes del equipo Huella de Montaña, emprenderán una nueva aventura, esta vez cruzando el océano para ascender el monte más alto del continente africano.

Huella de montaña, como empresa, nació por la necesidad de hacer un primer proyecto en la cima más alta de América que es el Aconcagua. Lo logramos, entonces tocaba pensar en lo que sigue. Y apareció la idea de embarcarnos en la aventura del África”, relata Nicolás. Y como señalan ellos, es un sueño que reposa en las alturas, en lo más alto de los continentes del mundo.

Después de hacer el Aconcagua, el 29 de enero de 2015, la nueva cita los espera en Tanzania, un país de 42 millones de habitantes, ubicado en la costa norte del África, donde se hablan 127 lenguas y el 97% se expresa en el bantú, profesan el cristianismo, el islam y diferentes creencias indígenas.

“Previo al inicio del primer proyecto nunca pensamos que fuera a tener tanta acogida. Nos dimos cuenta de esto con los patrocinadores y las personas que nos siguen en diferentes redes nos empezaron a cuestionar por lo que seguía para nosotros en el intento de dejar huella”, coinciden Ana y Nicolás.

Ella es ingeniera electrónica y ha laborado en Proyectos en Casa Inteligente, en tareas dirigidas a la adecuación de espacios a través de la iluminación y la domótica (sistemas capaces de automatizar una vivienda mediante la tecnología en el diseño).

Él es diseñador y ha dedicado los últimos cinco años a su proyecto y propia firma Rayanegra Diseño Visual.

Pero la pasión que los une es el montañismo, disciplina que, afirman, los conecta y sincronizan con la naturaleza.

Fue así como surgió la idea de darle vida al proyecto siete cumbres (las más altas del mundo), que es famoso entre los montañistas. Y el primer paso, entonces, fue pensar en el famoso Kilimanjaro, una elevación formada por tres volcanes inactivos (el Shira -de 3.962 metros de altitud-, el Mawenzi -5.149 metros- y el Kibo -5.891,8 msnm que, a su vez es el punto más elevado de África-.

“Lo elegimos para esta segunda excursión por dos razones: porque es el más alto de ese continente y por ser una montaña que, comercialmente, es muy atractiva y nosotros queremos generar impacto con este segundo trayecto”.

70 millones es el presupuesto de esta misión que emprenden y que esperan financiar con el respaldo del Estado y la empresa privada. Solo esperan que a finales de enero, esta segunda gran aventura los esté llevando a la llamada Montaña Blanca- para mirar su imponencia y emprender el ascenso, en esta ocasión -y a diferencia de como sucedió en el Aconcagua- con la mirada vigilante y la guía de los sherpas (personas que viven en las montañas y que con el tiempo se convirtieron en ayudantes en las expediciones gracias al conocimiento que tienen del terreno).

Idioma, cultura, clima, comida, relaciones con la naturaleza y los primitivos harán la diferencia en esta ocasión. “No sabemos a qué nos vamos a enfrentar, lo cierto es que todo será nuevo en nuestra experiencia y eso nos refuerza la idea del origen de nuestro proyecto”.

Seis días, o algo más, durará el ascenso que los pondrá, irremediablemente, a las puertas del “Ngáje Ngái”, que en la lengua masai es la Casa de Dios: el Kilimanjaro.

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