“Feliz con ese resultado, con la medalla, se hizo muy bien el trabajo y gracias a Dios logramos la medalla, algo que luché día tras día y acá con la ayuda de todo el equipo, y creyendo siempre en que íbamos a poder lograrlo”, comentó Mari en la zona de prensa.
Esta mamá de Ismael Elías, el pequeño que está en Turbo con sus abuelos esperando el regreso de Mari, quien ajusta cuatro meses sin verlos, (pues estuvo concentrada en la preparación para Juegos Olímpicos), también comentó que el apoyo de su familia y entrenadores ha sido fundamental para alcanzar el logro que se propuso.
“No es fácil dejar la familia, estar lejos tanto tiempo, pero gracias a mis padres, hermanos y entrenadores estamos acá, no tengo palabras para expresar la felicidad que tengo, Dios cumplió su promesa porque ni una hoja de un árbol se mueve sin su voluntad y por eso le agradezco poder lograr esto que tanto he anhelado”, comentó.
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“Fue mucho tiempo el que estuve lejos de mi casa. Lejos de mi niño. Él me decía mamá cuando viene. Y ya voy a poder ir mañana”.
Mari también mencionó que tuvo en dos ocasiones un desgarro muscular que la afectó en el proceso a París, pero nunca dejó de confiar en que podría estar bien para la competencia y que cumpliría ese sueño de ser medallista olímpica.
“Agradecida con Dios, creí sus promesas y recibí por intermedio de mi madre ese apoyo y esa fe en Dios. Gracias al apoyo y las oraciones de mi familia estoy acá”, dijo.