La antioqueña es una muestra de talento y tenacidad en la disciplina del disco volador. Para estar en este Panamericano tuvo que hacer rifas y vender lasagna.
Isabella Yepes juega como armadora en Academia Últimate.
FOTO CORTESÍA
Por JOHAN ALEXIS GARCÍA BLANDÓN
La habilidad que posee Isabella Yepes en la disciplina del disco volador le han abierto puertas que antes no se habría imaginado. La paisa de 16 años e integrante del Academia Ultimate Club de Medellín, competirá en el Panamericano de República Dominicana que comenzará este sábado e irá hasta el 6 de diciembre.
Inspirada por su padre, Mauricio Yepes, Isabella se adentró en este deporte a la edad de 6 años, pues manifiesta que siempre le gustaba lanzar el disco cuando su progenitor, quien es deportista profesional de la categoría máster, se iba a practicar.
Sus primeros pasos en este esta especialidad que combina velocidad, estrategia y fair play fueron en el Club Tributo de La Ceja, Antioquia, bajo la dirección del entrenador Gabriel, conocido como “Pecas”.
Esa disciplina y talento que posee no pasaron inadvertidos en las competencias en las que participaba en el Oriente antioqueño y en 2019 fue invitada por un equipo de El Carmen de Viboral a participar en un torneo en Apartadó, organizado por el Club Deportivo Revolution. Dicho evento marcó el inicio de una exitosa etapa, pues le ofrecieron hacer parte del equipo de Medellín.
Luego de representar a la Selección Antioquia con la que ganó diferentes campeonatos juveniles, el mayor obstáculo que le ha tocado sortear en su sueño deportivo ha sido la falta de financiación, pues a sus padres, Mauricio y Yulieth Amariles, les ha tocado ingeniárselas para costear los gastos de desplazamiento para ir a entrenar desde el Oriente antioqueño hasta Medellín dos o tres veces por semana.
Tras su paso por el Revolution, desde el año pasado llegó a formar parte del Club Academia Últimate con el que quedó campeona esa misma temporada y se clasificó a los Panamericanos que se realizarán en Centroamérica.
Debido a la falta de apoyo económico tuvo que realizar rifas, vender lasagna para completar los viáticos y ser una de los 26 representantes del equipo mixto que representará al país en territorio boricua. “A mí, literal, me conocen es por vender boletas: rifamos plata o algún premio, pero la gente me compra es por colaboración”.
Gracias a la ayuda de su comunidad, Isabella ya se encuentra en suelo dominicano y este martes encarará tres compromisos: debutará con su club frente al Crash de Canadá (10:45 a.m.), luego medirá fuerzas frente a Osos Perezosos de Costa Rica (1:30 p.m.) y finalizará la fase de grupos al día siguiente contra el Hammers de Argentina (8:30 a.m.). “Trabajamos juiciosos, entrenando mucho y consiguiendo los recursos para poder viajar”, aseguró.
Isabella, quien es estudiante de décimo grado en la Institución Educativa María Josefa Marulanda, tiene otros sueños por cumplir luego de este importante certamen. “Lo que toda deportista quiere es ganarse la vida compitiendo, pero es complicado porque en Colombia no hay Liga, en el único lugar es en Estados Unidos. La meta es jugar allá”, apuntó la deportista a la que le gustaría combinar su especialidad con el estudio de Fisioterapia.
