Y es que el camino de Emilio, a pesar de ser el hijo del goleador histórico del equipo verde no ha sido fácil y todo se lo ha ganado a pulso.
Aristi siempre le exige disciplina y compromiso. “Tiene la misma interpretación del juego, es inteligente, maniobra a dos o máximo tres toques, ve la posición de sus compañeros antes de recibir el balón y le gusta mucho el gol como a mí”, le dijo a EL COLOMBIANO unos meses atrás.
Además, explicó por qué de la exigencia tan grande para su hijo. “Normalmente uno le exige más a él que lo tiene al lado todos los días”, afirmó.
En su memoria guarda ese bonito recuerdo de su retiro en el que cargaba a su hijo en brazos. “Emilio tenía dos años y pude compartir con él ese día. Fue espectacular que sintiera el cariño de la gente hacia mí”.
Desde muy pequeño su heredero le manifestó su pasión por el juego, inmediatamente y sin duda alguna, le dijo que lo apoyaría.
“El primer consejo que le brindé fue que se prepare estudiando, sea una gran persona y se sacrifique en el fútbol para conseguir las cosas. Siempre tendrá el respaldo mío, pero que sea él quien se las gane con disciplina”.
Desde los 5 0 6 años, Aristizábal recuerda que el pequeño Emilio corría tras un balón.
“Desde esa edad le gustaba el fútbol, pero ya las actitudes y las condiciones se la encontré entre los 10 y 11 años, cuando ya demostraba compromiso por jugar. Ahí empecé a respaldarlo mucho más, porque antes era una cuestión recreativa”.
En ese momento comenzó a competir en las ligas y siempre actuaba en categorías dos años mayores que él. “A los 10 años jugaba sub-12, a los 11 en la sub-13, a los 12 en la sub-14 y así sucesivamente”.
En Nacional, Emilio ha sido goleador desde la categoría sub-15. Siempre se ha comportado como un joven maduro, aterrizado, con los pies en la tierra. Dice tener movimientos similares a los de su padre en la cancha. “Las diagonales, la ubicación a espalda de los defensores, el gol y la forma de cabecear”. Pero hasta ahí llegan las comparaciones, porque habla claro respecto a si quiere superar o llegar hasta donde lo hizo su padre. “Él hizo un camino muy bueno, es un goleador histórico en Colombia, pero voy a tratar de escribir mi propia historia como Emilio, y no como el hijo de Aristi”.
Es un convencido de que le gustaría que la gente viera lo bueno que él haga por méritos propios y no comparándolo con lo que Víctor Hugo logró.
Acepta que es un peso ser el hijo de Aristi, pero más por los comentarios y las comparaciones de la gente. “Siempre va a haber esa clase de opiniones, por eso es un peso grande, pero quiero hacer historia con mi nombre y pensando en mí”, dijo también a este periódico el año pasado.
En casa tiene claro quiénes mandan y los roles de sus padres. Respecto a quién es más exigente entre Victor Hugo y su mamá Catalina, explica que en lo deportivo es el exgoleador y en lo académico su madre. Además maneja una excelente relación con sus hermanas María Camila y Juanita.
“Mi papá es exigente en mi parte deportiva, pero en el estudio es mi mamá ya que él permanece mucho tiempo en Bogotá”.
Tiene en Ronaldo, el brasileño, a su ídolo futbolístico. “La inteligencia que tenía para definir es impresionante y su técnica. Lastimosamente se lesionó mucho, pero el tiempo que jugó le bastó para hacer historia”.
Sabe que para mantenerse como profesional requiere la condición mental y técnica, y no escatimará esfuerzos para triunfar. “Entregaré todo para ganarme mis cosas, además porque es el club de mis amores” .