La Eurocopa marcará el adiós del jugador alemán de 34 años que, además de su gran talento para el fútbol, deja una huella imborrable por entereza y disciplina para afrontar su profesión.
La inteligencia y humildad de Toni Kroos para afrontar el fútbol han hecho de él un ícono que, aún con la Eurocopa (desde el 14 de junio) pendiente de disputar con la Selección de Alemania, la afición llora tras verlo despedirse victorioso con el Real Madrid como campeón de la Liga de Campeones 2023-24.
“El hombre de Hielo”, como lo tildan por su temple y tranquilidad en la cancha; “El Francotirador”, por sus potentes remates de zurda; y “El Profesor”, como lo ‘bautizó’ el entrenador Carlo Ancelotti por su aporte al equipo merengue, son calificativos que hereda el mediocampista que en su paso por el conjunto español, durante una década, logró 14 títulos internacionales, entre ellos cinco de Champions.
En 17 años de trayectoria profesional, Kroos demostró ser un futbolista diferente no solo por su estilo de juego sino por comportamientos personales que engrandecen su nombre. Dotado de un talento especial, desde sus comienzos exhibió grandeza, pues una publicación de la Uefa cuenta que en la escuela en Evershagen le hicieron jugar al fútbol descalzo en clase de educación física, pues “de lo contrario los demás no habrían tenido ninguna oportunidad”, le confesó la profesora Sieglinde Heimann al diario Welt.
Llegó al Bayern procedente del Hansa Rostock y debutó en 2007 cuando tenía 17 años y 265 días, gracias al visto bueno del técnico Ottmar Hitzfeld. Ese fue comienzo del crack que también conquistó la Copa Mundo de Brasil-2014 y que a sus 34 años, todavía con muchas condiciones físicas y técnicas, decidió decirle adiós al fútbol competitivo.
El ritual con sus botines
Más allá de sus hazañas deportivas hay hechos en los que Kroos deja huella. Uno de ellos, el ritual con sus guayos que se hizo famoso. Antes de los partidos y los entrenamientos, Toni moja los botines y luego utiliza un secador para darles calor. Y luego de las prácticas o encuentros, él mismo los lava, no deja que los utileros del club lo hagan.
Cuando va a estrenar, algo que evita al máximo por temas de comodidad, corta los extremos de los cordones que vienen en plástico, pues siempre busca que ningún objeto interfiera y su pegada tenga la mayor limpieza posible.
A diferencia de otras estrellas que constantemente cambian de botines para responder a sus compromisos publicitaros con las marcas, que incluyen diseños y tonos diferentes, Kroos tiene una cláusula especial en la que no está obligado a hacerlo. Solo usa los suyos, de color blanco y azul celeste, con tres franjas oscuras, cordones azules y talonera ídem con la bandera de Alemania y el sello de Adipure 11Pro, el modelo hecho para él.
En una entrevista para el canal del Real Madrid confesó una especie de cábala, pues dijo que juega con los mismos guayos “por suerte” y también por comodidad. No en vano en algunos partidos terminó con los botines raídos, casi descalzo después de duras batallas. “Sé que muchos pensarán que estoy loco, pero para mí es importante mirar para abajo y ver botines blancos. No sé si tengo algún problema psicológico, pero sino, no estoy cómodo”, reseñó en TyC Sport.
Solo en contadas ocasiones permitió el cambio de color, como el día que fue presentado en el Real Madrid ante 20.000 hinchas. Allí lució botas azules. Y en la final de la Champions este sábado en Wembley ante Borussia, cuando el azul de sus botines cambió por dorado (ver ayuda).
Estos detalles hacen único a Toni Kroos, quien tardó dos años aprendiendo español y que todos los días, a las 6:30 de la tarde, se sienta a cenar con su esposa Jessica Farber y sus tres hijos (Leon, Amelie y Fin). El que se levanta a despacharlos para el colegio y al que no le interesa que alguno de ellos siga sus pasos en el fútbol, “solo que sean felices y buenas personas”.
Toni tiene una fundación en la que ayuda a niños enfermos y a sus padres, además el futbolista sigue el baloncesto de la NBA y el tenis de campo, deportes en los que admira los estilos del estadounidense Stephen Curry y el suizo Roger Federer.
El jugador sencillo y disciplinado que siempre trata de pasar inadvertido porque gusta poco de la publicidad, pero que con su fútbol y modales, se volvió referente mundial.
EN LA FINAL CAMBIÓ EL AZUL POR EL DORADO
En la final de la Champions, en la que inscribió su nombre entre los máximos ganadores de este torneo en la historia con 6 títulos junto a Paco Gento, Luka Modric, Dani Carvajal y Nacho Fernández (5 con Real y uno con Bayern de Múnich 2013), Toni Kroos lució sus botines blancos, pero con una variación en los colores complementarios. Adidas, la marca que lo patrocina, lanzó una edición especial de los míticos Adipure 11 Pro que el alemán usa desde 2013.
Cambió el azul por el color dorado, que según los diseñadores, le dan más realce en el terreno de juego. Los guayos tenían el logotipo de la Champions League, acompañado de la fecha y el lugar de la final. Sí mantuvo la bandera de su país en la talonera. También llevaban estampados los nombres de su esposa y sus tres hijos.
“Mis botas son la única cábala que tengo. Cuando juego necesito ver unas botas blancas en mis pies. No sé por qué me pasa, pero es así”, dijo.
