Los jugadores, que habían hecho una gran celebración tras la victoria ante Uruguay y compartido videos en redes sociales sobre esa euforia, salieron molestos y aburridos de la final y por ello, solo querían encontrarse con sus seres queridos o retomar a sus respectivos equipos.
Tras la ceremonia de premiación y la charla con el técnico Néstor Lorenzo, el cuerpo técnico determinó dar por terminada la concentración y por ello, los jugadores quedaron liberados para iniciar el regreso a sus respectivos equipos. Mientras tanto, en el país había altas expectativas sobre el recibimiento que, como es usual, se hace a los deportistas que dejan el alto el nombre de Colombia en competencias de alto rendimiento.
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Sin embargo, los jugadores habrían manifestado no tener nada qué celebrar. Aunque no es oficial, pues la Federación aún no ha emitido ningún comunicado al respecto, al parecer, lo sucedido con el presidente Ramón Jesurun, detenido con uno de sus hijos, acusado de agresión a personal de seguridad en Miami y la trifulca previa al partido, cuando miles de hinchas intentaron colarse en el estadio, llevó a los jugadores a tomar la decisión de no tener ningún recibimiento, ni vuelo especial a Colombia.
Por ello, no habrían aceptado la invitación, que según conoció la FM, les habría hecho el presidente Gustavo Petro, que quería hacerles un reconocimiento en el Palacio de Nariño. Trascendió, además, que los jugadores habían preferido no tener ningún recibimiento y sobre todo no ser utilizados para fines políticos.
Esa es la razón por la cual decidieron tener un regreso discreto, tan solo unos, porque otros viajaron directamente con sus familias a sus clubes o a otros destinos para descansar unos días antes de retomar entrenamientos con sus equipos.
Este martes, incluso, el presidente Petro dejó ver su malestar y en un mensaje destemplado dijo, a través de su cuenta de X, que hubiera preferido que los jugadores tuvieran un recibimiento a la altura de su desempeño en la Copa, al referirse a “jóvenes destemplados”. Lo cierto es que los futbolistas tenían toda la potestad para decidir cómo querían regresar al país después de haber peleado con berraquera y valentía, el trofeo más importante del continente.
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“No me gusta que a muchachos tan valientes se les reciba de manera tan triste. Tenemos una de las mejores selecciones de fútbol del mundo. Los tragos amargos se pasan rápido y se abre el corazón a la alegria. Menos apariencias falsas, más realidad. Esos jóvenes desilusionados son la guía más clara para nuestra juventud y niñez. Que viva la selección Colombia y sus valientes y que viva Colombia siempre en paz, justa y bella (sic)”, dijo el jefe de Estado.