Por juan felipe zuleta valencia
Atrás quedó el día en el que Sebastián Pérez jugó un amistoso con la camiseta del Arsenal ante Manchester City, en 2013. Y también quedó relegado el momento en que Víctor Marulanda, gerente deportivo de Nacional en ese entonces, confirmó la posibilidad latente de que el volante jugará en el Sevilla, ante el gran interés del club español de ficharlo tras su importante papel en el título verde en Libertadores.
Ayer el excanterano verdolaga fue confirmado como nuevo refuerzo del Barcelona de Ecuador, luego de su fugaz paso de cuatro meses en el Pachuca de México y su fallida estancia en Boca Juniors marcada por una lesión de ligamento cruzado sufrida en abril de 2017 y que lo mantuvo cinco meses fuera del campo y jamás le permitió recuperar un nivel suficiente para disputar un lugar en el medio campo del conjunto xeneixe.
En el elenco ecuatoriano cayó muy bien su fichaje. Y es que a pesar de sus dos discretos antecedentes, la afición del elenco más importante de dicho país aún recuerda el desempeño del antioqueño con Nacional en Copa Libertadores. Incluso no faltó quien recordara en redes sociales la portada del diario Mundo Deportivo cuando Sebastián sonaba para el otro Barcelona, como futuro sustituto de Sergio Busquets.
Fue en mayo de 2016 cuando el exverdolaga compartió portada del influyente medio deportivo catalán junto al alemán Julian Weigl del Borrusia Dortmund y Renato Sánchez del Benfica, mientras dicho periódico reseñaba que los cazatalentos del Barcelona se encontraban tras la pista de los tres jugadores y destacaban sus cualidades.
Pradójicamente ninguno de los tres protagoniza actualmente el futuro que le presagiaba Mundo Deportivo.
Tras un austero paso por Bayern de Múnich, Renato es suplente del Swansea en Premier League. Weigl sufrió una fractura de tobillo en 2017 y esta temporada apenas ha jugado cinco partidos.
En cuanto a Sebastián Pérez, a dos meses de cumplir 26 años, la liga ecuatoriana, con su exigencia física, aparece como un reto para demostrar que puede recuperar su técnica con el balón, su inteligencia de juego y ganar una capacidad atlética que lo devuelvan a la órbita de Selección Colombia de mayores y, quizás, la posibilidad de volver al radar de ligas de mayor envergadura para demostrar finalmente por qué llegó a ser considerado una promesa del medio campo en el mundo.