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“No tenemos excusa alguna, vamos a darlo todo por el DIM”: Francisco Fydriszewski está listo para brillar en la Liga colombiana

El argentino Francisco Fydriszewski está listo para debutar con el Medellín. Aquí su historia en el fútbol.

  • El delantero Francisco Fydriszewski, de 31 años, conocido como El Polaco, es uno de los cinco refuerzos del Medellín para el 2025. El futbolista utilizará el número 19 en esta temporada con El Poderoso. FOTO cortesía dim
    El delantero Francisco Fydriszewski, de 31 años, conocido como El Polaco, es uno de los cinco refuerzos del Medellín para el 2025. El futbolista utilizará el número 19 en esta temporada con El Poderoso. FOTO cortesía dim
25 de enero de 2025
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Lo último que hace antes de salir del camerino a la cancha es mirar la foto de su padre, que falleció hace dos años. Primero, pausa en los audífonos la voz de Gustavo Cerati cantando con Soda Stereo, o la de algún grupo de cumbia santafesina como Los Palmeras, y llama a su esposa, su hija, que son los motores de su vida, para motivarse.

Pero ver la foto de su viejo es especial para Francisco Fydriszewski, nuevo delantero del DIM. Por eso lo hace al final de su “ritual” precompetitivo. Mientras mira con amor al hombre que le heredó un apellido difícil de pronunciar, su mente se transporta a Capitán Bermúdez, la ciudad donde creció, ubicada al borde del Río Paraná y a 20 kilómetros de Rosario, en la provincia argentina de Santa Fe.

Hasta ahí llegó su tatarabuelo, polaco de nacimiento, con sus hijos (entre los que estaba su bisabuelo), huyendo de las bombas, la destrucción de las guerras de los primeros años del siglo XX en Europa. Empezó una nueva vida. Tuvo descendientes que se argentinizaron: se enamoraron del mate, el dulce de leche, los asados, el fútbol.

El sueño de casi todos los argentinos es tener en su familia un futbolista profesional. Los papás de Francisco también lo tenían. Por eso, cuando era pequeño, lo llevaron, junto con uno de sus tres hermanos, a la escuela de fútbol de un equipo de Rosario, urbe donde la pasión por la pelota sale por los poros.

¿Cómo empezó en el fútbol?

“A mis papás siempre les gustó el fútbol. Por eso nos llevaron a las divisiones menores de Newell’s (equipo donde se formó Messi). Desde que estábamos en el baby, que es la categoría más pequeña, nos acompañaron, hasta que ya estuvimos grandes. A mí me gustaba entrenar. A mi hermano, que tenía más condiciones que yo, no tanto”.

¿Siempre fue delantero?

No. Arranqué en las inferiores en el medio, como volante. Después tuve un capítulo jugando por fuera, de extremo. Cuando estaba más grande, me empezaron a poner adelante por la altura. Esa fue la posición en la que se me dieron las cosas para llegar”.

Un camino espinoso

Para muchos chicos de Suramérica, el fútbol es el sueño para construir una vida mejor. Sin embargo, llegar a ser profesional no es fácil. En Argentina, por ejemplo, solo cuatro de cada 100 jóvenes que hacen procesos formativos llegan a la primera división, según datos de Infonegocios.

Francisco era consciente de eso. Tanto que, cuando tenía 14 años, decidió dejar el fútbol. Estuvo fuera de las canchas 12 meses. Pero bien dicen que no hay nadie que escape de su destino: “contra lo que tiene que pasar, toda fuerza sobra”, escribió José Saramago. A Fydriszewski lo buscaron para que regresara a Newell’s porque su talento gustaba.

Tres años después, volvió a dejar el fútbol. Esta vez no fue por un “capricho”, sino por una circunstancia ineludible de la vida: se convirtió en padre siendo joven, a los 18. La llegada al mundo de su hija, su gran amor –en el perfil de WhatsApp tiene una foto con ella–, lo llevó a salirse de las canchas seis meses y empezar a trabajar.

¿En qué trabajó en ese tiempo?

“En mi familia tienen un emprendimiento de construcción de hacer pisos (apartamentos), casas y esas cosas. Ahí fue donde trabajé. Ellos me dieron la mano. Yo no servía mucho para eso, pero bueno, me ayudaban”.

¿Cómo regresó al fútbol?

“Después de seis meses volví a entrenar, pero seguía trabajando. No fue fácil. Nos tocó muy duro. Estuve así durante dos años. Después, la familia me dijo que me dedicara por completo al fútbol, que esa sería la última posibilidad que tenía. Ellos me apoyaron mucho”.

El sueño se volvió realidad

Se sentía raro. Aunque estaba feliz porque cumplió el sueño de llegar al primer equipo de Newell’s, sabía que sería difícil ganarse un puesto en el ataque de “La Lepra”. Competía por el puesto con David Trezeguet, campeón del mundo con Francia en 1998, e Ignacio Scocco, uno de los mejores delanteros de Suramérica.

¿Cómo fue la relación con esas figuras?

“Fue buena. Ellos siempre lo aconsejaban a uno. David era un poco serio, pero Scocco sí era de estar todo el tiempo hablando con los chicos, muy cercano a los juveniles que estábamos en el equipo. Aprendí mucho viéndolos entrenar, cómo definían. También tuve la suerte de jugar con Maxi Rodríguez, Éver Banega, Gabriel Heinze. Para mí, eso fue un privilegio”.

Lo empezaron a convocar a los partidos de primera división. Estuvo en el banco durante varios encuentros. Siempre tuvo la ilusión de que le dieran algunos minutos. Sin embargo, no llegaban. Ya tenía 21 años. Empezaba a desesperarse, pero confiaba en que el momento llegaría.

¿Cómo fue su debut?

“Fue algo increíble. Fue contra Atlético Rafaela de visitante. Jugamos, yo estaba en el banco. Justo en ese partido no jugó David Trezeguet e Ignacio Scocco, que era el delantero titular, se lesionó. Me llamaron y entré en el segundo tiempo. Fue especial. Después de eso tuve la posibilidad de jugar como 4 o 5 partidos más. Me gané un lugar y me empezaron a conocer un poquito”

Salir de la casa

Como todos los futbolistas, Francisco quería jugar más. Le salió la oportunidad de irse en préstamo a Villa Dálmine, un equipo chico de Buenos Aires. “Me dieron la oportunidad para mostrarme. Fue algo bonito”. En su primer semestre anotó 13 goles en la B Nacional, que dice es durísima.

Le fue bien. Terminó el préstamo. Gabriel Heinze, quien fuera su compañero en Newell’s, ahora era entrenador de Argentinos Juniors. Lo llamó. “Me dijo que no había sido por mi temporada anterior, que no le había gustado, sino porque sabía lo que le podía dar”. Se fue cedido.

Aprendió mucho. Manifiesta que “El Gringo” ha sido el mejor entrenador de su carrera porque estaba pendiente de todos los detalles. Su nombre empezó a sonar. Lo llevaron al Lugo español. “Fue bonito estar en el extranjero. Era un fútbol muy técnico. Todo iba bien. Iban a hacer uso de la opción de compra”.

Pero se lesionó. El ligamento cruzado de su rodilla derecha se rompió. “Fue el peor momento de mi carrera. Por fortuna, siempre estuvo la familia”. Desde entonces tiene un entrenador que lo acompaña, vía zoom, dos días a la semana para hacer trabajos de recuperación después de entrenar. Regresó a Rosario, se recuperó. Lo cedieron a Antofagasta, de Chile. Después llegó la oportunidad del fútbol ecuatoriano.

“Viví grandes experiencias. En Aucas salí goleador y campeón con un equipo que no había ganado nada. En Barcelona me fue bien, me destaqué. Luego hubo un cambio de entrenador y, en familia, decidimos regresar a Argentina cuando salió la opción de ir a San Lorenzo”.

No lo pensó mucho. Quería volver. Él, que es muy arraigado a sus raíces, anhelaba estar en su país. Soñaba con poder ir de vez en cuando a Capitán Bermúdez, donde tiene una casa, están los amigos de toda la vida con los que ama hacer asados y vive su madre, quien le prepara la milanesa de pollo que tanto le gusta.

Todo apuntaba a que la aventura saldría bien. Sin embargo, un penalti a lo Panenka errado llevó a que las directivas de “El Ciclón” no lo tuvieran en cuenta. Ahí llegó la opción de venir al Medellín. Aceptó y estuvo en 10 días de la pretemporada. “Me he sentido cómodo en el equipo y en la ciudad. Estamos preparados para el debut de la Liga. No tenemos excusa. Vamos a darlo todo por el DIM”.

Este domingo, a eso de las 7:00 p. m., en el estadio Armando Maestre de Valledupar, Francisco Fydriszewski llamará a su esposa e hija, luego mirará la foto de su padre con el mismo amor de siempre y saldrá del camerino a la cancha para debutar en el fútbol colombiano.

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