Su rostro, por lo general, tiene la expresión seria de quien logró sobreponerse a la adversidad. Tiene un tono de voz neutro, tranquilo, que dan los años. Nunca titubea al hablar. Sin importar el tema por el que le pregunten, responde con claridad.
Posee una mentalidad fuerte, que no lo ha dejado rendirse jamás. A Daniel Londoño la vida le enseñó a no preocuparse más de la cuenta. Vive como un estoico. En medio de la turbulencia, asume las cosas con serenidad y logra mantenerse en el presente: va día a día.
Por eso, ni la sanción por supuesto dopaje, que lo sacó de las canchas durante cuatro años cuando era uno de los jóvenes con mayor proyección del fútbol colombiano, ni las críticas pesadas de los hinchas del Medellín –con amenazas incluidas–, que llevaron a que el cuerpo técnico de Alfredo Arias no lo tuviera en cuenta en el inicio del 2024, lograron quitarle las ganas de luchar para dejar huella en el fútbol.
Al contrario. En medio de la hostilidad, como el Ave Fénix, encontró el impulso que lo llevó a ampliarse y tratar de ser mejor. “El fútbol es algo muy importante en mi vida, que me ha dado la posibilidad de crecer como persona y mejorar. Sin embargo, he tenido la oportunidad de estar en contacto con otros ámbitos y entendí que no lo es todo. Por ejemplo, estoy próximo a terminar una carrera universitaria y a iniciar los cursos para ser técnico”, aseguró.
Londoño, de 30 años, ya terminó todas las materias de Administración de Empresas en el Ceipa. Estudió de manera virtual y solo le falta finalizar los niveles de inglés para recibir el título profesional. El futbolista del DIM manifiesta que su interés por formarse como profesional nació en 2016, cuando jugaba para Atlético Nacional.
En el cuadro verde tuvo como compañeros a Francisco Nájera, hoy entrenador de las menores del Medellín, y a Felipe Aguirre, quien este año regresó al balompié colombiano y jugará en Águilas Doradas. Ambos estaban estudiando y empezaron a ganarle “tiempo al tiempo”. Daniel, en medio del momento más difícil de su carrera, decidió hacerlo.
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Durante el debut del DIM en el Apertura 2025, contra Alianza en Valledupar, Daniel Londoño –zurdo natural– cobró un tiro libre con su pierna derecha. No fue la primera vez que lo hizo. Hace un par de años lo realiza, cuando puede, en los partidos que juega.
Es curioso. Por lo general, a los futbolistas les cuesta patear de manera precisa con la “pierna mala”. Sin embargo, desde pequeño Daniel tuvo talento para hacerlo. Su padre, quien siempre lo acompañó en su proceso de formación en el Envigado F.C., le insistió en que entrenara la derecha.
¿Cuándo perfeccionó la técnica que tiene con la derecha?
“Cuando estuve suspendido, tuve mucho tiempo en que solo entrenaba en el Envigado. Hubo momentos en las prácticas en los que me tocaba reemplazar compañeros que jugaban en otras posiciones. Ahí empecé a perfeccionar el juego con la otra pierna. Durante la pandemia logré perfeccionarla muchísimo más y, cuando regresé de la suspensión, me sentía con más confianza para usarla. En ese momento jugué de lateral derecho y le cogí mucha confianza al trabajo con ese perfil”.
¿Y los cobros de tiro libre, cuándo los empezó a trabajar?
“Eso fue durante el último semestre. Desde hace un tiempo tomé la decisión de practicar más el pateo de tiros libres con la derecha. Eso me ha llenado de confianza a mí. El cuerpo técnico, que ha visto mi trabajo, también me ha dado la opción de explotar esa habilidad”.
Este año, que empezó bien para usted, ¿cree que llega el gol de tiro libre con la derecha?
“Estoy convencido de que sí llegará el gol. En los dos partidos que hemos jugado esta temporada empezamos con el pie derecho, y eso es algo muy positivo. El semestre pasado lo terminamos con un nivel parecido y, la verdad, estoy muy contento con lo que hemos mostrado hasta el momento”.
¿Para qué está el Medellín en el Apertura 2025?
“Yo creo que tenemos un equipo muy completo. Hay muchos futbolistas talentosos. Creo que los directivos hicieron un gran esfuerzo para que la mayoría continuáramos y trajeron buenos refuerzos. Además, tenemos la idea de juego mucho más clara. Creo que eso hace que estemos para pelear el título o ganarlo. No puede volver a pasar que estemos un año sin entrar a los ocho”.
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Desde pequeño, Daniel Londoño supo que quería ser futbolista. Si bien siempre fue un niño de casa, en el colegio El Rosario de Itagüí aprovechó todos los momentos que tuvo para patear un balón: los descansos, las clases de educación física, los interclases, los partidos de intercolegiados.
Eso formó su talento. Llegó a las menores de Envigado, cuadro al que enfrenta este domingo a las 3:00 p.m. en el Polideportivo Sur, muy pequeño. Primero jugó de delantero. Sin embargo, por ser zurdo, lo empezaron a utilizar como volante y luego de lateral en el Pony Fútbol, así como en las categorías sub-13 y sub-15.
En la banda encontró su lugar (aunque Alejandro Restrepo lo ha puesto como central por izquierda y dice sentirse cómodo ahí). Subió de nivel. Hizo parte de selecciones Antioquia y Colombia juveniles. “Veía cercano el debut. Estaba listo para hacerlo. Lo que más me preocupaba era mantenerme en el alto rendimiento”.
Lo consiguió. En 2016 llegó al Atlético Huila para sumar minutos. Tenía 21 años y se proyectaba, incluso, para algún día llegar a la Selección. Pero se le atravesó una piedra en el zapato: dio positivo por Boldenona, una sustancia anabólica prohibida para los deportistas.
Lo sancionaron por cuatro años. “Fue muy duro. Nunca supe cómo llegó la sustancia a mi cuerpo. Creo que fue por alguna carne de res que me comí. No habría otra explicación. Sin embargo, con el tiempo, lo asumí de buena manera. Al final, el abogado logró que al año pudiera volver a jugar”.
El 19 de julio de 2017, gracias a la gestión de César Giraldo, le levantaron la sanción por errores en las pruebas. Volvió a jugar con Envigado. “Estaba tranquilo, feliz”. Sin embargo, en 2018, Dimayor lo obligó a pagar otros tres años de sanción. “Esa vez fue mucho más difícil porque pensaba que ya todo estaba completamente arreglado”.
Envigado fue su casa. Lo dejaron entrenar todo el tiempo. “Fueron una familia para mí y estoy agradecido”. Aunque hubo días difíciles, en los que pasó dificultades económicas y de ánimo, nunca se rindió. En julio de 2021 quedó libre de cualquier culpa. Debutó de nuevo el 23 de julio de ese año. Se destacó con Envigado. Llegó al DIM.
¿Pudo llegar más lejos de no haber sido sancionado?
“Yo creo que sí. La sanción me privó de llegar más lejos porque me quitó años importantes. Los 22 y 23 años son edades en las que los jugadores colombianos tienen muchas posibilidades de ir al exterior y mejorar su condición económica. Sin embargo, eso nunca me mató la cabeza”.
¿Cómo ha visto a la Selección sub-20?
Daniel, usted estuvo en el Sudamericano de 2015. ¿Qué tal fue esa experiencia?
“Fue algo muy bonito. Tuve la oportunidad de conocer y reconocer un montón de aspectos del fútbol a nivel internacional, como la forma en que se juega en otros países. Es como enfrentarse realmente a la alta intensidad de este deporte, y te da un poco de jerarquía al medirte contra selecciones como Brasil y Argentina”.
¿Cómo ve el proceso de la Sub-20 que juega el Sudamericano en Venezuela?
“He visto un par de partidos. Sin embargo, creo que es un equipo firme, compacto, con jugadores de mucho talento y trayectoria, que saben ir bien al ataque. Esos torneos son difíciles porque hay que jugar cada dos o tres días, pero en términos generales, es un buen equipo”.
¿Qué tal fue jugar el Mundial Sub-20 de 2015?
“Fue increíble. Es una experiencia que muchas veces se da solo una vez en la vida. Es impresionante enfrentarse a rivales de Asia y África. Además, la logística, los hoteles... todo es diferente”.
