Después de la eliminación de Argentina en Rusia 2018 a manos de Francia en los cuartos de final de aquel Mundial, Lionel Messi terminó muy golpeado, se alejó de la Selección por varios partidos en medio del cambio generacional que realizaba el técnico Lionel Scaloni.
En todos los medios de comunicación se hablaba de “Messi y sus amigos” y los señalaban como responsables de que Argentina no volviera a tener el protagonismo de antes, no pudiera alcanzar los títulos y siempre se quedara ad portas de una gran celebración.
Un día Messi regresó, lo hizo junto a una camada de jugadores distintos, en la que sobrevivían Ángel Di María y Sergio Agüero. Durante la concentración de esa convocatoria, Rodrigo De Paul tomó la iniciativa, se acercó a la habitación de Lio y le preguntó si quería tomar un mate.
Ese fue el punto de quiebre para “La Pulga”, quien se sentía como un extraño en un grupo de jugadores desconocidos para él.
De Paul se había convertido en el líder de esa nueva camada y, junto al Papu Gómez, Lo Celso y Paredes, tomó la vocería del grupo. El jugador se encargó de integrar a Messi, quien de nuevo se volvió a sentir importante, se sintió respaldado por la nueva banda de futbolistas.
En cada entrevista que daba, Messi hablaba de la buena convivencia que tenía con De Paul, de las bromas que realizaban y de cómo la Selección se había fortalecido como grupo.
En la Copa América de Brasil 2021 llegaría el punto de clímax cuando Argentina se coronó campeona en el Maracaná venciendo a Brasil, Messi se quitó un peso de encima, que De Paul y su banda decidieron compartir con él y lo alivianaron para que se sintiera como pez en el agua.
Hoy en Qatar, en los entrenamientos de Argentina, De Paul sonríe con él, lo abraza y bromean juntos. De esa manera, Messi volvió a sonreir con Argentina y hasta acá se ha convertido en la gran figura dentro de la cancha, por lo que se podría decir que en Rodrigo encontró su ángel de la guarda.