La selección de fútbol de Brasil, una vez temida y reverenciada en el mundo del deporte, atraviesa su momento más oscuro. La reciente derrota ante Paraguay en la octava jornada de las Eliminatorias de la Conmebol ha profundizado el abismo en el que está sumido el equipo ‘Verdeamarelha’. Lo que antes parecía imposible, ahora es una realidad tangible: Brasil está en serio peligro de quedar fuera de la Copa del Mundo por primera vez en su historia. Detrás de esta caída sin precedentes, algunos atribuyen el desastre a una extraña “maldición”, nacida de un incidente aparentemente menor pero que hoy adquiere dimensiones supersticiosas: la “maldición del gato”.
La historia se remonta al Mundial de Qatar 2022. Durante una conferencia de prensa, un gato se paseó por la mesa donde Vinicius Jr. hablaba ante los medios. En ese momento, Vinicius Rodrigues, jefe de prensa de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), decidió apartar al felino de manera brusca, arrojándolo al suelo. El acto fue duramente criticado, no solo por la forma en que se trató al animal, sino también por la sensibilidad religiosa. En el Islam, los gatos son considerados animales sagrados, limpios y, en muchos casos, se les permite entrar en las mezquitas. El rechazo al maltrato del felino fue inmediato, y lo que parecía un episodio anecdótico se ha transformado, con el tiempo, en una sombra que persigue a la selección brasileña.
Desde ese incidente, una serie de hechos desafortunados ha marcado el destino del equipo brasileño. La renuncia de Tite tras seis años al frente de la selección fue el primer golpe, pero los sucesos que siguieron fueron aún más preocupantes. Brasil cayó ante Marruecos y Senegal en amistosos, y un inesperado empate ante Venezuela (0-0) dejó a muchos perplejos. Este resultado fue apenas la segunda vez en la historia que Venezuela lograba sacar un punto ante Brasil en Eliminatorias, un resultado que hace apenas unos años hubiera sido impensable.
Luego vino la derrota ante Uruguay, rompiendo una racha de 22 años sin perder ante los charrúas en eliminatorias. Para añadir sal a la herida, Neymar, su máxima estrella, sufrió una grave lesión en los ligamentos cruzados y el menisco, lo que lo dejará fuera de las canchas por un largo periodo. Poco después, llegó la histórica derrota ante Colombia, la primera en la historia de los clasificatorios mundialistas entre ambos equipos, y la pérdida del invicto como local frente a Argentina.
Por primera vez en la historia de las Eliminatorias, Brasil perdió tres partidos consecutivos. La crisis no solo se limitó al campo de juego, sino que también afectó las oficinas de la CBF. Ednaldo Rodrigues fue destituido como presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, y el técnico Fernando Diniz, quien apenas había comenzado su ciclo, fue cesado tras una decepcionante serie de resultados en los que el equipo recibió siete goles en seis partidos, un récord negativo en las Eliminatorias para Brasil.
A nivel continental, la debacle continuó. Uruguay eliminó a Brasil en los cuartos de final de la Copa América 2024, y Argentina los dejó fuera de los Juegos Olímpicos, un torneo en el que Brasil había sido un habitual desde hacía dos décadas.
El último clavo en el ataúd llegó con la derrota ante Paraguay. Un equipo al que Brasil no perdía desde hacía 16 años, logró vencer a la ‘Canarinha’ con un modesto 1-0. El partido fue una muestra de la fragilidad de un Brasil irreconocible. Paraguay, con apenas un 30% de posesión del balón y solo dos tiros a puerta, logró lo impensable: doblegar a una selección que, al menos en nombres, sigue siendo una constelación de estrellas. Vinicius Jr., Rodrygo, Endrick, Marquinhos y Lucas Moura no pudieron evitar que el equipo guaraní se impusiera con un fútbol práctico y sin grandes alardes.
Casualidad o no, desde el incidente del gato, Brasil ha vivido una debacle futbolística sin precedentes. Lo que antes era un gigante que imponía respeto en cada cancha, ahora se ha convertido en un equipo vulnerable. Los rivales ya no temen enfrentarse a la selección de las cinco estrellas, y los equipos de la Conmebol le juegan de igual a igual, conscientes de que el aura de invencibilidad de Brasil ha desaparecido.
Con cuatro derrotas en los últimos cinco partidos de Eliminatorias, Brasil se encuentra en una situación crítica. Si bien aún queda tiempo para revertir el rumbo, el fantasma de la “maldición del gato” sigue rondando el ambiente. Los aficionados, que alguna vez confiaron ciegamente en el poderío de su selección, ahora miran con preocupación cada partido, temerosos de que esta pesadilla termine con la peor de las tragedias: ver a Brasil fuera del Mundial 2026.
Brasil siempre ha sido sinónimo de grandeza en el fútbol. Pero en este momento, esa grandeza parece desvanecerse. Las estrellas de la selección brillan menos, los resultados no acompañan, y el equipo que alguna vez impuso miedo ahora genera dudas. Si algo está claro, es que Brasil deberá enfrentar una de las pruebas más difíciles de su historia si quiere romper la “maldición” y regresar al lugar que le corresponde en el fútbol mundial. Solo el tiempo dirá si podrá lograrlo o si el gato seguirá siendo un símbolo de su declive.
