En las dos últimas fechas, ante Caldas y Águilas, hubo un juvenil en Nacional que sorprendió por su personalidad y que dejó una grata impresión en la hinchada. Se trata de Agustín Cano, un joven de 22 años al que el club verdolaga ha visto crecer.
Es un volante de perfil zurdo, criado en el municipio de La Estrella. Allí jugó en la Escuela La Estrella hasta los 11 años y en 2013 pasó a las inferiores de Nacional.
Ya hizo parte de la Selección Colombia sub-20 que se preparaba para disputar el Sudamericano sub-21 que se realizó en Colombia.
Su familia está conformada por su mamá, Lina María, y su papá Álvaro. Es hijo único. A su corta edad, le ha tocado vivir solo en La Estrella, ya que a su papá lo trasladaron de ciudad por cuestiones laborales y eso lo ha llenado de madurez. Es admirador del juego del volante belga Kevin De Bruyne.
También pasó por la Selección Antioquia, en la que alcanzó a jugar hasta de número 9 y fue campeón nacional en 2018 y 2019. Además, cuando era más pequeño también se desempeñó como extremo, pero él dice que se siente más cómodo jugando como volante interior.
A esto se suma que, además del fútbol, quiere cultivar sus conocimientos y alternar su carrera con estudios de idiomas.
Desde que llegó a la institución verde, a los 12 años, tenía el gran sueño del profesionalismo. Con esa convicción se destacó en las divisiones menores y fue ascendiendo.
Su acercamiento al equipo profesional se dio de la mano del técnico Juan Carlos Osorio, quien en 2019 entrenó una semana con la categoría sub-20. Sin embargo, en 2020 solo jugó un partido. En 2021 también disputó otro encuentro con la camiseta verdolaga antes de ser cedido al Valledupar, donde lo dirigió el técnico Jhon Bodmer y después Felipe Merino, quienes pudieron ver su calidad.
“Es un muchacho que ha venido creciendo, con genialidad y muy buena técnica. Compartí con él de nuevo en la sub-20 de Nacional. De su parte personal puedo decir que es un muchacho tranquilo, se deja llevar, aunque por momentos le entraba el desespero por jugar con el equipo profesional. A mí me respondió bien en Valledupar y Nacional. Es un jugador que piensa, sabe ubicarse, maneja los dos perfiles y juega en corto y largo, pero su mayor riqueza es la lectura de juego y la toma de decisiones. Ha mejorado mucho la parte atlética y la recuperación”, manifestó el técnico Merino.
Después de Valledupar, Agustín fue cedido a un equipo de la segunda división del fútbol argentino. Argentino Quilmes. Esa primera experiencia en el fútbol internacional también lo hizo crecer como persona y futbolista.
Así que regresó al país y el entrenador Jhon Bodmer, conocedor de sus capacidades, quiso dejarlo en el equipo y tras darle la oportunidad en los últimos compromisos, el joven jugador no lo ha defraudado.
En sus tiempos libres aprovecha para visitar a sus familiares, que están en el barrio Belén Rincón.
En el último compromiso de Nacional como local, frente al Once Caldas, Agustín realizó 31 pases con una precisión del 94% y ganó 7 duelos individuales. Él se define como un volante que pisa las dos áreas, de buen pase, técnica y buen posicionamiento.
Mientras que en el último encuentro, ante Águilas, posiblemente no iba a ser titular, pero una virosis sacó a Dorlan Pabón a última hora del partido y Agustín volvió a aparecer en el onceno inicialista. Fue el mejor jugador del verde en el primer tiempo, manejando los ritmos del equipo, profundizando con los extremos y colaborando en marca.
El técnico Bodmer decidió sustituirlo para la etapa complementaria, pero los hinchas vieron nuevamente su calidad y en las redes sociales han comenzado a llenarlo de elogios.
Él toma esos aplausos con los pies en la tierra, porque sabe que en el fútbol un día estás arriba y al otro abajo, pero lo que no negocia es su compromiso con el equipo y, antes de cumplir su sueño que es llegar a jugar un día en Europa, quiere lograr muchas cosas con Atlético Nacional. Por ahora, hay que decir que Agustín va por buen camino y convence con su fútbol.