La presencia de Sandra Salamanca como directora técnica de La Equidad en la Liga profesional femenina, en la que es pionera y única en este campeonato que cuenta con 20 clubes participantes, demuestra que en Colombia la mentalidad está cambiando, aunque ella asegura que “aún hay muchos mitos y paradigmas por romper”.
Igual que las 500 jugadoras y 40 árbitras de la rama profesional, ella y sus colegas dan la batalla para ganarse un lugar en el fútbol y no quedarse atrás. Con carácter, preparación académica y pasión avanzan en un medio que “a veces se torna complejo”, dicen algunas, no solo dirigiendo equipos de mujeres, sino masculinos como sucede en Europa donde inclusive ya han orientado elencos de alto nivel (ver protagonistas).
Salamanca señala que todavía se encuentra gente que le dice que este deporte es solo para hombres, algo que asume como un desafío. “Eso, en vez de desmotivarme, se convierte en fortaleza diaria para seguir abriendo caminos y respaldar ese trabajo que estamos haciendo de manera callada, aportando esfuerzo y dedicación”.
A sus 38 años, esta licenciada en Educación Física de la Universidad de Cundinamarca, separada y madre de una niña de 12 años, combina su labor de directora técnica con el conjunto sub-15 masculino del club bogotano. En años pasados estuvo a cargo del sub-20, categoría en la que los muchachos están a punto de dar el salto a la élite.
Sin titubeos confiesa que su reto es llegar al mando de una Selección Colombia de mujeres, como parte de un proceso que tiene como meta final dirigir un elenco de la Primera División, pero de varones. “Ese es el gran sueño. Lo que hago ahora me permite formar más el carácter, pues las jóvenes son aguerridas y emocionales y saber interpretar todo eso te da experiencia”.
Acostumbrada a que los jugadores que llegan a la institución pregunten si es la fisioterapeuta, la médica o la nutricionista del plantel, Sandra cree firmemente en que va por buen camino, como lo ha comprobado en sus seis años de labores en La Equidad, periodo en el que, reitera, ha tenido “vivencias maravillosas”.
Falta respaldo
Liliana Zapata, una de las primeras estrategas en el balompié colombiano al lado de Miriam Guerrero y Margarita Martínez, dice que en el país abunda la calidad entre las directoras técnicas, “pero el medio no les da la oportunidad por el machismo que se resiste a desaparecer; son muy crueles con nosotras”.
Ella, que manejó la Selección de Antioquia con la que fue bicampeona nacional entre 2008 y 2012, pero que luego dejó porque consideraba que podía aportar más como dirigente, confiesa que la tarea es ardua. Por eso en su función como presidenta del Club Formas Íntimas cada vez que necesita practicantes en las universidades para orientar los equipos, elige mujeres, pues es una convencida del talento que existe.
Lilo, como la conocen en el ambiente futbolero, dice que a pesar de tanta resistencia han surgido colegas que hoy enaltecen esa labor en la región. Y menciona a Luisa Fernanda Gutiérrez, Sandra Ortiz, Gloria García, Liliana García, Carolina Bran y otras que hay en Bucaramanga, Barranquilla, Cartagena, Bogotá, Cali e Ibagué.
Señala que en los cursos que programa la Difútbol (División Aficionada) ellas siempre están presentes en busca de credibilidad aunque, manifiesta, “uno mismo es el que tiene que creer en su capacidad”.
Sandra y Liliana, dos ejemplos de lucha en el país, donde van encontrando eco en la sociedad sobre una actividad que en el pasado era impensada para mujeres
Un caso especial en sudán
Salma al Majidi fue la primera entrenadora de un equipo masculino de fútbol en África y el mundo árabe. En Sudán, donde no existía una selección femenina, ella se abrió paso y logró ejercitarse en este deporte que considera su “primer y último amor”, dijo la mujer de 27 años en nota publicada por este diario el 3 de abril de 2018.
Orientó el club Al Ahly Al Gadaref en la región de Gadaref, al este de Jartum, y también a Al Nasr, Al Nahda, Nile Halfa y Al Mourada.
Su aprendizaje fue de manera empírica, pues a los 16 años asistía a los entrenamientos del equipo de la escuela de su hermano menor y además de memorizar los ejercicios y movimientos que ordenaba el técnico, hablaba con él sobre técnica. Fue tanta la conexión que terminó trabajando a su lado. Luego dirigió juveniles entre los que, al comienzo, tuvo tropiezos porque alguna vez uno le dijo que en su tribu creían que los hombres no debían aceptar órdenes de las mujeres.
Primera y única en dirigir una selección
La presencia de la mujer como entrenadora de equipos de su género en el fútbol de Colombia se inició en 2002, cuando Miriam Guerrero participó en una convocatoria de la Liga de Bogotá.
Tras superar las exigencias fue elegida y dirigió el equipo en el Torneo Nacional de la Difútbol que se realizó en la ciudad de Medellín.
Esta entidad emitió un acuerdo que consistía en que el conjunto campeón y todo su cuerpo técnico sería la base de la Selección Colombia.
Y así fue, Bogotá ganó el torneo y aportó nueve jugadoras al combinado patrio que, en 2003, asistió al Suramericano de mayores en Loja, Ecuador, en fase clasificatoria.
Allí avanzaron a la ronda final en Lima, Perú, donde alcanzaron un meritorio tercer lugar. Ese mismo año hubo otra convocatoria para el Torneo Nacional sub-20 y aplicaron los mismos parámetros. De nuevo Guerrero se impuso para ganarse el derecho de llevar la bandera Tricolor con las juveniles.