La carrera de la mayoría de los futbolistas suramericanos trata de regirse por un patrón: debutar, consolidarse, viajar, hacerse un nombre, triunfar y regresar al lugar donde todo inició.
El asunto es que no siempre se cumple y también depende del contexto. En Argentina, por ejemplo, el sentido de identidad que despiertan los clubes es tal, que es común ver a futbolistas que aún en el auge de sus carreras en el exterior regresan a su equipo querido.
En Colombia hay factores que inciden para que muchos de los retornos no se materialicen o no sean lo esperado; el económico es uno de ellos.
Según la firma Sport Intelligence, la Liga colombiana es apenas la séptima en el continente entre las que mejores salarios pagan a sus futbolistas, por debajo de la MLS, México, Brasil, Canadá, Argentina y Chile. Esto explica la dificultad para convencer a sus ídolos de volver en medio de decenas de mejores ofertas económicas que encuentran en otras ligas.
Pero incluso quienes logran concretar el retorno, habiendo pasado años en ligas ampliamente diferentes a la colombiana, y consumados sus mejores años desde lo futbolístico, les cuesta adaptarse a las particularidades del PFC, aún en los aspectos más pequeños.
Mao Molina recuerda, por ejemplo, lo duro que fue pasar de la férrea disciplina de entrenamiento coreano al folclorismo criollo.
“Me costó mucho el tema de los entrenamientos. En Corea entrenan a tope durante dos horas, solo concentrados en ejecutar los trabajos. Acá, en nuestra idiosincrasia, se pierde tiempo en el calentamiento mientras la gente recocha o empiezan a hacer bobadas con la pelota. Yo venía acostumbrado a otra intensidad y al principio choqué mucho con eso”, cuenta.
Pero hay algo que tiene un alto valor para el rentado nacional y es la experiencia y aprendizajes que traen consigo esos veteranos. De ahí que los hinchas aguarden por ellos aun cuando sus promesas de regreso se vuelven eternas.
Ahí está el caso de Jackson Martínez, quien en diálogo el pasado sábado con los hinchas rojos en la cuenta de Instagram del DIM, renovó la ilusión de su retorno. Eso sí, haciendo la salvedad de que lo hará solo si considera estar a la altura de la exigencia. “Tengo el anhelo de volver, también volver para competir y para aportar. Veremos cómo viene el futuro”.
Lo cierto es que, a falta de grandes estrellas internacionales o capacidad para retener a las jóvenes figuras, lograr el masivo regreso de colombianos con trayectorias destacadas es un factor clave para cualificar el rentado local.
