Pero se le atravesó un escollo: en la primera etapa de la Clásica de Jáen, que se corre en España, Bernal sufrió una caída. El mismo día que hizo un esfuerzo descomunal para ponerse en la punta del pelotón de la fracción, en la misma jornada en que demostraba que tenía piernas para competir de “igual a igual” con Roglic, Mas (quien sabe con Pogacar, Vingegaard, Evenepoel), se fue al suelo.
¿El resultado? Fractura de clavícula. Mínimo dos meses por fuera. Sin embargo, los supersticiosos dirían que fue un golpe de suerte para el ciclista criollo. ¿Enserio? Sí. Bernal se ha roto esa misma parte del cuerpo tres veces más. En dos ocasiones, después de que se recuperó, consiguió victorias que ayudaron a consolidar su leyenda.
En 2015, cuando era un joven desconocido en el mundo, pero bastante destacado en el pelotón colombiano de ciclomontañismo –práctica con muchos adeptos en Zipaquirá y los municipios aledaños a Bogotá–, sufrió una fractura de clavícula después de caerse. Poco tiempo después, se quedó con la medalla de oro en Panamericano Junior de la modalidad.
Pocos años después, ya corriendo con Ineos (antes Sky), se cayó en una Vuelta a Cataluña en la que competía por quedar en el podio. En 2019, cuando se preparaba para correr el Giro de Italia, donde sería “capo” de su equipo, se fue al suelo. Una fractura de clavícula lo marginó de estar en la “corsa rosa”. Sin embargo, ese mismo golpe –y la lesión de un compañero–, fue la que lo llevó al Tour de Francia, que después ganó.
Bernal llegó como gregario de Geraint Thomas, que ganó la “Grande Boucle” del año anterior. Sin embargo, después de mostrar un buen rendimiento, terminó vistiéndose de amarillo, escribiendo su nombre en la historia del pedalismo internacional. En la carrera de Egan hubo caídas que le dieron “buena suerte”.