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Julián fortalece dinastía Molano

El sprinter se llevó la camiseta de la combatividad en La Línea. Emula a su hermano Juan Sebastián.

  • El boyacense Juan David, ciclista que hace quedar bien a la familia Molano en la Vuelta a Colombia. FOTO Edwin Bustamante
    El boyacense Juan David, ciclista que hace quedar bien a la familia Molano en la Vuelta a Colombia. FOTO Edwin Bustamante
Julián fortalece dinastía Molano
27 de junio de 2019
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El martes de la semana pasada, en Paipa, la ciudad que lo vio crecer, Julián David tuvo una visita muy especial. Mientras se preparaba para firmar la planilla con el equipo, su hermano, Juan Sebastián, lo fue a saludar.

Cruzaron un par de palabras. Sebastián, como el mayor de la familia, le daba indicaciones mientras Julián, quien hace tres años recoge su testimonio, asentía con la cabeza. Momento para un abrazo y después, hora de rodar.

Los protagonistas de la escena eran los hermanos Juan Sebastián y Julián David Molano. El primero afronta su primera temporada en el World Tour con el UAE Emirates y el segundo, en las filas del Coldeportes Zenú, en su tercer año en el profesionalismo, espera el gran salto al pelotón internacional. Son herederos de la dinastía Molano, todos sprinters, una condición casi genética que viene desde su papá, Gabriel Molano, que también fue un destacado embalador y quien fuera su primer orientador en el mundo de las bielas.

“Mi fuerte es el remate, soy embalador, fue algo que desarrollé con mi papá desde los 14 años. Pero fue Sebastián con quien lo terminé de pulir entrenando”, es como se describe el corredor de 21 años.

Aunque añade que tiene más habilidades, pues se defiende bien en la montaña: “Algunos dicen que soy un escalador rápido”. Eso quedó demostrado ayer durante la novena etapa, tras recibir la camiseta de la combatividad luego de enfrentarse al reto de subir el alto de La Línea.

“Nos sorprendió cómo subió, estuvo un buen rato adelante con Germán Chaves, se reguló y no se desgastó en los sprints especiales. Fue responsable y se guardó para el remate en subida”, expresó Jorge Arbeláez, su técnico.

Celebración esquiva

Ganador de varias etapas en las últimas tres ediciones de la Vuelta de la Juventud, el triunfo en la presente edición de la Vuelta a Colombia le ha sido esquivo por circunstancias ajenas a su talento. En la primera (Yopal-Aguazul) fue sexto, en la segunda (Paipa-Socorro) terminó quinto, en la cuarta (Bucaramanga-Barrancabermeja) fue segundo detrás de Weimar Roldán, del Team Medellín.

En la quinta etapa (Barrancabermeja-Puerto Boyacá) en la que los más veloces en la llegada tenían la oportunidad de disputar el triunfo, arribó quinto y en los circuitos de Medellín y Manizales fue tercero y penúltimo, tras sufrir una caída, respectivamente.

“Todos los días trabajamos para tener un margen de error más pequeño, nos hemos acercado pero los resultados no se nos han dado, igual me siento tranquilo por la actuación que he hecho hasta ahora”, dijo.

Aunque el recuerdo de Fernando Gaviria, Álvaro Hodeg y su hermano, Juan Sebastián, en el equipo que es una de las canteras más importantes de este deporte en el país, Julián dice no sentir presión por conseguir victorias, pues allí confían en sus capacidades.

Pasado ciclomontañista

Como muchos corredores que ahora disputan la Vuelta a Colombia, Julián, de 21 años, tres menos que su hermano Sebastián, comenzó su carrera en el ciclomontañismo. Representó al país en dos Panamericanos juveniles en 2014 y 2015, quedando cuarto y quinto, pero fue su hermano quien finalmente lo convenció para inclinarse y quedarse en la ruta.

“También hice un poco de pista y bicicrós, pero del ciclomontañismo me queda esa explosividad que debe tener el cuerpo en la llegada, estar siempre a tope y pendiente de los obstáculos que debes tener al frente, eso me ayuda en los embalajes masivos”.

Esa destreza en la llegada y que también está desarrollando su hermano menor, Diego, de 20 años, es la mayor herencia que le ha dejado Sebastián. “Él es mi ejemplo, una persona excepcional, es un corredor que admiro mucho, es mi ídolo. Espero llegar a ser como él y acompañarlo en las carreras”.

Nunca han compartido equipo, pero sí rivalizaron varias veces en el pelotón. Él, con el Boyacá es para Vivirla y su hermano en el desaparecido Manzana Postobón. “Ahí nos olvidamos que somos familia porque debemos ser profesionales, pero eso no quiere decir que no estemos pendientes el uno del otro y no podamos ayudarnos”.

Con la llegada de la alta montaña, Julián espera seguir siendo el más combativo de la carrera, mostrándose como el escalador veloz y explosivo

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