Era tanta la emoción que sentía tras terminar la prueba, que la chilena Martina Weil, hija de la medallista olímpica colombiana Ximena Restrepo, sin importar el fuerte frío de la capital austral y la lluvia que caía sobre su humanidad, seguía corriendo por la pista, se subía a la tribuna, abrazaba a sus compañeros, a sus familiares y se llevaba las manos a la cabeza como sin creer lo que había conseguido; estaba extasiada en júbilo.
Y no era para menos, acababa de lograr un hito para el deporte de su país: consagrarse campeona, en los 400 metros planos, de los Juegos Panamericanos en Santiago-2023.
Martina, de 24 años de edad e hija también de Gert Weil, el mejor lanzador de bala de Chile y quien dominó el atletismo suramericano entre 1980 y 1990, nació para ser grande en el deporte, para dejar huella y no estar a la sombra de los nombres de sus progenitores, como lo confesó hace pocos años a este medio cuando ya empezaba a dar destellos de su calidad en la modalidad de velocidad.
Por lo pronto, en la prueba en la que su madre ganó bronce en los Olímpicos de Barcelona-1992 con un registro de 49,64 segundos, el cual se mantiene como récord suramericano, Weil ya escribe su historia.
Este miércoles, con un tiempo de 51.48 segundos y ante unos 40.000 aficionados en el estadio Nacional, Martina mostró categoría de principio a fin para imponerse ante la ecuatoriana Nicole Caicedo (51,76), plata, y la colombiana Evelis Aguilar (51,95), bronce.
“Estoy sin palabras. La gente soñaba con el oro antes que yo. Todavía no lo logro dimensionar”, dijo Weil tras su triunfo y al quedar a casi medio segundo de obtener la marca mínima para los Juegos Olímpicos de París-2024, establecida en 50.95 segundos.
La deportista ostenta la marca nacional en su especialidad con 51,07, lograda este año en Breslavia, Polonia. Con su victoria, no obstante, logra puntos importantes para obtener la clasificación a las justas de Francia.
“Estoy emocionada, no lo puedo creer, sobre todo porque este ha sido un año largo, duro. Terminar de esta manera me tiene vuelta loca”, comentó la hija de La Gacela, como se apodaba a Ximena, hoy vicepresidenta de la Asociación Internacional de Atletismo (World Athletics).
“Al comienzo me importaba más el tiempo que la medalla, pero por las condiciones adversas del clima este resultado vale muchísimo. Agradezco a la gente que se quedó para apoyarme”, agregó en medio de la euforia la atleta chilena, que minutos después se encontró con el abrazo fraterno de sus padres.
Con genética atlética
A simple vista se podría decir que de su mamá, Martina luce los colores rubio del cabello, el blanco de la piel y el café de los ojos, además de los labios y dientes pulidos.
De su papá, las cejas delgadas, la nariz puntiaguda, los hombros anchos. También una espalda grande, largos brazos, buena estatura –mide 1,83 metros– y fina sonrisa.
“¿Qué parte de mi cuerpo me sacó a mí? Yo creo que nada”, le dijo a El Colombiano la madre, quien a sus 54 años de edad mantiene en su rostro un toque de juventud; es como si los años no le pasaran. Su esposo, de 63, parece un roble.
“Me veo reflejada en ella, en su manera de gesticular, como se para y se mueve... Pero es difícil afirmar qué semejanzas físicas tiene mías o de mi esposo”, agregó Ximena, quien se sorprende con las habilidades de su hija. Por lo pronto, heredó de ellos la pasión y el talento para el atletismo.
“Tiene una zancada espectacular y corre muy suelta. Pienso que no es para pruebas tan explosivas, como los 100 o 200, sino para pruebas más largas”, le había expresado la antioqueña al diario La Tercera en 2018, cuando su hija, en ese momento con 19 años, triunfó en el Suramericano sub-23 en Cuenca, Ecuador.
Martina Weil ya domina la escena continental de los 400 metros planos, y a su corta edad sueña con mayores hazañas, entre ellas, romper el récord de su mamá.
“Antes, Martina no quería que la gente le atribuyera sus logros porque es hija de... Es muy inteligente e independiente en su forma de pensar. Con el paso del tiempo fue entendiendo que los buenos resultados son producto de un trabajo, de un compromiso personal”, aseguró su padre Gert Weil.
Practicaba otro deporte
Si bien sus padres son unos consagrados del atletismo suramericano, Martina Weil Restrepo despertó el amor por este deporte aproximadamente a los 14 años de edad y gracias al profesor Carlos Moreno, del Villa María Academy, donde Martina se graduó como bachiller. “El mérito es de él, porque ella estaba entrenando baloncesto. Le hizo entender que tenía condiciones, la llevaba a carreras y ahora ella es la más motivada en lo que hace”, confesó recientemente el padre de la velocista, Gert Weil. “Nuestra única exigencia es que nuestras hijas hagan un deporte, porque sabemos lo importante que es hacer actividad física para la salud, la recreación y la vida”, agregó Ximena.