Ni el frío, la falta de oxígeno, la lluvia, el hambre, la sed y el cansancio los detuvo. En la cima, con las lágrimas rodando por sus mejillas y a punto de congelarse, izaron la bandera de Colombia, y todos, al unísono, gritaron: ¡lo hicimos!
Ese alarido, que pareció una onda sonora alrededor de la majestuosidad de la montaña, fue el premio a la destreza, habilidad, esfuerzo, vigor, sudor, voluntad y trabajo en equipo de Juan Pablo Ruiz, Marcelo Arbeláez, Carlos Alberto Pinto, Juan Pablo Montejo, Sergio Vargas, Manuel Barrios y Nelson Cardona Carvajal, este último con una prótesis de titanio en su pierna derecha pero, al igual que sus compañeros, con mente y corazón de acero para superar barreras que muy pocos se atreven a pasar. Con ellos estuvo además el venezolano José Francisco Arata.
Este grupo de expedicionarios colombianos se le midió desde 2001 al reto de escalar las “Siete Cumbres” del mundo, y ayer, tras conquistar la última, el monte Carstensz, en la isla de Nueva Guinea, a una altura de 4.884 metros sobre el nivel del mar, lograron la hazaña luego de persistir 15 años, cuando dieron el primer paso en este proyecto.
Antes habían coronado el Aconcagua en Suramérica, el Denali en Norteamérica, Elbrus en Europa, Everest en Asia, Kilimanjaro en África y el Vinson en la Antártida, experiencia que los llenó de aprendizajes, motivación, confianza, y sobre todo respeto, para llegar al glaciar de Carstensz.
La travesía duró diez días. Y por radio teléfono, siendo la noche en Colombia, de día en Indonesia, compartieron la noticia en uno de los campamentos de la montaña.
Por momentos parecían “hormiguitas”, como lo relató Barrios en una de las bitácoras. En los precipicios caminaban despacio pero con pasos firmes, evitando caer por el abismo.
José Francisco Arata relató que estuvieron en un lugar único, pero salvaje, con humedales, llenos de trampas, en la que varios pasos en falso terminaron, en ocasiones, enterrando sus cuerpos casi hasta la cintura, como le sucedió a él y a Cardona.
“Mi prótesis se zafó de mi pierna hasta casi cinco veces, pero mi esposa Adriana, a mi lado, pudo ayudarme a recuperarla”, reveló Cardona.
Anécdotas que parecen sacadas de un cuento, pero que son realidad y que están por contar, con orgullo, los exploradores colombianos, luego de ser los únicos nacionales que han podido contemplar y desafiar las maravillas de la tierra desde las 7 alturas más imponentes de los 7 continentes .