La entrevista es un género periodístico que sirve para sondear las profundidades del alma. Se trata, por supuesto, de aquellas que no tienen encima la obligación noticiosa, que se hacen en varios encuentros. Hay ejemplos de entrevistas en las cuáles un personaje, motivado por preguntas quirúrgicas, se abre hasta el grado de revelar su naturaleza. Se me vienen a la memoria los casos de las entrevistas de Paris Review, la mítica revista estadounidense, o las de Oriana Fallaci, la no menos mítica reportera italiana.
En El mundo según Brigitte la periodista Diana Calderón, directora de Hora 20, quiso revelar los pensamientos y las emociones de la bióloga Brigitte Baptiste. Ella —Baptiste—pone en jaque las convenciones del lenguaje: pasó de ser Luis Guillermo a ser Brigitte. Ahora es la rectora de la EAN y una de las voces colombianas autorizadas para hablar de los temas de la conservación y la naturaleza. EL COLOMBIANO habló con Calderón sobre la experiencia de hacer este libro.
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¿Por qué emprendió este proyecto de sondear un personaje a esta profundidad?
“Voy siempre detrás de las respuestas. La primera aproximación que hago cuando voy a escoger un personaje es si ese personaje me da respuestas sobre por qué los seres humanos nos comportamos de determinadas maneras. De alguna forma en el libro me pregunto ¿por qué somos capaces del altruismo?, ¿por qué somos capaces de la crueldad?, ¿por qué somos capaces del liderazgo? Y quería buscar una persona que me hablara de la condición humana en los temas que hoy son fundamentales en la sociedad, que son los temas de la diversidad, que son los temas de cómo habitamos este planeta, de cómo educarnos y de cómo educar a las nuevas generaciones. Y Brigitte Baptiste representa todo eso”.
Usted conoció a la familia de ella, ¿qué quedó del personaje público y qué se le reveló del personaje privado?
“Mire, el personaje público y el personaje privado para mí son el mismo. El pensamiento de Brigitte es su coherencia en el actuar. Me sorprendió mucho que ese discurso que ella tiene en lo público es la manera cómo vive su privacidad y como vive su intimidad. Uno lo puede ver en su casa, en sus costumbres, en la transparencia, que su hogar es libre y sostenible. Es un hogar lleno de alegría y de humor”.
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Hay un momento de la entrevista en la que ella habla de los peces que tiene en la casa. Uno ahí nota la inteligencia de ella...
“Hubo muchos momentos en la entrevista en los que me sorprendió mi falta de conocimiento en muchos temas. Por ejemplo, ese caso de los peces. Esta mujer conoce, digamos, cada una de las especies de peces que tenemos en Colombia. Ella decía que más del 90 % del potencial biológico de los peces se dedicaba a alimentar ecosistemas y que los peces que llegan a esos acuarios hacen parte de una mortalidad estadística. Otro momento revelador fue cuando hablamos de transición energética.
Para mí fue revelador ver cómo a veces nos desgastamos en unos temas periodísticos que sí son importantes, pero que ya están estudiados y resueltos por mentes privilegiadas como la de ella, que se han ocupado de mirarlos más allá del día a día”.
La presencia de Brigitte en la vida pública obliga a pensar el lenguaje, a cuestionar lo que conocemos como normalidad...
“A mí me pareció muy interesante ver como todos los temas con ella me sacaban de las convenciones, me sacaban incluso del lenguaje. Estamos obligados a pensar que a veces el lenguaje se nos queda corto. Entonces tenemos que ser capaces de reinventar formas de comunicarnos y hacerlo a partir de la empatía. Al conocer a Brigitte, a Adriana, su esposa, a sus hijas, me di cuenta que la tolerancia se queda corta. Yo creo que el secreto está en la empatía, en valorar al otro. Eso te abre al mundo, te abre a otras realidades”.