Quien escuche la introducción de Immigrant Song (“El martillo de los dioses nos lleva a nuevas tierras ...”), de Led Zeppelin, puede comprobar la trepidante energía que producen los primeros acordes que transportan la mente a esas expediciones vikingas legendarias, que llevan al oyente a la mítica tierra de Asgard. Con esta canción comienza el tributo sinfónico que van a presentar hoy, en el Teatro Metropolitano, la banda Tributo Ensamble y la Orquesta Filarmónica de Medellín.
Un concierto que parte del equilibrio entre la energía del rock, esta vez de la banda inglesa de hard rock, y la orquestación de la Filarmónica. Además, se destaca que los arreglos son hechos en la ciudad.
El maestro Gonzalo Ospina, director asistente de Filarmed, es el encargado de conducir la orquesta. Para él, el reto está en el empaste (el acople, para que una no toque a la otra) entre la orquesta y la banda, “que no sea absolutamente acústica la orquesta, sino que tenga sonido y que la amplificación de la banda no sea tan excesiva”, y sentencia: “Lo que me ilusiona del rock es el fervor. Lo que le pongo yo es eso, puro entusiasmo y alegría”.
Los arreglistas son Juan David Osorio y Alejandro Gutiérrez, el primero desde lo clásico y el segundo conocedor del rock. El maestro Ospina dice que es una enseñanza para la gente que quiere trasladar el lenguaje del rock a uno orquestal. “Es fácil que parezca que vas por un supermercado oyendo una orquesta tarareando canciones”. Eso no va a pasar, no se va a escuchar un caos de sonidos. Juan David y Alejandro lo hicieron muy bien.
El líder de la banda es Johnny Pineda, guitarrista y director de Tributo Ensamble; él se encargó de armarla con unos músicos de base y otros que se buscan específicamente según la agrupación que vayan a versionar.
“Una de las cosas que les digo a los músicos es que no se trata de imitar a la banda. Tocamos en épocas diferentes, con tecnologías diferentes, pero queremos que la gente sienta que se genera esa atmósfera de a quien se le hace el tributo”, asegura Pineda.
“Hay un aprendizaje –continúa–de parte y parte, la experiencia de tocar con ochenta músicos más es muy bonita, y para ellos es enriquecedor trabajar en una producción con ingenieros de sonido... Es otro mundo en el que las cosas fluyen diferente”.
Zeppelin para los sentidos
Este concierto hace parte del programa Música para ver, de las fundaciones 1+1 e Incolmotos Yamaha, cuyo objetivo es apalancar el aprendizaje de música en niños con visión limitada o ceguera, y se suma a los tributos ya realizados a The Beatles (2014), Queen (2015) y Pink Floyd (2016), con la participación de Filarmed.
Luis Fernando Gómez, director ejecutivo de la Fundación 1+1, comenta que el concierto busca ser un evento de alta calidad escénica e interpretativa, en el que el público tenga un momento experiencial, tal como en los anteriores tributos: un espacio para sentir la música.
Además, dice Gómez, se pretende “que haya inclusión, pues participan los niños del programa social Música para ver, donde se les enseña con el método Yamaha musicografía (lectura de partituras en braille), para que ellos, a través de la música, construyan herramientas para moverse en el mundo”.
El concierto, también, pretende producir recursos para apalancar el programa social y que la Filarmónica, ahora como socio de los conciertos, gane nuevos públicos que vienen del rock y que los rockeros, a su vez, se acerquen a la música clásica que propone la orquesta.
Es, finalmente, un concierto para sentir, una experiencia de la mano de los clásicos de Led Zeppelin, que ayuda a programas sociales, pero que además tiene altos estándares musicales, producidos y ensamblados de manera local.