La foto que acompaña esta nueva producción de Ricardo Arjona refleja no solo el nombre del proyecto, Blanco y negro, sino la idea de defender los sonidos de la música básica, sin tanto colorido ni adorno. O esa es la intención del músico.
Serán dos discos, “Blanco, que será el primero en salir con 14 canciones, y Negro, que aunque ya está hecho, saldrá después”, dice el artista guatemalteco en una entrevista cedida por Metamorfosis, su disquera, para EL COLOMBIANO y en la que comparte detalles y opiniones sobre su trabajo y la industria de la música.
Hoy se estrena Hongos, el primer sencillo de Blanco.
¿Cómo resume la industria en estos momentos?
“¿En serio querés empezar con esta pregunta?. En resumen, como un valium, un medicamento que tiene efectos tranquilizantes, sedantes, relajantes musculares y anticonvulsionantes”.
¿A qué se refiere?
“Lo digo desde el punto de vista de los artistas. Está diseñada (me refiero a la industria) para mantener dormido el proceso creativo. La única manera de sobrevivirla despierto es someterse al rigor de la costumbre de los caminos de siempre. Esto hace que los talentos nuevos decidan conseguirse otros trabajos o adaptarse tristemente a las exigencias de hoy”.
¿Se refiere así a la industria de la música porque siente que lo trata mal?
“No, a mí nunca me trató ni bien ni mal. Yo no puedo quejarme, siempre fui una especie de bala perdida disparando al lugar que se le antojaba y siendo una especie de huérfano feliz porque nunca le colgué una medalla a nadie. Yo no estoy peleado con nadie, tampoco con la industria, nada de eso, solo me siento con la libertad de decir lo que siento justamente por la falta de favores que tengo para devolver”.
¿Pero no suena esto a rencor?
“¡Jamás! No, no, no. Rencor, jamás. Mirá, yo grabé un disco a principios de los 90 que se llamó Animal Nocturno, después grabé el siguiente que se llamó Historias entre ambos vendieron casi 10 millones de discos. Yo nunca soñé con esto, tampoco cobré un peso de eso, pero era feliz. El contrato que firmé en aquella época era contundente en el hecho de que se lo quedaban todo ellos, esto después se arregló. Pero empezaron a ofrecerme plata por conciertos, por cantar cosa que también era alucinante para mí y que no estaba dentro de mis sueños. La plata no la use para comprarme cosas, la use para hacer con mi trabajo lo que me dio la gana y lo que me dio la gana nunca fue una revancha, fue justamente lo que más me gustaba, hacer mis canciones como yo quería y dirigir mi vida y mi trabajo a donde yo creía, nada más”.
¿Se considera un artista de culto?
“No me gustan los artistas de culto. Estos se meten en una jaula aburrida de la que no pueden salir, aunque se les antoje. Me duermen las poses. Yo grabé una salsa cuando la sentí, igual escribo una canción social que una balada. Pero ¡ojo!, todas, todas me representan y le pongo el pecho a cada una de ellas. Estoy seguro de que algunas cosas de mis primeros discos las depuraría un poco, pero son lo que sentí en su momento. Los artistas que se sienten de culto tienen licencia para el fracaso, por eso hay tantos. Si no les va bien aducen que es porque son demasiado sofisticados. Mucho miedo disfrazado en ese ambiente”
¿No tiene amigos en ese ambiente?
“Formé parte del gueto hasta que me fue bien (risas). Después no quise jugar al erudito, ni tener que andar de intelectual midiendo las palabras para estar a la altura. Yo sé por ejemplo que Historia de taxi tiene un lenguaje que pudo ser mejor tratado y como autor te aseguro que estuve a la altura para hacerlo, pero la esencia de las historias siempre deberá ir primero que la exactitud y la matemática. Estos muchachos tienen mucho equipaje de carga, ¡no me gusta! Yo voy a la casa del que sé que no le molesta que suba mis zapatos a su mesa de centro. Si sé que no puedo, los subo en la mesa de mi casa con mi gente. No escojo mis grupos por conocimiento, los escojo por felicidad”.
¿Qué paso desde que terminó la gira de Circo Soledad hasta el día de hoy?
“¡Muchas cosas! ¿Tienes tiempo? Una semana después del ultimo concierto empecé mintiéndome como siempre. Supuestamente dedicaría el siguiente año a escribir una novela (yo siempre dijo que es su verdadera vocación) pero a la tercera semana ya estaba en el estudio inventando un proyecto de duetos que se llamaría Mujeres. 12 canciones inéditas grabadas a piano con 12 mujeres distintas. Hasta que una noche en un bar de Londres lo cambio todo. Nació la canción hongos y el rumbo se fue para otro lado y yo con el”. Esa historia ya la conté y es larga, déjame te consigo el librito que la cuenta y te la mando.