El rapero Rocca presenta el álbum Cimarrón, su camino a la libertad
El disco está disponible en plataformas en español y en francés, pero será lanzado oficialmente el próximo 20 de abril en Bogotá.
Rocca tiene una aplia trayectoria musical, que empezó en Francia, en los años 90, como parte del grupo La Cliqua. Años después, y establecido en Nueva York cofundó Tres Coronas, uno de los grupos más reconocidos del rap latino. Cimarrón es su séptimo disco en solitario. Foto cortesía.
Cimarrón es el nombre que se le daba a los esclavos que huían, que se liberaban y estaban dispuestos a pelear por defender su vida en libertad. Por eso, Cimarrón, es el nombre que el rapero y productor colombo francés, Rocca, escogió para su más reciente álbum.
Los 17 temas que componen el disco sintetizan la vida de Rocca, todo el conocimiento adquirido en su ir y venir entre Francia y Colombia, sus raíces latinas, el contexto multicultural que lo rodeó al crecer en París, su búsqueda espiritual, y su larga trayectoria musical, de La Cliqua a Tres Coronas –su álbum debut, Entre deux mondes, fue doble disco de oro en 1997, con ventas superiores a las 200,000 copias–. Cimarrón retrata lo que ha sido su recorrido hacia la libertad, un lugar al nunca se llega, pero que siempre se persigue.
EL COLOMBIANO habló con él a propósito del lanzamiento del disco, que ya está en plataformas, pero será presentado oficialmente el próximo sábado 20 de abril en el Centro Nacional de Artes Delia Zapata Olivella.
¿Por qué Cimarrón?
“Yo venía trabajando sobre la temática del cimarronaje moderno en la era digital y en lo que estaba sucediendo política y socialmente, las protestas, la pandemia. Sentía que el mundo era una gran plantación y que éramos como las pilas de un sistema que te utiliza y cuando ya no funciona más te bota. Entonces me pareció muy interesante coger esa palabra cimarrón de los pueblos resistentes de América, pero traerla al mundo moderno. Yo estoy abriendo los ojos en ese mundo y dándome cuenta que si yo quiero salir del sistema, me toca hacerlo como un cimarrón a la fuerza”.
¿Cómo se traduce eso a la música?
“Hablando con Duke (productor), sabíamos que no podíamos tener una terminología tan poderosa históricamente y que la música no lo reflejara. Es ahí donde empiezo a incorporar elementos de mi cultura musical, de mis creencias y empiezo a meterle los tambores religiosos, Yoruba, afrocubanos, criollos, los tambores indígenas, del Pacífico y del Caribe, y a meterle una filosofía musical que vaya con el ambiente del rap oscuro que estamos haciendo, que viene también de un profundo sentimiento de protesta e inconformidad. Es la unión de dos raíces similares de resistencia”.
¿Cómo terminó trabajando con Duke?
“DJ Duke es uno de los mejores productores de rap francés, él tenía muchas ganas de hacer un proyecto con un solo artista y como sabía que yo también era productor, pensaba que podía ser muy interesante fusionar el universo loco de Rocca y el universo más oscuro, undergound y purista de su rap. Ahí es donde empezamos a buscar una sonoridad”.
¿Cómo fue ese proceso?
“Estábamos en plena pandemia y nos mandábamos música, intercambiamos ideas, yo le mandaba unas pistas y él empezaba a hacer melodías, quitaba cosas, sugería otras, fueron dos años de ping-pong. Nos demoramos bastante en crear el sonido, hasta que boom, de repente, caímos con el sonido de Cimarrón. Y cuando ya tuve la música, empecé a escribir las letras, la música me llevó a las temáticas”.
El disco empieza con tambores, se expande por el rap y vuelve al tambor, es como un círculo...
“La primera canción, Esclavo Moderno, empieza con un batá, una marcha a Elegguá, que es el santo que abre los caminos. El disco acaba de salir de una oración muy poderosa, (en la introducción) que es una moyugba, un mensaje y un homenaje a los ancestros, al ADN profundo de la raíz nuestra y de ahí entro a una marcha de liberación. Elegguá abre el camino para que el esclavo moderno se dé cuenta que es un esclavo y salga de ahí.
La tercera canción es Cimarrón, ya soy un hombre libre que se da cuenta de todo lo que está pasando en el mundo. Abrí los ojos. A partir ahí se abre el espectro musical y temático del álbum. Ya salimos de la prisión mental”.
Pero esa libertad que plantea no parece ser algo a lo que se llega, una cosa definitiva, sino algo que siempre se persigue...
“Sí, porque a la final hoy quiero lanzar un disco y tengo que pasar por todos los protocolos de la del sistema. Tengo que ir a ver si me ponen en unas playlists, tengo que ver esto, hacer lo otro, entro en un sistema. Lo que pasa es que ya abrí los ojos, ya veo y me toca jugar con eso. Es ahí donde yo tengo que saber qué es lo que permito y lo que no. Por eso yo creo que es un disco que tiene mucho poder musical y filosófico y es un disco muy importante para mí. En todos estos años de creación y de trabajo, creo que es el disco más honesto, fuerte, poderoso y único que haya podido hacer. Es más que un disco de rap, habla de la humanidad”.
Es un disco que recoge su vida como migrante, colombiano, francés, ese ir y venir, esa construcción de su identidad, ¿cómo fue ese proceso?
“Yo veía árabes, africanos, amigos míos, que no hablaban nada de su lengua y a mí eso siempre me pareció muy raro. Yo sé de dónde soy, qué quiero, cómo pienso, cómo hablo, pero aprendí de las otras culturas para integrarlas en mi manera de pensar y ser más fuerte. Yo tengo un poco de todo, sé cómo piensa el francés, el italiano, el portugués, el senegalés, el congolés, porque yo crecí con toda esa multitud cultural al lado mío, es como la música, aprendí de todo, del jazz, del rap, de la salsa, del folclor. En vez de encerrarme en una sola cultura, asimilé todo, esa es la fuerza mía”.
Es su libertad...
“Sí, y a veces uno es incomprendido, y yo lo entiendo, porque yo no pienso como la gran mayoría de la gente, tengo unas visiones diferentes que a veces pueden perturbar una persona que está muy cerrada a una sola cosa, por eso la música mía entiendo que no es fácil de digerir. La fuerza y el poder del disco está en las manos de la gente, a ver si me ven como un incomprendido o como una persona que hace parte de sus vidas con este disco, como ya ha pasado con otros de Tres Coronas o con ciertos discos que ya hacen parte de toda una generación”
Este disco tiene dos versiones, en francés y en español ¿qué cambia entre uno y otro?
“Cambia mucho porque no puedo utilizar las mismas metáforas ni referentes. Lo que yo hago es una adaptación de una temática que asimilo hacia los ojos míos como parisino que creció allá. Hoy me sale más fácil la rima en español, porque ya llevo 15 años aquí, por eso los próximos proyectos están en español. Cimarrón fluyó porque estaba con Duke, y porque me pareció importante que ese mensaje sea entendido tanto en francés como en español”.
¿Por qué salió primero en francés?
“Por homenaje a Duke, porque cuando terminamos el disco, él desafortunadamente se fue, murió. Entonces pasé por otros procesos musicales y espirituales. Para mí fue muy difícil retomar el proyecto”.
¿Cómo ve el rap colombiano en este momento?
“Por fin todos estos años de lucha están dando resultado, porque hubiera sido tremendo que en el 2024 siga como en el 2005. Eso sería muy triste. Afortunadamente, cada generación lleva consigo una energía diferente que hace que las puertas se vayan abriendo y los caminos se vayan definiendo más. Yo pienso que hoy día hay un rap latino a nivel mundial fuerte, que hace números, que tiene propuestas muy interesantes y muy variadas... No sé, como que ese encierro de la pandemia hizo que la gente quiera volver a letras más propias, no tan genéricas y tan básicas y mediocres, y el rap tiene eso porque es el reflejo de la sociedad. Estamos viviendo la época dorada del hip hop latino”.