En tan solo 15 años pasaron de tocar en las ferias de los pueblos (aún lo siguen haciendo) a llevar su música a los escenarios de los grandes premios internacionales. Ahora sus artistas son portadas en la revistas de farándula y sus videos se ven en canales internacionales como HTVo VH1.
Pipe Bueno llegó a los premios Grammy Latino con un par de nominaciones en 2009 y 2010 en las categorías de música tradicional mexicana. El impacto también es visible en cuanto a las cifras de reproducciones en las distintas plataformas digitales, donde, por ejemplo, Jessie Uribe tiene 2.28 millones de de suscriptores y suma más de 1.000 millones de reproducciones en YouTube si se suman las de sus distintos videos. Paola Jara, mientras tanto, tiene 939.000 suscriptores y está cerca de las 900 millones de visualizaciones.
Las razones de ese crecimiento son varias y la mayoría tienen que ver con el cambio en las letras, la aparición de las plataformas digitales y la llegada de talentos jóvenes.
Para Jorge Parra, productor musical de Jessi Uribe y Paola Jara, una de las causas de ese giro está en la llegada de nuevas caras al género “no solo intérpretes, sino compositores y productores, que le dieron más color”.
Recuerda que hace dos décadas los cantantes no pasaban de 10, que siempre eran los mismos nombres, Darío Gómez, el Charrito Negro o Luis Alberto Posada, “todos ya personas mayores”. Cita que por ejemplo hoy hay por lo menos 30 interpretes de primer nivel, la mayoría de ellos por debajo de los 35 años.
La llegada de Pipe
Parra coincide con Álvaro Picón, gerente senior del sello Codiscos, que la aparición de Pipe Bueno, que debutó musicalmente a los 16 años, fue fundamental para que los jóvenes se conectaran con el género. “Luego llegamos John Alex Castaño y yo, es una transición de varios años, yo ya llevo nueve años. La música popular ya no es de Colombia, es de todo el mundo, ha cogido demasiada fuerza, la idea es seguir creciendo y subiendo de nivel”, recalca el artista Yeison Jiménez, quien este año grabó al lado de Silvestre Dangond.
Picón señala que detrás de Bueno aparecieron Paola Jara, Francy y Alzate, con quienes la música popular saltó de las cantinas a las discotecas, “la llevaron a la rumba”.
Otra de las razones en las que Parra y Picón concuerdan es que las letras de las canciones cambiaron, dejaron de ser tan crudas y directas, y le apostaron a temas de amor y desamor. “Muchos de los compositores del llamado vallenato romántico de los 80 son hoy los que les escriben a los músicos populares”, sentencia Picón.
Al tema, Parra le agrega que hay más preparación en técnica vocal y mayor preocupación por aspectos técnicos de sonido y luces. Cuenta que esta nueva generación rompió mitos como los que establecían que para que una canción sonara bien, la guitarra tenía que estar desafinada.
Felipe Agudelo, manager del grupo Pasabordo y que trabaja con el equipo de Pipe Bueno, anota que esta camada de músicos populares aprovechó el bajón que tuvo el llamado vallenato romanticón (el de Los Gigantes, Los Diablitos, Los Inquietos y el mismo Binomio de Oro), para cautivar a ese público. “Las emisoras de vallenato, ante la ausencia de nuevos temas, recurrieron a los artistas populares para sus programas y ese fue un gran impulso”, anota Agudelo, al destacar otra de las razones del impacto de este género musical.
En México
El reto que tiene esta música, que ya conquistó el mercado de Ecuador, Perú y parte del sur de continente, es llegar a México, donde es muy fuerte el norteño de ese país.
Ese camino lo comenzó a abrir Pipe Bueno y Arelys Henao (que ha grabado parte de sus canciones en el rancho de Vicente Fernández), un proceso que ha sido lento, en especial, señala Picón, porque en México son muy “nacionalistas” y protegen mucho a sus artistas y al mercado.
“Hay que ser realistas, México es muy difícil, pero nada es imposible si Dios lo quiere. Uno de los artistas que más ha trabajado por la música popular afuera ha sido Pipe Bueno. Pegar en México sería como hacer un gol Olímpico en la final de un Mundial”, reconoce Jessie Uribe, quien hace parte de la esa nueva generación.
El productor Jorge Parra apunta que en ese proceso son fundamentales las colaboraciones que los artistas están haciendo con músicos de otros géneros, ahí nuevamente aparece el nombre de Pipe Bueno, quien fue el primero que grabó con un reguetonero, en su caso con Maluma, hecho que permitió que sus canciones le llegaran a otro tipo de público.
Con seguridad en las ferias de los pueblos seguirán siendo los protagonistas y las estrellas de las fiestas, pero de igual manera lo seguirán haciendo en los estadios, coliseos, discotecas y teatros hasta donde llevaron un género popular que ya no tiene distingo de clases sociales.
Y pues que muchos cantan bien entonados: “Se cansó de esperar acostada en la cama/ Yo llegué muy tarde, ya ella dormía...”.
16
años tenía Pipe Bueno cuando debutó en
la música popular.