La Etnnia es un grupo de rap de unos hermanos, los Pimienta, del barrio Las Cruces (la 5 con 27), que se empezaron a relacionar con el Hip Hop a través del break-dance desde los años 80, hace más o menos 40 años, y hace casi 30 empezaron a rapear. Su música es uno de los pilares sobre los que se ha construido el rap de este país. Una música ruda, desafiante, que no ha pasado inadvertida y que desde el 2019 hace parte del patrimonio cultural de la Nación.
La Etnnia es una banda de culto, que nos hizo sentir que el rap, también era nuestro aunque hubiera nacido en Estados Unidos. Por eso este año, que se cumplen 50 años del nacimiento del Hip Hop, hay que celebrar a La Etnnia, su música y su trayectoria. En esta feria, las flores son para ellos.
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Este miércoles el grupo se presentará en la ciudad en un concierto que rinde homenaje al Festival Altavoz y su impacto en la cultura musical de la ciudad. Allí estarán Káiser, Ata y Kany, con su repertorio de clásicos.
EL COLOMBIANO conversó con Káiser, para hablar de rap, de su presentación en la ciudad y de sus proyectos futuros.
Este mes se cumplen 50 años del hip-hop en el mundo, ¿cómo ves la actulidad del rap en el país?
“Es un fenómeno que se ha tomado las calles de Colombia, desde las ciudades principales hasta corregimientos apartados de la geografía nacional, porque el rap ha sido un catalizador de muchas cosas que definitivamente no tienen solución”.
Ustedes han trabajado con artistas de Estados Unidos que han sido vitales para el desarrollo de esta música (rap) y esta cultura (hip hop), ¿lo viven y lo sienten de la misma manera que acá?
“Geográficamente son espacios muy diferentes, pero el sentido es el mismo, es como una voz de protesta en medio de ciertas cosas que están ahí latentes y creo que es la esencia general que tiene el rap y este movimiento del hip hop. El alma y el sentir es el mismo y eso nos ha dado la posibilidad de conectar con muchas personas afines en el mundo, nos dio la oportunidad de estar en Francia, en España, en Estados Unidos. El rap ha sido la conexión”.
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¿El hecho de hacer música de carácter contestatario, la ha limitado en cuanto a lo comercial?
“No. Hay otros géneros que han pasado por ese tipo de cosas, pero creo que al mismo tiempo se van cargando, el rap es un género que tiene muchísima gente, demasiada gente, desafortunadamente todavía no está muy ligado a la industria discográfica en Colombia, pero es un movimiento que se va a ir ganando su espacio a pesar de lo crudo y de lo duro que se puede narrar y escuchar las cosas”.
¿Cómo ha sido mantenerse vigente en la música durante casi 30 años?
“Con el tiempo hemos tenido la oportunidad de copar diferentes espacios, desde las calles cuando empezamos bailando breakdance hasta diferentes regiones del país y del mundo. Desde 1995, que salió nuestro primer álbum, mucha gente se sintió identificada con esas letras duras y crudas que han resultado atemporales, que no pasan de moda y que han marcado a varias generaciones. Desafortunadamente la sociedad no ha cambiado en muchos aspectos, entonces todavía muchos temas siguen vigentes”.
Las canciones decían cosas que pocos querían oír...
“El Ataque de Metano, que fue nuestro primer álbum, quisimos hacerlo lo más profesional posible, con un sonido óptimo, cuidando muy bien las letras. Pero eso sí, las letras muy fuertes y contestatarias, porque era una realidad que estaba ahí latente pero que nadie se había atrevido a contarla de esa manera tan fuerte, tan ruda. Algunas emisoras nos cerraron las puertas, pero la presión de la gente llevó a que abrieran esos espacios para que sonara esta música. Manicomio 57 tuvo el número uno en varias emisoras del país, entonces yo creo que son logros que pocos artistas han podido dar y más con un género que no era muy conocido y que tenía muy pocos adeptos en ese entonces”.
¿Cómo recibieron ese disco aquí en Medellìn?
“El lanzamiento fue en el año 1995-96 no recuerdo bien, eso fue en Monterrey, allá había un sitio que era grande donde hacían eventos y creo que tuvo que llegar Antimotines por la cantidad de gente y tumbaron la puerta... Creo que había más de 20.000 personas para un sitio al que le cabían 5.000”.
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Cuando empezaron con esto del rap en los años 80, ¿cómo se imaginaban este momento, el futuro?
“La verdad yo no tenía esas referencias de lo que quería con la música, yo recuerdo que desde que empezamos a hacer breakdance éramos felices girando en la cabeza, en la espalda, haciendo contorsiones, como poseídos por un espíritu. Nosotros simplemente lo hacíamos por gusto, por amor, lo mismo fue cuando empezamos a hacer las primeras letras y las primeras rimas, simplemente queríamos grabar. Yo nunca tuve la ilusión ni el sueño de ser reconocido, ni de eso”.
¿En qué están trabajando ahora?, ¿qué viene?
“Estamos trabajando en nuestro álbum número 12 ya. Este año hemos estado grabando y cuadrando algo para Estados Unidos, para Europa también, España, Alemania... Y bueno, hay mucha gente que no sabe, pero para celebrar los 50 años del hip-hop a nivel mundial, que recordemos que nació en Bronx, en Estados Unidos, se está haciendo un museo, y a nosotros nos hicieron una invitación formal para que algunas piezas de La Etnnia estén en el Museo Universal del Hip-Hop en Nueva York”.
La Etnnia hace parte de la historia del rap a nivel global...
“Sí, exactamente”.
¿Qué cosas van para el museo?
“Una de las ideas es la icónica placa 527 y también van a estar en algunos de nuestros trabajos musicales, fotos y demás...”
¿Qué va a ver la gente en este concierto de la Feria de las Flores?
“Siempre están los clásicos, que son 10, 15 canciones que siempre están ahí porque la gente, sea el show que sea y donde sea, los quiere escuchar. Pero bueno, va a tener una parte acústica, porque una plaza como Medellín lo merece, esta ciudad nos abrió las puertas desde el principio, recuerdo mucho que mandábamos bastantes CDs para acá. La gente siempre ha estado ahí, en las redes sociales nos escriben mucho y el público en Medellín es muy alegre cuando escucha La Etnnia, creo que es como estar en casa. Estamos muy agradecidos”.
